

Llevan solo un poco más de un año abierto y forman parte de esta generación que prefiere gestionar su propio destino, aunque sea juntando esfuerzos, que seguir trabajando por cuenta ajena.
RAFFAELLE D’AVICO, LUCA PINNA y ISABELLA VIVARELLI que se conocieron en el rte Caelis, se unieron al sumiller de origen ecuatoriano ALBERTO JAIME LEÓN (que conocí hace 8 años en el rte Alvart), para abrir este “IMPREVISTO” , un poco fuera de la zona central del Eixample.
Es un ejemplo perfecto de restaurante bistronómico. Es decir, buen producto, dominio de las técnicas (desde crujientes perfectos hasta una demi glace de pato ejemplar) y elegancia en los emplatados, pero instalaciones modestas, servicio menos encorsetado y, sobre todo, precios más razonables que los de los restaurantes llamados “gastronómicos”.
Desde una cocina bastante exigua y abierta al pasillo (se escapan algunos olores), Luca y Raffaelle consiguen sacar a la mesa unos platos de un nivel notable. Hacen malabarismos para conseguir jugar con productos habituales de la alta cocina pero sin salirse de los escandallos propios de un bistró: ostra, gambitas pequeñas, solomillo de calidad, rodaballo y pato de payés (uno de los grandes bocados del menú) se ofrecen en ese degustación largo de 10 pases por 65€. Solo se puede decir bravo, bravi y brava a una propuesta de este tipo por los tiempos que corren.

No falta de nada, desde el excelente pan del Forn de Sant Josep con un excelente aceite sevillano (Isbiliya) que Isabella trae enseguida la mesa, hasta los dos sablés caseros deliciosos que acompañarán el café.

Snack de crema de sardina ahumada con manzana sobre una bonita costra de pan

Ostra con gazpacho “quemado” de verduras a la brasa, jamón crujiente y aire de coco
He visto que disponen de un pequeño kamado para la brasa.
El aire de coco es decorativo, como suele pasar con los sabores suaves, pero la ostra es excelente.

Ajoblanco, gambitas y su esencia, almendra tostada
Una pena que esa sopa carezca de acidez de vinagre y de sabor a ajo. De hecho, se podría llamar “sopa de almendra”, también por el exceso de tropezones del fruto seco.

Carpaccio de vaca con mahonesa de raifort, semilla de mostaza encurtida, jugo de carne infusionado con hierbas aromática, mora, piñones y hoja de shiso troceada
Carne melosa y muy sabrosa. Podía sobrar la mora que no tiene mucha personalidad gustativa. Y la hoja de shiso se podría sustituir por hoja de capuchina que aporta su picante o algo más de cebollino. En todo caso, un excelente plato!

Col china a la brasa, beurre blanc de pomelo, trigo sarraceno suflado y huevas de trucha
Buena condimentación, pero textura algo fibrosa de la verdura. ¿Tal vez mejor con un tierno calabacín, que es verdura de temporada?

Ravioli de bogavante, salsa de su caparazón y toque de vainilla, limón fermentado, reducción de vino
Italia asoma un poco más la cabeza, pero nunca parece que se pretenda “italianizar” la propuesta. Se agradece que la pasta sea evidentemente casera. ¡Otro excelente plato! (Una mezcla de salseado napado y de lo que llamo “salseado splash”)

Rodaballo con su pilpil, apionabo con anchoa y menta
Como una base de “risotto” de la hortaliza en brunoise, crocante y untuoso. ¡Realmente delicioso! Me recordó la técnica de los risottos de verdura que Michel Trama (el tres estrellas de Puymirol) creó a principio de los 90.

Pechuga de pato de raza “Aylesbury” con su demi-glace y puntitos de topinambo
El pato está criado por un payés de Vic que lo alimenta con bellotas. Su carne me pareció excelente (piel crujiente) y el jugo aun más. Es cuando acabé toda la miga del pan. En este caso es importante que las salsas tengan bastante fluidez como era el caso. Que sea casi un jugo. La vajilla que recoge la salsa también es importante. Muchas veces se reducen demasiado las salsas por “estética”, para evitar que se desparramen en en el fondo del plato.


Granizado de cereza con espuma de bergamota
¡Un primer postre refrescante de 10!

Cremoso de gianduja, bizcocho de cacao, gel de maracuyá, crujiente de almendra
El segundo postre muy goloso, con sus tejas impecablemente crujientes, a pesar de la humedad que hay en Barcelona, y no decorativas, sino que se degustan, una vez rotas, con cada bocado del postre. Se agradece la puntita de acidez que permite que el paladar no se empalague.
Sablés para el café


Ya recuerdo que Alberto Jaime me supo encontrar vinos de mi gusto en aquella visita a Alvart. Esta vez tampoco falló : excelentes estos vinos atlánticos, el primero portugués (una joya de 11º que me encantó) y el segundo gallego de 12º.
Me gustaría destacar el servicio deliciosamente sonriente y afable de Isabella. Se nota que disfruta con su trabajo.
Como lo decía al final de mi publicación en Instagram (ObservaciónGastronomica2), apoyo total a estos pequeños proyectos de cocina artesana y mimada.

También menú del mediodía, de lunes a viernes de 24€.
¡Muy bien la selección de quesos de proximidad!
El IMPREVISTO
Barcelona