“Tener la cocina vista nada más entrar o el comedor decorado a base de libros gastronómicos son rasgos singulares derivados de la personalidad de un talentoso chef de origen piamontés. Cocina tradicional con toques creativos.” dixit Michelín 2013.
No sé si la Guía Roja ha querido este año resarcir con un Bib Gourmand a Mirko Carturan, cocinero que estuvo nominado hace un par de años para la estrella. En todo caso, este se lo agradece infinitamente y no echa de menos más alta calificación.
La fascinación por el macaron va perdiendo fuelle entre muchos cocineros. Se extiende la opinión de que una estrella “complica” la vida a veces más que la soluciona. “Son los clientes, y no la guía, los que te exigirían más vajilla o una carta de vinos más larga, para que se justificara la estrella”. El Bib Gourmand que reconoce una buena RCP (relación calidad precio) representa, en estos tiempos de crisis, el galardón ideal. Reconocimiento de categoría inferior para el “ego” pero más agradecido para la “caja registradora”.
En vez de centrarnos cada año en la lista de los “estrellados” (con ambas acepciones de la palabra), deberíamos pedir a la michelín que publicitara más su elenco de Bib Gourmand, restaurantes donde se puede comer por menos de 35 €.
Es lo que ofrece Mirko con su menú de cocina del territorio, tres platos y vino incluido por 30 €.
A sólo 30 min de Barcelona por autopista, se encuentra este moderno restaurante llevado por Mirko y su mujer Meritxell Caballé, en la sala. Dos en cocina y dos en sala, con el restaurante lleno. Pequeña terraza interior para el verano y confortable zona de sofás para degustar café y copas.
Este piamontés de origen, perfectamente integrado en Cataluña, lleva ya veinte años en nuestro país.
Deplora (y ha dejado constancia de ello en algunos comentarios en este blog) de que nos cueste, a los amantes de la buena mesa, salir de Barcelona para ir a probar otras propuestas. Es cierto, el territorio de Cataluña está lleno de pequeños restaurantes de excelente nivel sacrificados en el altar de la última novedad “trendy” del Eixample barcelonés…
Ya puestos a hacer esta pequeña excursión, nos decantamos por el menú degustación a 45 €, pero confeccionado a nuestro gusto (con 1 plato más de regalo).
Cocina sin trampa ni cartón, basada en productos del territorio, muchos ecológicos.
Cocina de sabores, bien presentada y fácilmente reconocible al paladar. Para disfrutar simple y llanamente. ¡Particularmente destacable un plato de mollejas riquísimo!
Los que quieren comer “a la carta” no se encontrarán entrantes en ración sino pequeños platillos a 4 o 5 € que invitan a probar más cosas, antes de pasar al segundo plato.
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Empezamos por un calabacín (¿por qué pelarlo?…) relleno de butifarra, sobre un sofrito con sobrasada. (3,90€) ¿Cómo puede salir malo un platito así?
Luego un puerro en vinagreta con tuétano, escarola, cebolla roja y apio.(4,50€) Delicioso también Sólo faltaba un poco de pimienta negra del molino encima del tuétano.
Cebolla rellena de setas con chistorra desmenuzada (“esparracada”).
Cuarta tapa: Ravioli de buey de mar con gamba y una especie de americana. (4,50€)
Todo muy rico.
Como lo fueron las albóndigas de merluza, rape y boletus (15,90 € la ración entera).
Riquísimo también el bikini ( más bien rollito) de lenguado, sobrasada y pesto de rúcula, más decorativo que efectivo (ah los brochazos…). (17,50 € la ración entera). Justamente se hubiera agradecido unos “topos” de puré de hierbas (cebollino etc…) para “refrescar” y contrarrestar la grasa del cerdo. (Al elegir el menú no nos dimos cuenta de la repetición de la sobrasada).
Para acabar, el mejor plato del menú: unas mollejas de ternera, bien doradas en mantequilla con verduras de invierno bien crocantes (coliflor, apio, zanahoria) y unas láminas de calabaza crujiente. Me gusta hacer una distinción entre el crocante de una verdura al dente y el crujiente de una verdura (o de una masa) deshidratada. Sin olvidar unas alcaparras que aportaban la acidez del encurtido. Recuerdo todavía, aunque hayan pasado 20 años, las mollejas con holandesa de alcaparras de L’Ambroisie, el tres estrellas, ya de precios inalcanzables, del “invisible” Bernard Pacaud. Digo “invisible” por que no se le ha visto nunca en ningún evento gastronómico…
El plato de Mirko es perfecto en su sencillez. Todos los ingredientes bien integrados, con juego de texturas y de sabores ácidos y dulces. Y un jugo cortado. Un 10 para los que somos amantes de este tipo de casquería. (17,50 € la ración entera).
Elegí un postre sin complicación: una “crème brûlée” de limón y romero. Muy buena pero faltaba sabor a romero.
Pan correcto
MIRKO CARTURAN Cuiner
Avinguda Pi i Margall nº 75
93 865 41 60
Cerrado sábado mediodía y domingo.
Semana Santa y 15 días en agosto