Escapada a Cambrils para una pequeña visita a Can Bosch
Un restaurante con estrella michelín que empezó hace casi 50 años como un humilde bar de pescadores. El hijo de su fundador Joan Baptista Bosch, Joan Bosch (en la foto) y su mujer Monserrat siguen al pie del cañón, pero ya han dado paso, hace unos pocos años, a la tercera generación, dejando a Arnau Bosch (en la foto) la responsabilidad de la cocina. Gaig, Alkimia o Can Jubany están en su mochila, además de algunos stages en Lasarte, Gordon Ramsay o Disfrutar.
Las propuestas de cocina marinera tradicional de la casa se mantienen en el primer plano, como no podría ser de otra manera, al tener el mejor producto de proximidad al alcance de la mano. Gambas, cigalas, espardeñas, langosta (como este tentador menú centrado solo en este producto que me llama la atención en la carta). Pero se ofrece también un menú degustación algo más “creativo” , donde se ponen en práctica técnicas más modernas.
Acordamos con Arnau un “mix” entre tradicional y moderno, con la inclusión de un arroz, que siempre apetece.
Mención especial para los postres, masas y panes (estos últimos elaborados en la casa). Todo a cargo de la mujer de Arnau, Eva Perelló, quien reparte su tiempo entre cocina y sala, y del pastelero de la casa Albert Cambrón.
Tenía esta visita pendiente desde el invierno pasado, cuando se me invitó a una cena degustación de angulas Roset , en un local privado del ensanche barcelonés, en la que Arnau había preparado unos aperitivos y tres o cuatro platos de angulas. Solo con los primeros bocados, me di cuenta ese día, que había madera de cocinero, impresión que se confirmó con los platos que siguieron . Sabor y elegancia.
Tardé un poco en hacer la excursión a Cambrils ( solo a un poco más de una hora en tren desde Barcelona), pero por fin me decidí.
Crujiente de aceituna negra y de parmesano
Otra vez constaté que los tres o cuatro aperitivos que se sirven son de lo más agradable. Tal vez hubiera preferido, con el calor que está haciendo estos días , empezar con un poco de sopa fría, pero el pequeño canapé de
galleta de tomate y pastel de queso con rúcula
estaba muy rico. Muy buena también
la ensaladilla con espuma de piparra y encurtidos, y tres dados de anguila ahumada
Y excelente la pequeña
empanadilla de merluza y marisco
Impecable
el tártar de lubina y cigala con un poco de beluga
en la línea del que hace Jordi Vilà en Alkimia, pero aquí con un poco de “crème fraîche” y un pequeño papadum de lenteja (faltaba otro para acompañar todo el tártar…).
“Salpicón” de marisco (langostino), gelificado de manzana, espuma de pimiento verde jalapeño
Hubiera preferido un auténtico salpicón. Poca gente hace salpicón tradicional bien hecho en Cataluña. Es casi una ensalada de cuchara que recoge los trocitos de marisco empapados de la brunoise de cebolla en vinagreta ligada con la yema de huevo duro que se deshace. Nadie impide que se le añada un toque picante con chile verde. Un manjar que la modernidad “deconstructiva” no consigue a veces alcanzar.
Sardina lacada, puré de garbanzos y sabayón de mejillones en escabeche
Bueno pero haría falta un filete de sardina (o de jurel, o de caballa) más grueso para que salga todo más jugoso.
Gamba de Tarragona y cigala de Cambrils, simplemente a la plancha
Me sorprendió que se cocinara la cigala del lado de la carne, y no recibiendo simplemente el calor más suave filtrado a través de su caparazón.
Arroz a la cazuela con almejas y algunos tropezones de sepia (o era calamar…)
Conociendo mis gustos, Arnau lo cocinó un poco más seco de lo normal. Usa, desde siempre, un carnaroli del Molí de Rafalet de Deltebre, que debe servir para el punto medio meloso que se dan a los arroces en esta casa. En seco, hay que masticar un poco más , pero el punto de cocción estaba correcto y el sabor excelente, con un muy buen sofrito (ligeramente aceitoso) de base.
Me gustó el pescado, jugoso pero con su piel perfectamente crujiente.
Rémol, cebollitas, espinacas y mantequilla de alcaparras
Cuatro alcaparras por encima no le hubiera sentado mal para reforzar su sabor.
Sopa de sandía, helado de albahaca y espuma de yogur
Un postre muy agradable y refrescante, pero se agradecería que la sopa esté más fría.
Muy golosa la versión de
la tarta al whisky, crema de Baileys, cremoso de vainilla, bizcocho capuchina y helado de whisky
Particularmente conseguida la textura de la capuchina.
Muy buen nivel , también, en los petits-fours
Invitación al vino