

Siempre es agradable encontrar pequeños restaurantes donde se intentan hacer las cosas con esmero, sin ninguna pretensión y, sobre todo, a pesar de los tiempos que corren, a precios más que razonables.
Es lo que encontré, hace un par de días, en el pueblo costero de Vilassar de Mar, en una de sus tranquilas callejuelas del centro.
SALVANA es un agradable restaurante que abrió hace unos años ANA CARLES-TOLRÁ GALOFRÉ , una chica que estudió primero diseño gráfico, pero que decidió encaminar su vida hacia la cocina después de un largo curso con Bernard Benbassat (fue mi profesor de cocina en los años 80 en la escuela Arnadi- Hoffman) y de un curso en Espaisucre. “Salvana” es la contracción de SALVA (su pareja también en cocina) y de su propio nombre.
El restaurante dispone de una pequeña parte exterior y cubierta que está abierta a la calle, justo en la entrada. Casi una terraza.
La carta es corta pero suficiente. Las cartas cortas siempre inspiran más confianza en estas casas pequeñas.
¡Solo las patatas bravas merecerían una visita! Es una mezcla de unas patatas hojaldradas (las comí por primera vez en El Informal, un restaurante de Marc Gascons en Barcelona) y de la maravillosa salsa de las bravas del Bohemic con su aroma a pimentón. O al menos, me la recordaron. Dados de patata hiper crujientes (me da igual si las auténticas lo son o no, solo me importa que estén rica) y salsa brava moderadamente picante). Y la ración es abundante. Sería recomendable compartirlas y que sirvan de acompañamiento para otro plato. En este caso de unos calamares “a la andaluza”, perfectamente fritos y tiernos.
Otro motivo de visita sería el arroz individual, en este caso el negro con calamar y un par de gambas, también bastante abundante para compartir con otra persona. Se usa un “bomba”. Solo le sobraba un par de minutos de horno, lo que resecaba un poco la capa superior en la zona de los lados, pero estaba perfectamente cocinado y sabroso.
Justo cuando estaba echando de menos una sopa fría en la carta, nos llegó como invitación una tapa de un delicioso salmorejo con su guarnición clásica. Un aperitivo que se agradecía. Siempre habría que haber al menos una sopa en las cartas. Y caliente en invierno.
Solo hubo un pequeño problema con el carpaccio de pie de cerdo. Aquel plato icónico de Joan Roca de los años 90, aquí estaba demasiado cocinado y había perdido su cartilaginosidad. Además, se había entibiado en salamandra, lo que lo hacía más pastoso aun.
No sé si el Xuxo era casero (como lo dije antes, Ana es pastelera). En todo caso estaba delicioso, relleno de unas natillas al anís.
Al tiramisú, tal vez le faltaba un poco más de bizcocho y de emborrachado. Era casi todo mascarpone.

Salmorejo
Hubiera cortado los picatostes más pequeños, y picado el huevo.

Patatas bravas
A mi me gusta más un simple perejil o, mejor aun, un poco de cebollino recién picado, que los brotes “todo terreno” decorativos que se encontrarán en todos los platos.

Calamar a la andaluza

Carpaccio de pie de cerdo con semillas
Tal vez había un exceso de semillas…

Arroz negro con calamar, judías verdes y gamba

Tiramisú
Xuxo relleno de crema al anis



SALVANA
613 00 72 28
Cierra solo los lunes.
Vilassar de Mar (Maresme)