Interrumpí ayer las crónicas andaluzas para hacer una pequeña excursión al restaurante El Molí de L’Escala donde Jordi Jacas, su propietario organiza desde hace unos años sus Gastromusicales.
Un pequeño festival que dura todo el mes de agosto en el que invita cocineros de renombre y cantantes (ayer flamenco con “El Salao”) para después acabar la noche con unas copas al aire libre. Es un festival de tamaño un poco más reducido que los que se producen en la Costa Brava durante el verano, pero aun así, Jordi encuentra patrocinadores potentes como Estrella Damm, coches Infiniti, Generalitat etc…
El 28 de agosto, última noche: Santi Balmes (Love of Lesbian) con la cena servida por los hermanos Torres. Ver programa.
Me quedé con las ganas de conocer su cocina pero la que tocaba ayer era la de Marc Gascons, el cocinero discreto de Els Tinars de Llagostera. Un restaurante que es capaz de servir 200 cubiertos con una excelente cocina de tipo tradicional evolucionada. Reconozco que hace muchos años que no voy a Els Tinars y me apetecía recordar esta cocina. Se empezó con un pincho de tomate con aceite de mostaza y miel espectacular. Provenía del huero de Marc. Ahora es cuando el tomate está perfecto.
Una ajo blanco (más bien una crema de almendra ya que no llevaba vinagre y tenía muy poco ajo) con una cigala frita, un gazpacho transparente con sus verduras en suspensión (imagino que un poco xantaneízado para conseguir este efecto). Con el postre fuero toques culinarios acorde con el ambientillo andaluz que se respiraba.
Pero el plato mejor de la noche fue el bien catalán suquet de bogavante. Untuoso, muy sabroso, con el crustáceo en su punto (es decir anacarado, algo crudito) y unos mórbidos ñoquis de patata. Un buen ejemplo de plato tradicional evolucionado.
Correctas la paletilla de cordero al romero, ajo y miel con alioli de manzana y requesón a las hierbas y la torrija con zanahoria , naranja y helado de “leche quemá”.
Pero deliciosa fue también la sobremesa con Jordi Jacas, cocinero formado en Casa Irene (Arties), elBulli y sobretodo Jean-Luc Figueres , por quien conserva una auténtica veneración. Trabajó en ese restaurante cuando el equipo estaba formado por Jordi Butrón, Oriol Castro, Joan Bagur (ahora en chef El Bajío en Méjico) y Jordi Parra… ¡Para no acordarse! A ver si este otoño subo al Molí… El sitio es encantador. Evidentemente se trata de un antiguo molino restaurado. Sólo falta por acabar un ala del edificio y de acondicionar unas habitaciones.
Al día siguiente, comida en Compartir (Cadaqués). Es la segunda vez que visito este restaurante en tres meses. Esta vez nos acogió Eduard Xatruch. Con Mateo Casañas y Oriol Castro, se van turnando. Repetí con mucho gusto algunos platos de la primera vez, como los buñuelos de bacalao o las deliciosas navajas al miso.
Como “novedad”, las ensaladas de tomate, fresones, albahaca y parmesano rallado y la de endivias, fundentes pero con largas julianas crocantes de sus tuétanos, con espuma de gorgonzola, nueces y puntitos de fruta de la pasión. Recordando una Waldorf. Excelente.
Ostras deliciosas con manzana y flor de hinojo, con vinagreta de chalotas y con suquet (tibia).
Langostinos de Sant Carles de la Rápita con espuma de …¡salsa rosa! Un sabor algo olvidado pero que, en el fondo, nos encanta. Aquí más ligera y con el toque de corteza de naranja.
En su punto el arroz de alcachofas, rape, sepia y cigalitas. Buen nivel también en los postres.
Refrescante la sopa de lichis y rosa con frutos rojos y helado de cereza. ¿Os suena? Si el sorbete hubiese sido de frambuesa, hubiesen sido los sabores del Ispahan de Pierre Hermé. En todo caso, el postre llevaba también frambuesas frescas. Coulant de avellanas con sorbete de melocotón
Sólo piensan cerrar tres semanas en noviembre. En estos momentos están a tope . Este mediodía , 90 personas…