La semana pasada se emitía en el programa Joc de Cartes (“Juego de Cartas”) de Tv3 el episodio dedicado a elegir el mejor restaurante de la zona del Garraf.
Cada semana , desde hace ya un par de meses y hasta finales de julio, el cocinero Marc Ribas, socio de Artur Martínez en algunos proyectos, presenta con atino y estilo sobrio, este concurso que enfrenta a 4 restaurantes de una zona o de un mismo estilo de cocina. Los cocineros o, la mayoría de las veces, restauradores se evalúan entre sí , no siempre con toda la buena fe, hasta de que el presentador aporte al final su propia votación. Visita de las cocinas, degustación de los platos emblemáticos de la casa en medio de comentarios jocosos por parte de los concursantes y (des)encuentro final , no exento de pequeñas polémicas, después de conocer los resultados.
El programa está teniendo una aceptación notable por parte de la audiencia, sin necesidad de que se recurra a acontecimientos morbosos, sentimentaloides, extra gastronómicos, ni a vociferaciones ensordecedoras .
Más discutible es el “debate” en directo que ha sido añadido después de cada emisión, en el que se encuentran “restos de serie” de la prensa del corazón española, escapados de “Sálvame”, en el que se “analizan” las supuestas estrategias y los estados de ánimos de los concursantes.
Viendo el éxito de audiencia, la dirección de Tv3 ha encargado a Marc Ribas (por otra parte presentador diario de un pequeño programa de recetas de “casual food”, un poco en el estilo Jamie Oliver) unos cuatro programas más, para su difusión en agosto, sobre el tema de los chiringuitos de playa. Las grabaciones están a punto de empezar.
Volviendo al principio de esta introducción, el ganador de la semana pasada (el premio es de 5000€) ha sido un restaurante de arroces situado en plena línea de playa, en el paseo marítimo de Sitges.
Se llama curiosamente LA ZORRA, palabra bifronte que revela su otra significado leída al revés “ARROZ” . Su propietario es el cocinero de origen asturiano Pablo Albuerne , quien pasó, hace años, por Can Fabes (en la época del chef Philippe Serres) y quien cocinó durante tiempo en la cocina privada de un propietario de barco.
Pero la cocina de Pablo es ahora totalmente inconformista , personal y algo “fusionada”, muy adecuada al ambiente cosmopolita de un pueblo como Sitges.
Tengo que confesar que me gustaron más los entrantes que el arroz, simplemente por un pequeño problema de cocción.
De primero, tacos de merluza del Cantábrico con tártara y unas patatas confitadas/chafadas/fritas realmente bonísima. Era para pedir una papelina entera. Entendí este plato como una especie de fish&chips actualizado.
Excelente los mejillones que calificaría de thai. Coco, jengibre,cítricos, hierbas. El fondo del plato era una auténtica sopa thai, para comer con cuchara y…fruición. Cosa que hicimos.
Fuera de carta, nos dieron un par de loritos. Tal cual, al natural. Un pequeño lujo.
Especie de cap-i-pota de ostra, lengua y ventresca de bonito. Rico, pero mejor con menos salsa se hubiera apreciado mejor.
El arroz (variedad autóctona bahía) con daditos de rabo de cerdo ibérico y cigalas. Hubiera podido ser de 10 si hubiera cocido dos o tres minutos más. Mantengo que nuestro punto de cocción nunca será el de los italianos para risottos, y que no deberíamos insistir con este tema del “dente”. La cocción de un grano de arroz tiene que ser completa. Me da la impresión (por lo que he podido entender) que el miedo a que se le pasara al cocinero, le incitó a quedarse corto de cocción…La cosa tiene arreglo.
Lo que sí me gustó mucho fueron las cigalas sin caparazón justo entibiadas, colocadas al último momento encima del arroz (tal vez no era necesario el velo del tocino que anulaba un poco con su potencia, el sabor más delicado del crustáceo). Me gusta que el marisco o el pescado se ponga limpio y en el último momento encima del arroz. Esas cigalas que se suelen ver recocidas encima de los arroces o esos mejillones resecos, no aportan nada gastronómicamente hablando.
Agradable la gremolata (ajo, perejil, ralladura de limón) de acompañamiento, como contrapunto cítrico.
Cometimos tal vez un error al pedir solo algo ligero de postre. Pablo improvisó una macedonia de frutas de temporada, pero me quedé con las ganas de probar sus postres, que por lo visto tienen muy buena fama. En particular su tarta de limón y su “chiskeik”.
LA ZORRA
Passeig Marítim nº 1-3
93 853 17 78