DAVID ANDRÉS (de blanco) con su hermano XAVIER (de azul, a la izquierda) y todo el equipo de cocina y sala. No son muchos, si se considera que pueden hacer servicios de 100 personas, con una carta que tiene sus dificultades.Además David solo está presente los fines de semana, cuando puede librar de los servicios de Via Veneto, donde ejerce de jefe de cocina. ¡Una energía envidiable!
En el post anterior sobre CAL FUSTER hablaba de una cocina exclusivamente del territorio circundante. Un caso, en el fondo, poco corriente en Cataluña. Hoy, tenemos un caso diferente, aunque también se trate de productos locales y de algunos platos con inspiración catalana que luego se reinterpretan de otra manera (“pilota”, bacalao con escalivada, “mel i mató”, “empedrat” , pies y carrilleras, canelón de “rostit” …). MENGXINZHOU, la esposa de David Andrés,( aun de baja maternal), ha sabido adaptarse a una cocina local, sin renunciar a algunos toques propios de su cultura culinaria, pero también de otros influencias (pato a la naranja con patatas suflés, pincho moruno, arroz carbonara…).
La clientela de lo que llamamos a veces “el territorio” en oposición a la de la metrópoli o de las ciudades, también quiere divertirse un poco comiendo y no siempre le apetece comer fricandó y escudella. Somos tal vez los de Barcelona (los llamados “pixapins”) los que queremos fantasear con una tradición intocable que cuesta de encontrar en una manifestación de excelencia y pureza cuando viajamos. En Francia ya desistí de encontrarla (hay contadas excepciones). La cocina de Somiatruites es el reflejo del mestizaje entre una cocinera china y un cocinero catalán, ambos casi autodidactas (le explico en el post de hace 2 años). También es el reflejo del edificio, diseñado por Xavier, el hermano arquitecto, que combina el respeto de la estructura tradicional de la antigua fábrica con una reforma totalmente innovadora y sostenible.
Y después de estas dos visitas del fin de semana: entre la autenticidad local de Cal Fuster y el moderno mestizaje de Somiatruites, sería incapaz de elegir. Creo que una gastronomía necesita atesorar varios y hasta contradictorios referentes.
Pan chino de “pilota de carn d’olla teriyaki”
Un bocado que simplemente me entusiasma, por lo rico que es y por su concepto que parte de la tradición para abrirse hacia otros sabores y texturas. Este bocadillo está para que se sirve en un foodtruck en cualquier fiesta de pueblo de Cataluña.
Veo que las patatas bravas , que califiqué hace 3 años, en mi primera visita de “correctas” , no han mejorado mucho. Siguen bastante toscas y carentes de contraste entre un interior meloso y una capa externa bien crujiente.
Steak tartar en pan sardo carasau
Tal vez la mejor manera de comer un tartar que conozco, con el crujiente incorporado al bocado, es decir, en sandwich. La clave, a parte del excelente aliño de la carne, es tostar ligeramente el pan para que recupere el 100% de su crujiente. Este steak , el pan chino con “pilota de carn d’olla” y la costilla al estilo de Yunan (que, por desgracia, se había acabado), se merecerían por si solos una visita!
Bonito en soja blanca y escabeche de zanahoria
Riquísimo a pesar de un pequeño exceso de soja.
Pannacotta de brandada de bacalao con escalivada y romesco
Un plato en el que se reinterpreta inteligentemente la tradición.
Sopa picante de tomate con dumpling de gambas
Un sopa de inspiración china, un poco caliente, que nos ofrece una interesante alternativa al gazpacho o al salmorejo. sobre todo en estos días más frescos de otoño que se avecinan y en los que seguirá habiendo excelentes tomates. Este domingo pasado, bastante fresco, era día ideal para degustarlo.
Está justo caliente pero con los trozos de tomate aun con mordida. Un plato que me encantó.
Tortilla de patata y cebolla
El interior ligeramente espumoso.
Uno de los mejores panes con tomate que haya comido, con los tomates del huerto y un pan que elabora el Forn Alemany de Igualada, siguiendo la receta de David. Entre pan de coca y pan de payés.
Arroz a la carbonara
La yema se encuentra en medio de la gelatina de parmesano. Un arroz bomba del Delta en su punto, riquísimo. Esperemos que la cosecha de este año no haya estado destruida hace unos días por las fuertes tempestades de granizo. Si escuchamos a los agricultores, los destrozos han sido enormes.
Pincho moruno de cordero de los Pirineos con patatas y cogollo a la brasa
El cogollo estaba perfecto: cocinado, bien condimentado pero justo crocante.
Magret a la naranja, parmentier y naranja amarga/picante
Patatas suflés en un BibGourmand! Aplaudible!
Cheese cake
Espuma de pera, crema de eucalipto y bizcocho de almendra
Rico, pero eché de menos más fruta. La pera es un sabor difícil de marcar. Un poco de aguardiente de pera Williams en la crema no le sentiría mal.
“Mel i mató” de hoja de higuera, higos y carquiñolis
La cuenta (me olvidé de hacer foto). Dos menús a 35€ (invitación a algún plato más y a dos copas de vino).
El precio perfecto para un excelente BibGourmand como es Somiatruites.
Somiatruites: Persona visionaria o que se ilusiona con cosas imposibles o extrañas
Xavier Andrés con todo el equipo de cocina y sala
David Andrés y Zhou Mengxin, con su hijo
Después de mi pequeña excursión al SOMIATRUITES de Igualada he podido comprobar que otra vía de renovación de la hostelería es posible para la Cataluña interior. La gastronomía, la hostelería, y en este caso la arquitectura y el interiorismo son poderosas herramientas para ayudar a levantar una zona deprimida.
Después de la crisis de los curtidos, en el marco de la crisis general del 2008 y de la desaparición de decenas de fábricas, era vital que ese sector se reconvirtiera y apostara por la calidad para poder competir con los precios bajos del tercer mundo. Hoy Louis Vuitton y algunas otras marcas siguen confiando en la curtiduría igualadina.
En consecuencia, faltaba una oferta hotelera, reducida en volumen, pero adaptada al buen nivel de la clientela de negocios de entre semana, que completara también la oferta de restauración que la familia Andrés puso en marcha hace 7 años, recuperando esa antigua fábrica como sede del nuevo restaurante SOMIATRUITES. Una ciudad de casi 40 mil habitantes se merecía un restaurante de calidad, huyendo, en este caso del exclusivismo y dando de comer a un muy buen nivel a mucha gente, aunque sea con un ajustado menú del día a 15€. Y se merecía un hotel destacable y con precio razonables (95€) para atraer profesionales y turismo local de fin de semana.
La “vanguardia sostenible” puede tener varias caras. La ruralista tradicional de Els Casals, o la urbana con aires de modernidad cosmopolita que entronca con las nuevas líneas de arquitectura y de interiorismo. Y es el caso del Somiatruites.
Si en Els Casals, los astros se alinearon hace 20 años para reunir a 4 hermanos con estudios agronómicos y de cocina, en un momento de depresión de la Cataluña Central causado por los grandes incendios de los años 90, en el caso del Somiatruites ha sido una familia viajada y emprendedora, con un hijo arquitecto y otro cocinero autodidacta, quien decidió apostar por el futuro, en una ciudad, la capital de “L’Anoia”, también tocada por la crisis. El proyecto del Somiatruites, creado por Xavier Andrés, el hermano arquitecto de David Andrés, luego ampliado con las 7 habitaciones en el último piso del edificio de esa antigua encurtidora, representa, evidentemente salvando todas las distancias, lo que fue el Guggenheim para Bilbao. Al mal tiempo, buena cara.
Y el propio edificio con estructura de arquitectura tradicional, pero con su interior totalmente actual, ostenta, en el techo, la representación de las pieles curtidas. Y en el último piso del hotel, dominan las maderas tradicionales de la comarca, usadas de una manera moderna y con aspecto nórdico. Estos signos tradicionales entrelazados con la modernidad funcional de hoy, es la metáfora de lo que será la cocina: una sedimentación de estilos culinarios que van desde una tradición un poco retocada (el romesco picante o la “pilota” orientalizada, serían el equivalente culinario de esas pieles colgadas del techo que nos recuerdan los orígenes y el “terroir industrial” de la comarca) hasta la inestimable aportación culinaria china de la esposa de David, Zhou Mengxin e inclusos guiños de play-food bien traídos, que suelen evocar el movimiento de vanguardia culinaria de los años 2000.
Zhou Mengxi se proclamó Cuinera del Any en el Forum gastronómic de Barcelona, hace un poco más de 2 años.
Desde la discreción, sabe expresar a través de la parte oriental de la carta, todo su talento, siempre con la ayuda, colaboración y supervisión de su esposo David, actualmente jefe de cocina de Vía Veneto, pero presente cada domingo en el restaurante de Igualada.
Desde la delicadeza en los dumpling y la potencia de los sabores cuando toca, como en el increíble pan chino con pilota, un suculento guiño a lo glocal , o la jugosa costilla de cerdo al estilo Yunnan con una muy oportuna ensalada de fideos chinos de arroz con pepino encurtidos en vinagres chinos especiales y almendras. El romesco sigue siendo, años después, el mejor que haya probado nunca, y la croqueta de jamón uno de las más sabrosas y fluidas que haya podido comer últimamente.
A veces he reivindicado la territorialidad de las propuestas gastronómicas de la Cataluña “de comarcas”, ya que se ha abusado de los toques de fusión, sin muchas veces dominar el tema.
Pero, si hay un sitio en el que estos platos orientales están justificado, es aquí.
Zhou llegó a Cataluña después de una estancia en el restaurante Migas de Pekín pero, como su marido, es plenamente autodidacta. Lecturas, viajes, prácticas culinarias diarias al nivel casero han sido suficientes para su formación. De su sentido de la cocina y de las aportaciones técnicas y conceptuales de David, salió esta propuesta de carta ecléctica de Somiatruites.
Creo que las clientelas que viven fuera de Barcelona, también tienen derecho a escaparse del fricandó, que hasta hace poco, aun se cocinaba en sus casas (ahora tal vez no tanto).
Está búsqueda de una recuperación de patrimonio culinario catalán que nos enfervoreció a todos hace unos 15 años, después de 20 años de vanguardia a veces mal asimilada en decenas de restaurantes, respondía a un ansia muy localizada en la metrópoli, mientras lo que llamamos “el territori”, (como los franceses llaman ‘la province” para todo lo que no es Paris y su región), buscaba al contrario un poco más de exotismo y “juego” en sus propuestas.
No importa la línea que se decida adoptar. Lo único importante es si se hace por coherencia y criterio, y si el resultado es gastronómicamente bueno.
Era urgente una segunda visita a esta casa. La concesión de un BibGourmand por parte de Michelín hace un par de años y de la estrella verde del año pasado para todo el proyecto, me tenía que haber llamado más la atención. Pero no siempre la guía roja es referencia infalible…
En este caso, coincido plenamente en esas 2 estrellas verdes que se han dado en Cataluña (tanto en Els Casals y como en Somiatruites). Encumbran dos proyectos que van más allá de lo gastronómico. Ambos, desde sus aparentes diferencias de estilo, recogen intenciones y propósitos similares: propuestas gastronómicas de excelente nivel, sostenibilidad económicas sólidas de dos empresas familiares, abastecimiento casi autárquico para Els Casals, interiorismo y arquitectura sostenibles para Somiatruites. En este caso, el hecho de que Xavier Andrés haya pensado en un techo-huerto de 400m2 que sirve tanto de aislamiento térmico como de terreno de cultivo para hortalizas, es una idea que, unida a las placas solares, ayuda a cerrar círculos y que sirve de modelo para otros negocios de restauración en pequeñas ciudades.
La nueva arquitectura está obligada a pensar en otros modelos, adaptados a las nuevas situaciones ambientales que se nos han echado encima. Pandemias y cambio climático son los nuevos parámetros con los que hay que contar. Y con urgencia.
Hay proyectos gastronómicos integrales y estructurales que son parte del futuro como este Somiatruites, y otros que solo siguen modas y se conforman de meros trompe-l-oeil y cambios cosméticos. Interesante ver estos nuevos cocineros “sostenibles” que cogen 100 aviones al año para ir a predicar la gastronomía ecológica o biodinámica. Pero esto es otro tema…
Mi cena del sábado, en la terraza, una espacio muy agradable que se podría aprovechar más.
Flor de calabacín rellena de brandada, con romesco
Me acabé el romesco a la cuchara.
Salmorejo de tomate verde y sardina ahumada
Tal vez demasiada guarnición para una media ración. En cambio se habrían agradecido unos pequeños picatostes.
Tortilla de espárragos trigueros con velouté de espárragos blancos
Impecable. Solo el delicioso velouté (la misma que la del plato de espárrago que sirve David en Vía Veneto) hubiera merecido ser servido como plato aparte.
Se sirve con pan con tomate hecho “comme il faut”.
Hamburguesa con mantequilla Café de Paris
Excelente demi-glace y patata chafada que anula un poco el sabor a “Café de París”, muchas veces invocados en estos últimos tiempos, pero pocas veces bien definido. Unas buenas patatas fritas tampoco hubieran quedado mal.
“Ramen” de “tallarines” de manzana con albaricoque y caldo alimonado y herbáceo
Falso huevo de gelatina de coco.
Un juego que no me convenció por la extrema acidez del conjunto.
Orejones de albaricoques con carquiñolis, mató y vino dulce gelificado
Técnica de las esferas “pasificadas”. De entrada, quitaría las avellanas escarchadas que hacen doblete con el carquiñoli. Luego se agradecería otra composición de los elementos del plato, para que los albaricoques (excelentes) se lucieran en un plato más hondo, con una sopa (¿de almendra?), dados de mató y crumble de carquiñolis rotos. ¿El vino dulce? Al lado, en una copita. Pero lo que digo es solo una opinión.
Alicia Ferreiroa , la maitre-sumiller12º Can Comas , Penedés Ideal para tomar fresco.
La comida del día siguiente:
En esa comida, casi se rozó la perfección.
Patatas bravas
Después de una tapa de patatas bravas correctas (las prefiero crujientes por fuera), siguieron unos platos que me encantaron!
Sandwitch de steak tartar y pan sardo
La manera más golosa de comer un tartar y la más cómoda, ya que facilita la integración del crujiente en cada bocado sin tener que untar el pan uno mismo con el peligro de que se rompa en cada intento. En cuanto a la condimentación de la carne, ¡un 10!
Croqueta de calamar en su tinta y de jamón-jamón
La croqueta de jamón es obra de Xavier Andrés padre, quien hace también de jardinero de los tomates del huerto.
Recomiendo empezar con la de calamar. La de jamón es super sabrosa y ni necesita estas láminas por encima. ¡Y es de una textura perfecta!
Pan chino de “pilota” de “carn d’olla”, teriyaki y ajo negro
Me costaría decir que plato me ha gustado más de toda la comida (fueron varios) pero si este bocado se presentara en cualquier concurso de tapas, ganaría de calle. Es la tapa perfecta. Dos bocados, con las manos y con un juego de texturas que va desde la crujiente molicie del pan frito hasta la carnosidad sabrosísima de la pilota. ” Mérite le voyage”, como diría michelín.
Dumpling de gamba al vapor con soja
¡Cuánta delicadeza en este bocado! El menú era largo y tuve que conformarme con una sola pieza…
Sopa china de marisco y gyoza, con ensalada de gambas y pan de gambas
Una secuencia extraordinaria, de sabores intensos y cálidos en la “bisque”, y refrescantes con la parte derecha. ¡Otros bocados que harían volver mañana!
Arroz carbonara con falsa clara de huevo de parmesano
Cuando el juego visual arranca una primera sonrisa del comensal y, a continuación, suma al nivel gustativo, la partida está ganada. Arroz en su punto, cremosidad de un risotto (bien hecho) y sabor a raudales.
Costilla de cerdo al caramelo al estilo Yunnan con ensalada de fideos de arroz
La cocina china sabe usar el azúcar y equilibrarlo con picantes, especias, acidez. Aquí el punto de azúcar está perfecto y la ensalada de pepinos encurtidos, aliños de vinagres especiales y almendras que acompaña esta carne es para comer el triple. La carne no queda fibrosa, sino melosa y deliciosamente grasa. ¡Otro platazo!
“Huevo al plato” de la casa. Cheese-cake
Tercer trampantojo de huevo de la carta… Lo importante es que la tarta está buena.
Tiramisú tradicional
De “tradicional” poco… Primero con su presentación que hará gracia a un público juvenil, imagino (podría salir en la cuenta de tuiter We Want Plates…).
Y luego en el bizcocho, de textura un poco rústica, que sustituye los melindros, savoiardi o bizcochos de soletilla que se suelen usar para ese postre veneciano. También le faltaba un poco más de alcohol. ¿Qué no conviene poner más alcohol por los niños que pueden estar en la mesa? ¡Pues que coman otra cosa! por ejemplo, el flan, que David suele bordar. Pero el tiramisú tiene que llevar alcohol, y se tiene que notar : ron, Marsala o amaretto.
Un tinto que empieza como un rosado…Me encantó.
Suelen ser platos para compartir. Precios muy ajustados por la extraordinaria calidad de la comida.
No es la primera vez que lo comento. Es reconfortante comprobar de vez en cuando que existe todo un mundo fuera de nuestro querido Ensanche barcelonés. Sólo hace falta a veces hacer unas decenas de kilómetros y uno se encuentra con una gastronomía digna de una pequeña excursión.
Sala de eventos
Pero hoy no os hablaré sólo de un restaurante sino también de un conjunto de espacios dedicados tanto a la buena mesa como a eventos culturales con música, exposiciones o actividades para niños.
Este lugar tan singular se encuentra en una antigua fábrica de pieles del barrio del Rec igualadino, magníficamente rediseñado por Xavier Andrés , un joven arquitecto de la ciudad, quien ejerce también de jefe de sala y de organizador de las veladas.
Muchos de estos edificios de la arquitectura industrial se encuentran hoy en desuso y adquieren una segunda vida, gracias al espíritu emprendedor de algunos habitantes creativos de la ciudad.
Estas enormes placas onduladas y oxidadas que dominan , como en frontispicio, la puerta de entrada de esta antigua fábrica, se mimetizan perfectamente con la estética posindustrial del entorno, pero en su interior dominan la claridad y la calidez de la madera, con un homenaje a el antiguo uso del lugar expresado en estas pieles curtidas colgadas del techo.
No entiendo de interiorismo, pero imagino que deben tener una función de cara a mejorar la acústica, tanto como estética y simbólica.
Vista desde los ventanales…
Es un lugar que invita a entrar, a pasar unas horas leyendo y, por supuesto, a disfrutar de su carta. Se llama Somiatruites en catalán. Palabra que sólo se puede traducir por una perífrasis: “persona que sueña cosas extrañas o imposibles”.
Xavier y David, rodeado de Michael y Borja de la cocina, con el resto del equipo.
Es sin embargo un sueño que se ha podido hacer realidad gracias al esfuerzo de la familia Andrés y en particular sus dos hijos. Xavier, como lo hemos visto ha sido el artífice de toda la remodelación del espacio y David, el hermano más pequeño, es el artesano gastronómico que diseña la carta y quien controla los fogones en sus días de fiesta y en sus ratos libres, ya que ejerce durante la mayor parte de la semana como jefe de cocina de L’Abac, el dos estrellas barcelonés.
David Andrés es desde hace unos meses el brazo derecho de Jordi Cruz, aunque lleve en la casa varios años. De hecho, el proyecto de Somiatruites ya estaba en marcha cuando se le cayó del cielo, a sus escasos 25 años, la oportunidad de dirigir las cocinas de uno de los restaurantes más importantes del país. Un crecimiento profesional fulgurante si se considera que David dejó, de la noche a la mañana, el equipo nacional de hockey donde tenía ya una posición reconocida, para meterse, sin ninguna formación previa, en las cocinas del antigua Abac de Xavier Pellicer. Casi suena a guión de película…
Evidentemente, la carta de su restaurante, en la que interviene también su padre, gran gourmet aficionado a la cocina, no pretende alcanzar las estrellas. Se trata de una propuesta joven, fresca y divertida capaz de atraer a la clientela de Igualada, recelosa de las aventuras gastronómicas ambiciosas, sobretodo desde el cierre, hace muchos años, del famoso Cal Ble. Pero aun existe, eso sí, El Jardí, que llegó a tener una estrella en los años 90 y que visité en aquella época.
La degustación de platos a la que se me “sometió” fue maratoniana. Reconozco que en muchos casos me limité a probar, mientras que en otros no pude hacer otra cosa que terminarlos
como por ejemplo estas untuosas “rilletes” de pollo y foie-gras, recubiertas de grasa de pato, que se sirven en la tabla de pâtés caseros. Excelente también el de “campaña” mientras que el pâté de cabrito no tenía tanto interés, tal vez por las características de este tipo de carne (9 € la tabla).
Antes de valorar estos platos hay que tener en cuenta los precios, realmente irrisorios, por la calidad de los productos utilizados. Verbigracia esta tabla de quesos catalanes con “Tou dels Tilers, Vall de Tena, Bauma Carrat y Turó del Convent.
Muy buenas bravas (4 €), gracias en parte al excelente romesco picante que les acompañaba, como a los deliciosos langostinos crujientes y al jugoso calçot rebozado. No había tenido mucha suerte con los romescos estas últimas semanas. Encontré éste perfecto, en su justo punto de acidez y de dulzor. Hasta su picante, que no entra en la receta original, se agradecía.
Buenas las croquetas de pollo, pero fallidos los buñuelos de bacalao. David me reconoció que lamentaba haber hecho un cambio de fórmula en el último momento.
“Rosa” se salmón marinado con remolacha y pequeña ensalada con crema de raifort. Butifarras de Els Casals con guisantes y tallarines de sepia (9 € la ración entera). Tal vez un poco caldosos y presentados en plato hondo ganarían.
Muy buena terrina de ternera con carrilera y morros acompañados de una deliciosa salsa acabada a la mantequilla Café de París, y garbancitos de la comarca (Anoia).
Bueno el cuello de cabrito rebozado con un fino puré de alcachofas y sus chips.
Buenos postres (5 €), bastante trabajados técnicamente para conseguir juegos visuales simpáticos. De limón, yema de tocinillo, pastel de queso, crumble y futos rojos, de mel i mató (sobraba el huevo relleno de mató), una versión de la Pantera Rosa y una golosa adaptación, fácil de ejecutar, del coulant de chocolate (no hay foto).
Tal vez eché de menos, un poco menos de azúcar y un poco más de acidez. Recomendaría, como muy a menudo lo hago, una buena ensalada de fruta y algún sorbete. Es decir una propuesta refrescante que siempre se agradece para compensar los efectos de las grasas.