LÂL significa color Burdeos en turco
Digo a menudo que es muy sano salir del ajetreo de la capital y conocer otro tipo de cocina en las afueras metropolitanas o en la Cataluña interior. Y no siempre se encuentra una cocina catalana tradicional., como lo veremos hoy en el pueblo de Esparraguera (célebre por sus representaciones multitudinarias de la Pasión de Cristo) a solo 30mn del centro de Barcelona.
La historia:
María Boladeras, originaria del pueblo, decidió, después de dedicarse al mundo de la moda (Loewe, Women’s secret, etc) y de vivir siete años en Turquía, volver y comprar una magnífica casa en el centro para abrir ahí un restaurante. El sueño de su vida. Conoció al final a un cocinero israelí, también viajero y formado en restaurantes como Paul Bocuse , le Bouchon Lyonnais o Cipriani y fue trato hecho.
Solo un concurso de circunstancias muy especial (sentimental también) podía producir que un cocinero como Shai Dublero, israelí de Tel Aviv , hijo de madre de origen iraquí y padre rumano, se encontrase haciendo cocina de bistrot internacional en un pueblo como éste.
Digo “internacional” ya que lleva la marca de sus estancias gastronómicas pasadas. Incluso de la tienda familiar de delicatessen que aun regentan sus padres en Israel y que era de los pocas que vendían cerdo. Así que Shai es capaz de cocinar una bisque de marisco (magnífica, por cierto), un risotto blanco impecable o una lasaña de pies de cerdo (que no he tenido la suerte de probar en esta primera visita).
Y digo “primera” porque, al ver la terraza de la villa, me han entrado ganas de volver en primavera para comer o cenar debajo del agradable cenador que María ha acondicionado.
En el interior, una veranda muy agradable y un salón-biblioteca decorado con elegante rusticidad.
Y la cocina?
Pues lo que os acabo de explicar: un cierto “eclectismo” (en referencia involuntaria al estilo arquitectónico de la casa (así está catalogada…)
que empieza con el típico aperitivo mediterráneo: una focaccia casera con tomate concassé y un rico puré de berenjena a la llama.
Shai hace el pan y la pasta de una manera completamente artesanal. Con solo dos personas en cocina. Es decir que todo pasa por sus manos.
Ensalada de lomo de atún en tártar, que recibe su sabor de un estimulante bulgur alimonado, tomates, piñones y yogur. Un agradable comienzo.(15€)
Raviolis a la plancha de alcachofas de Jerusalén (topinambo) , salsa de boletus frescos, tomate confitado, espinacas y parmesano. Ya encontramos aquí este primer cruce entre Italia y Francia con la untuosa salsa crema.(15€ , media ración en la foto).
La masa del ravioli (que lleva un montón de yemas ) es de una perfecta elasticidad y está cocida en su punto.
Ñoquis de buena textura (no muy densos) otra vez con una salsa de boletus , trufa incinatum y castaña. Son raciones contundentes para compartir.(16€)
El mejor plato:
bisque de bogavante y centolla con un cremoso de patata. Intensa, elegante, untuosa. Deliciosa! A veces se hace solo con centolla. María nos confiesa que es bogavante del Maine (el plato cuesta 14€…). Más mérito aun!
Toro de atún sobre otro cremoso, esta vez inevitablemente dulzón del topinambo, demi-glace y espinacas silvestres.(18€, un poco más de media ración en la foto).
Lo vi mencionado en la carta con alcaparras y mantequilla tostada. Justamente en este plato el punto ácido del encurtido se debe agradecer.
Muy buen plato, pero el problema de los menús-degustación improvisados (solo hay raciones enteras para compartir) es que a veces se repiten, inconscientemente, productos o elaboraciones.
Buey “bourguignon” . En realidad se trataba aquí de una carrilera al vino tinto. (creo que es mejor utilizar la parte del morcillo o de la espalda), cocinada 8 horas, como se pone en la carta. Tal vez demasiado tiempo (y demasiada salsa…). Evidentemente la carne “se deshace” pero lo interesante justamente es que una carne esté tierna y mantenga también su textura.(19€, media ración en la foto)
En cambio, estaba perfecto de punto el risotto blanco de guarnición con un toque de limón, salvia y mantecado con parmesano.
Streusel (un poco dulzón) de naranja amarga, fresas y mascarpone. Agradable.(7€)
Me gustó más la pasta Knafeh (kataifi ) con mató de Montserrat (la montaña que casi se ve desde el restaurante) , miel de azahar y pistacho. Sorprendentemente muy poco dulce (9,50€,la ración para dos).
LÂL
c/ Cavallers nº 18
93 708 02 41
Horario de invierno:
Abierto mediodías de martes a domingo
y noches de jueves a domingo
Esparraguera