Casi un año después de su apertura, me decido a visitar el DANIEL CAFÉ.
Este barrio de Glorias , cerca de Diagonal Mar y encima de Poble Nou, es una zona con mucho futuro, un nuevo centro en esta ciudad que no para de crecer a pesar de sus limitaciones geográficas conocida (el mar y la montaña). Cerca están los Tres Porquets y 500 mts más abajo Dos Cielos.
Justo en los bajos de la Torre Mediapro, se encuentra este bistrot catalán afrancesado creado por Daniel Brin, quien fue durante años el cocinero del Emma Café de Romain Fornell.
El espacio, de techo altos, luminoso, ha sido concebido por Sandra Tarruella, la interiorista oficial del grupo Tragaluz. Así de guapo se lo encontró Daniel después del efímero paso de Ángel Pascual, y así lo dejó.
Este catalán del Norte afincado ahora en el Sur desde hace siete años, realiza una mezcla entre Francia y Cataluña.
Es lo que intenté experimentar al pedir el pâté de campaña y la quiche lorraine para picar seguidos por un arroz de plato principal. La pequeña ensalada que acompaña la quiche me hace reflexionar sobre lo que bien que los francés saben aliñar las hojas…Pequeños detalles.
Un acierto en cuanto a los entrantes, pero aun me estoy arrepintiendo por no haber elegido la cocotte de boeuf bourguignon, un plato de comida burguesa cercano a nuestro buey en adobo. Este arroz de sepia estaba correcto sin duda, pero me lo esperaba más seco y sobre todo sin tanto pimiento rojo…
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En cambio esta “fusión” de las dos cocinas se resuelve perfectamente en el postre binario de la crema catalana y de la crème brûlée. De hecho las dos se queman , en este caso con azúcar moreno y soplete. El resultado es perfecto con esta finísima y cristalina capa uniformemente dorada. Hacía tiempo que estaba deplorando estos discos (duros y gruesos) de azúcar quemado que se tienen que apartar hasta poder acceder a la crema.
Con este “dúo” de cremas , como se solía decir hace algunas décadas (todo era dúos o tríos, cuando se trataba de más elementos se pasaba a la palabra “sinfonía”…) , Daniel pretende hacer pedagogía con estas dos preparaciones y proponer una cata al cliente. Reconozco que tuve unos segundos de duda al probar en primero la catalana. De una excelente untuosidad (y no una natilla mal hecha como sucede a veces).
No os voy a hacer la ofensa de explicaros las diferencias en los procedimientos de las dos elaboraciones (el origen de la catalana sería anterior en el tiempo…), pero hay que precisar que no sólo estriba en sus cocciones (una en el horno como un flan, la otra en un cazo a fuego suave), si no también por que la “brûlée” lleva yemas, leche y nata y la “catalana” sólo leche, yemas y harina de maíz. En cuanto a la aromatización, no sé por qué, pero la primera se relaciona con la vainilla (Bourbon, Tahiti, Madagascar…) y la segunda con la canela y la corteza de limón. Pero estas diferencias no son relevantes.
¿Qué tal una crema catalana con sus puntitos de vainilla?
En todo caso, el restaurante estaba a tope. De hecho se anima desde las 8 de la mañana con los desayunos (croissant de mantequilla garantizado) y el horario continuo llega hasta las 20h/20h30. Alguna vez se realizan cenas con encargo previo y a puerta cerrada.
DANIEL CAFÉ
Diagonal nº 177
93 557 98 98
Menú mediodía 12,50 €
A la carta entre 20 y 30€
Cierra sábado y domingo