El Bar de Vins de Jordi Vilà
No siempre me gusta hablar de novedades. Pronto hablaremos de una importante en Barcelona, pero a veces hay comidas que no son “importantes” pero que te dejan un muy buen recuerdo. En este caso ha sido una cena de hace una semana y una comida improvisada a última hora, justo antes de ir al cine, en el Bar de Vins de la Moritz. La novedad es que este pequeño espacio, justo en la entrada de Louis1858, está abierto todo el día, tanto los sábados como los domingos. Era casi las 16h y pensaba que no me cogerían, pero tuve esa sorpresa. Ideal para cuando te levantas tarde, desayunas tarde y te apetece ir a comer algo antes de ir a los cines Floridablanca, a 2 mn de la Moritz. La cervecería de la planta baja es muy agobiante mientras que el bar de Vins en la planta inferior es un remanso de paz. La cena de la semana pasada estaba animada pero en la comida del domingo, estaba solo. Incomprensible ya que la carta es una delicia. Contiene incluso algunos platos (pâté en croûte, por ejemplo) de la carta de Louis, pero a mejor precio. Además muy buenos vinos a la copa. 700 referencias! También de los que me gustan a mi.
En mis dos comidas repetí tres platos: las ostras a la Donostiarra, el pan con tomate al horno y un trinxat de patatas y judías verdes. En estos momentos, no sé qué me pasa, pero disfruto cada vez más con una buena comida de “taberna”, bistró o como se quiera llamar.
El aliño de la ostra “donostiarra”, delicado pero bien marcado, me recuerda un poco el acompañamiento de las ostras en Francia : chalotas en vinagre, pero en el Bar de Vins es de una elegancia que no tendrán en ninguna brasserie de París, se lo aseguro.
En cuanto al “pan con tomate al horno” es un ejemplo de genial aprovechamiento del pan sobrante que se ha secado, como el propio pan con tomate de la cocina catalana. Trozos de pan medio seco, tomate Moticella, un poco de panceta derretida y hojitas de albahaca. Aceite de oliva virgen y ¡al horno! Un plato que te transporta a Italia. Una pura delicia por 5,50€. (Aparté las escamas de sal).
La noche de la cena, pedí una butifarra negra con el trinxat. La guarnición me pareció tan buena que en mi comida, unos días después, pedí el rabo guisado al vino tinto y tripa de bacalao, con una guarnición de aquel trinxat que tanto me había entusiasmado.
Germán Cipriani el chef del Louis y de Bar de Vins me explica que simplemente se trata de una mona lisa de un campesino gallego, cocida con su piel (en “robe des champs” como dicen los franceses, entre poéticos y cursis),que, una vez hervida NO pasa por nevera, unas vainas justo crocantes pero no mucho, y todo “montado” con algo de jugo de cocción de las judías (que sueltan algo de gel) y aceite de oliva. Un “pil pil” de patata y verdura. ¿Verdad que todo esto no parece muy espectacular? Pues servida con unos chicharrones panceta Maldonado encima, me pareció un plato fantástico.
Éclair de rillete de pollo escabechado (me pareció ese día demasiado fuerte de vinagre). Un aperitivo que Jordi ya puso en la carta del primer Bar à Vins de la planta baja, hace tres años. Una excelente idea de Jordi Vilà la de presentar una preparación salada en forma de pastelito. En Aponiente tienes varios aperitivos en esta línea.
Excelente la cola de vaca guisada al vino tinto. Cocción firme de la carne. Un poco cansado de oír en cada momento, cuando se habla de este tipo de platos (carrillera, fricandó etc…), “se deshace!”. Me gusta cuando la textura ofrece algo de resistencia.
Postres: la tatín hecha al momento, con quenelle de crema agria. No te esperas este nivel en un simple “bistró”.
Y el babá ( perfecta la textura!), servido con un helado de vainilla y un trozo de piña asada, con la particularidad de que no me sabía al almíbar de ron habitual, sino a un jarabe que me recordaban la aromatización cítrica de unas crêpes Suzette. Delicioso.
Precio aprox. 40-50€
Los entrantes rondan los 6-8€ y los segundos 12-14€. Recomiendo un par de entrantes, un segundo y un postre.
BAR DE VINS
Fábrica Moritz
Ronda Sant Antoni nº 39 (planta inferior)
Lunes y martes cerrado
93 426 51 14
Estuve este sábado pasado en Louis y me fijé en el bistrot. El Louis, por cierto, está a un nivel espectacular; creo que hay pocos sitios de Barcelona en los que se salga tan contento. No sólo por la calidad de la comida sino por el “ductus” y formato de la misma: raciones muy generosas, de comer durante largo rato, recreándose en la repetición. Estoy harto de platillos y de raciones cada vez más escasas que – paradójicamente – empiezan a justificar la típica crítica paleta a la alta cocina. Aquí sin embargo tardé tranquilamente 20 minutos o más en acabar con las impresionantes manitas (receta signee Pierre Koffmann) o el rape.
Y lo que ya es el acabose es combinar la monumental carta de vinos del Bistrot con la comida del Louis. No entiendo la necesidad de disociar ambas, aunque el sumiller me dijo que el cliente medio del Louis se veía superado por tantas referencias. No sé…entiendo que la gente dispuesta a sacar partido de esa carta también estamos interesados en hacerlo no con los platos del bistrot, sino con los del restaurante principal.
Hola. Disculpa el retraso en publicar tu comentario.
Muchas ganas de volver a Louis.Y más hoy cuando mi comida en el Bistró no ha sido de las mejores. Acabo de “dejarme un comentario” je je
Hoy he vuelto pero las cosas no han salido igual de bien y mi obligación es decirlo aquí, ya que estoy consciente de que he creado expectativas. En cocina las cosas no salen siempre igual. El trinxat estaba hecho puré y no tenía aquella textura de verduras en pil pil de las dos ocasiones anteriores.
Probé dos platos diferentes: el cake de chorizo, en el que el membrillo dominaba. Y la tatin de puerros cuyo hojaldre estaba algo caramelizado. No se entiende porqué… Jordi no es un amante de la cocina dulzona.
Para terminar la ración de babá estaba reducida a la mitad de la que vemos en la foto…