Oriol Lagé, Ángel Alonso, el encargado y Carles Ramón, el jefe de cocina
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Acaba justo de abrir en pleno Raval un local de lo más interesante. A 50 mts de La Boquería , la empresa británica Brindisa Tapas Kitchens, fundada por la barcelonesa Monika Linton, propietaria de cinco restaurantes en Londres y pionera en la exportación de productos catalanes y españoles de calidad al Reino-Unido, viene de acondicionar un espacio singular donde se encontraba una antigua capilla dedicada a la virgen de la Bellvitja. Aun quedan vestigios de aquella época en alguno de los amplios salones del primero y segundo piso que se abrirán en el futuro para zona de coctelería o comidas privadas.
Pero de momento , sólo funciona la planta baja. Una amplia zona de barras y mesitas altas y un comedor con grandes ventanales que da a la calle Hospital y a la iglesia de Sant Agustí.
Dirige la cocina Carles Ramón (en la foto segundo desde la derecha) quien tiene experiencia en uno de los restaurantes londinenses del grupo. Pero me alegré de volver a encontrarme con Oriol Lagé,(4º desde la derecha) ex socio del mítico restaurante OT en los años 90, precursor del movimiento bistronómico que iba a expandirse unos años más tarde en Barcelona.
La cocina de LA BELLVITJA intenta recuperar recetas antiguas del Sent Soví adaptadas a la cocina catalana tradicional más reciente y usando las nuevas técnicas de cocina (Roner etc…)
Buenos productos (por ejemplo sobrasada de Can Rovira), gustos amables y estos toques de cocina medieval como el almadroc (salsa blanca de ajo, aceite y queso de oveja curado), o unas interpretaciones como el hipocrás o el menjar blanco en los postres aportan este interesante sello “retro”, sin que en ningún momento se tenga la impresión que la carta esté condicionada en exclusividad por esta mirada.
Como siempre se me sirvieron unas medias raciones de una raciones que son ya de por sí platillos. Una especie de pequeño menú degustación en cubierta.
Para empezar, unas impresionantes aceitunas gordal rellenas de naranja (2,50e), con sus toques de menta y de picante, ideales para acompañar mi Izaguirre. Sólo le sobraba la sal Maldon. Una sal que se irá encontrando, no se sabe bien por qué en varios platos. Parece que “resalar “sistemáticamente con Maldon es como un ritual de la nueva cocina que no se discute. Algún cocinero me llegó a decir que la ponía para buscar el crujiente…
Buena croqueta de jamón, de las que tienen un buen equilibrio entre la presencia cárnica, la untuosidad de la bechamel y el justo grosor de la corteza crujiente.(3,50€ las dos un.)
Patatitas asadas butifarra negra y almadroc. Conviene chafarlas para que se impregnen de la salsa.(4,25€)
Excelente el rulo de rilletes de conejo relleno de mi-cuit con encurtidos y aceite de estragón.(9,50€ la ración).
Huevo de pato, cocción “mollet” (pronunciar “molé”) cocido a baja temperatura. Sirve de grasa y untuosa salsa a unos espárragos blancos y verdes. Pan crujiente, con exceso de sal Maldon. Tal vez faltaría un elemento sápido suplementario para acaba de redondear el plato. ¿Cuatro gotas de una salsa de jamón?
Deliciosa las cocochas de bacalao en una salsa verde de “oruga” (rúcula). Ni le hacían falta las almejas.(12,50 € la ración entera)
Me gusta este aparatado de los guisos de la carta: fricandó, pollo del Penedés con cigala, tripa de bacalao con garbanzos y sobrasada.
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Probé las carrileras de cordero, firmes pero tiernas, tiernas pero consistentes, cocción rosada, con unos bastones de zanahoria y cebolla roja crocante, y una impecable salsa de vino que había conservado una agradable viveza y fluidez.(8,50€ la ración entera)
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Era como un guiso al minuto que volveremos a encontrar en las albóndigas de carne del Capricho, también con su justa cocción acompañada de guiso de sepia en dos formas y cocción: guisadas y en “tallarines”. (12,50€ la ración de tres piezas)¡Excelente!
La comida acabó de una manera perfecta con el “Hypocrás” . Un postre reconstrucción a partir de aquella bebida medieval especiada.
Crema de queso con naranja, sorbete de vino y frambuesa, bizcocho de especias, perfectamente ligero y crujiente.
Un poco más denso, aunque rico también, fue el menjar blanco con helado de azafrán y limón confitado.
Un detalle: con un crujiente basta.
Eché de menos, como me pasa siempre, encontrar en la carta una fruta de temporada ilustrada (fresones por ejemplo).
Ganas de volver y probar la papada , el conejo, el pollo del Penedés o la presa ibérica.
Menú de mediodía a 15€ (pan, bebida, café)
LA BELLVITJA
c/ Hospital nº 38
93 461 82 46
Cerrado los lunes
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