También en Barcelona, como en Madrid, se funciona con efecto moda. En estos momentos se habla mucho de MANO ROTA, abierto desde hace sólo un mes. Un pequeño restaurante situado en la parte baja de Poble Sec, justo a 100m del Paralelo y de Tickets, en la nueva zona pujante de Barcelona, con el barrio de Sant Antoni detrás.
El venezolano Oswaldo Brito y Bernat Bermudo acaban de reformar con gusto uno de los centenares de bares de esta zona. El local seduce nada más entrar. Luminoso, color blanco dominante y mucha madera. Algunas mesas altas en la entrada (el cupo justo) para los que quieren comer a 50 cm del suelo pensando que es más trendy e informal, mesas normales en la parte central y sobre todo la barra (media barra) al fondo, confortable, de donde salen los platos y donde intervienen los cocineros. Una mesa de pase pero fuera de la cocina.
A pesar del ambiente un poco ruidoso (asignatura pendiente que resolver en una infinidad de locales), el espacio es de lo más agradable. Existe también un pequeño privado, no totalmente cerrado, contiguo a la cocina y que da a un patio interior decorado con plantas.
Oswaldo y Bernat forman parte de esta saga barcelonesa de jóvenes cocineros que, desde el mítico OT de Gracia, reúne sus ahorros, esfuerzos e ilusiones en pequeños proyectos gastronómicos “de barrio” . En la sala se cuenta con ayuda de Pepe Villobre , viejo rockero de la gastronomía barcelonesa, desde los años gloriosos del restaurante Jean- Luc Figueras. En cuanto a los cocineros, vienen de trabajar para la pastelería Bubó e hicieron sus clases en la gran escuela Hoffman, aunque su bagaje se enriquece también con una estancia en Perú por parte de Bernat y de la cocina venezolana por parte de Oswaldo o sus pasos por Jean-Luc, Mugaritz, Las Rejas y Gaig.
Habrá que dejarles algo de tiempo para que estas influencias se plasmen y sobre todo se asienten en propuestas algo más redondas. De momento, apuntan maneras y saben respectar magníficamente al producto, que sirven con cierta generosidad como las impecables gambas, casi crudas pero con la cabeza caliente, condimentadas con polvo de piña de pino y aceite de lo mismo en la cabeza. Toque delicado que acaricia ligeramente los tres bichos ofrecidos en el “degustación”.
Pero la cosa empezó con unas aceitunas, cebolla roja y piparras muy bien aliñadas ( matices de lima y cilantro).
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Un poco de finger food con las mini croquetas de yuca y scamorza con un punto de mahonesa de lima y ostra con dashi.
Sardina ahumada con manzana, rábano picante y virutas de atún seco, estas últimas más decorativas que gustativas ya que la sardina tiene su propia potencia.
Tataki de atún con pimienta negra, encurtidos y salsa de “lomo saltado” (otro toque peruano).
Como primer plato más importante (tal vez mucho para un “degustación”) stracciatella de búfala con dados de berenjena frita, praliné salado de avellana. Hojas de albahaca. Al lado un bol de ensalada de guarnición que descolocaba un poco.(no hay foto).
Impecable el ceviche de corvina de ají amarillo, como no podía ser de otra manera. Sorprende un poco la piedra caliente que se introduce en el momento de servirlo. No llega ni a entibiar y menos a cocer el conjunto, cosa de la cual me alegro ya que el ceviche perdería su frescor.
Como lo dije al principio: impecables las gambas.
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Suquet Thai : la idea promete. El pargo se presenta en papillote con su (abundante) sofrito y el comensal se lo va aliñando él mismo en coco, lima, cacahuetes, cilantro y una (demasiado) tímida pizca de curry verde. Un plato divertido en el que interactiva el cliente pero faltaría hacer el plato más caldoso, con más “suquillo” (es un “suquet”).
Muy buena la papada con miso y mostaza, aunque “dulcee” bastante y no le hace falta el puré de orejones para añadirle más dulzor. Al revés, tal vez acidez y picante (más mostaza?). Hojas de capuchina decorativas.
Bueno el carrot cake con su lámina de zanahoria encurtida y una crema de filadelfia. Pero aquí también faltaba humedad: un granizado, un helado, una crema de cítricos, por ejemplo…”Vestir” el pastel para transformarlo en postre de restaurante.
Goloso el cremoso de chocolate gianduja con crumble de avellanas y avellanas enteras. En este postre también haría falta la aportación de un ingrediente que le diese más aristas gustativas.
Excelente pan de Conrad (Pa Serra en Poble Sec).
Pero, lo dicho. Los chicos apuntan maneras. Acaban de abrir y se han encontrado desbordados por el éxito, en el que la página Trip Advizor , por lo visto,tiene su parte de responsabilidad.
Tiempo al tiempo.
A parte de los dos menús a 35 y a 55 €, hay una carta con platos –raciones a precios muy asequibles.
Aquí presentamos el menú largo.
MANO ROTA
C/ Creus dels Molers nº 4
93 164 80 04
Fuimos la semana pasada i la impresión fué buena. Tomamos el menú corto y en general todo bién. De hecho, tampoco llego yo a detectar que a algun plato requiere “más aristas gustativas”… 🙂
i a mi nivel no encontré defecto en ningún plato.
Uso esta expresión refiriéndome a los postres, muy planos. Son postres de restaurantes. Necesitan algo más que lo que es un buen carrot cake que te comes para merendar con un café. Los otros platos bien, con los matices que introduzco y que suelo hacer hasta para los menús de los estrellados : un poco de exceso de dulce en el plato de la papada, por ejemplo.
Era una ironia solamente, en la que venia a decir que mis limitados conocimientos de cocina, llegan a donde llegan. Era una ironia hacia mi…
Soy de los que les gusta reirse de uno mismo y en este sentido lo he escrito.
Me dice Gastromimix que el postre de carrot cake ya llevaba la misma noche una crema de cítricos…Rápida reacción…