17 comentarios el “BOHÈMIC Terraza. (Barcelona)

  1. Me acuerdo cuando xavi agullo quería matar a las abuelas….aaaaayyy dios mio,siempre se volverá a la calidez de mama.

  2. La evolución de Bohèmic es interesante en estos últimos años, aunque tengo mis dudas de que no vaya a despistar a sus seguidores. Yo comencé a ir en la etapa en que las mesas eran servidas por Jaume Martorell y era, más que un bistró, un restaurante gastronómico. Era la época de los tres menús con tres precios diferentes y una cierta exquisitez en la puesta en escena.

    Me consta que la crisis general hizo repensar el negocio sobre la marcha , y entró en escena Maite. Todo comenzó a volverse más desenfadado, más «de estar por casa», y muchos comensales entraron a la crítica feroz contra ella, pues está claro que su cometido no era el de un camarero de formación y hacía comentarios de todo tipo en sala y sin miramientos. Yo no soy nada imparcial en esto y Maite me cae de maravilla: sincera, trabajadora y con ironía sana. Cayeron los menús, la carta abundó en propuestas más económicas (tapas) pero manteniendo siempre el nivel de calidad que Mandu le otorga a cuanto pasa por su mano.

    Últimamente los almuerzos ya eran sin platos fuertes, o solo le te los hacían de manera especial si los pedías. Pero este nuevo salto ya entra en territorios movedizos: ¿de verdad Bohèmic necesitaba los temibles envases plásticos y la terracita para ampliar su mercado? ¿no hay vida sin el fast-food? ¿por qué Mandu no da el salto inverso hacia una cocina más compleja con su capacidad demostrada? ¿quiere acabar siendo el rey de las tapas?

    Ojalá que el nuevo camarero que comentas sea también indicio de otro camino cuando pasen los calores, y que vuelva el fogón y el plato con fondo además de las consabidas bravas, pues siento que Mandu puede dar mucho más de sí, y sé que somos bastantes los que lo deseamos.

    • Buen análisis pero te recuerdo que antes de Jaume Martorell, era Maite quien ´se hacía responsable de la sala. Falló el invento por una larga baja de Jaume, y Maite volvió en la primera línea.
      Yo siempre he pensado que era un lugar para hacer una buena cocina de bistrot, cosa que no desmerece en absoluto cuando se hace bien.

      • Cierto, Philippe: la baja por lesión de Jaume dio al traste con la estrategia, pero creo que su sustitución por otro profesional hubiera sido lo más idóneo.

        Una anécdota vivida: en la mesa de al lado una joven pareja de belgas. Yo les iba traduciendo cada plato que les llevaban pues nadie sabía idiomas en la sala. Cuando Maite les trae un estupendo pescado cocinado con humo de brasas, les plantifica el plato en el centro de la mesa y les dice simplemente: fish. Al menos la pareja se rió conmigo por la franqueza… Pero que unos belgas lleguen a saborear manjares (venían con recomendación expresa) y nadie pueda darles razón de la clase de pescado y los ingredientes que le acompañan, deja al lugar en una posición incómoda. ¿Bar, bistrot, taberna, restaurante…? Creo que hay que clarificar muy bien el concepto.

  3. Espero que estos cambios sirvan para que la popularidad de Bohèmic sea similar a la calidad de su cocina. Mi última experiencia fue desoladora: éramos los únicos clientes (2), de la carta la mitad de platos no podían pedirse (era mediodía) y la referencia de vino que pedí ya no estaba en su bodega. Pese al desastre inicial, lo que sí salió de la cocina fue de un nivel que pocos restaurantes en nuestra ciudad pueden presumir.

    Deseo que los Desayunos de Maite sean más dulces que algunos de sus comentarios hacia sus comensales en los últimos años. He ido cinco veces a Bohèmic y en todas, menos la última, algún momento de violencia hanekiana en sala viví. Así pues, felicidades por la nueva etapa.

    • Jaume, Son Almuerzos de los domingos , de 12 h a 15h30. Lo de la escena de violencia hanekiana, hubiera dado mucho por presenciarla…
      Altos y bajos, pero esta casa está viva! Siempre pasan cosas…

  4. Creo que acerca de madres hermanas esposas y demas en la sala ya he dicho en este y en otros blogs todo lo que se puede decir.
    Por otro lado estoy encantado que Bohemic este cogiendo el aire de modernidad local del barrio en el que se encuentra.
    Turistas al Born!!!!!!!!!!!!!!
    Un saludo
    Enrique

  5. Curiosamente, este sábado pasé por delante del Bohemic y te ví charlando con Nando y su madre.

    Yo personalmente he dejado de ir al Bohemic por una combinación de dos factores: (i) el servicio desastroso, con la madre y otra chica joven que corría (¿corre?) como pollo sin cabeza y (ii) la confusión e intransparencia que rodea la carta y la deriva del restaurante a una sucesión de playfood y «tapiplatos» inanes.

    ¿Ya no hacen platos principales grandes?

    En 2012 hice algunas cenas memorables allí, en las que si uno insistía – sobreponiéndose a la insistencia de la madre a coger los tapiplatos – podía hacer una comida de aperitivo, entrante, principal, quesos y postre Raciones importantes, platos serios. Recuerdo un cabrito asado en cocotte trinchado en sala y un pez araña de llorar, que recordaré siempre.

    En cambio en las últimas visitas (y por lo que veo no le daré más oportunidades) ya no hay esos menús, sino tan sólo tapas para compartir. Hay un inmenso talento, hay producto, ¿por qué reducir la carta a un potito de terrina de campaña?

    • Haber interrumpido la conversación! Y así nos conocíamos!Aquella espaldita de cabrito, la vi pasar alguna vez y probé platos de este estilo.
      Platos de bistrot apetecibles. Estoy de acuerdo que Mandu no puede abandonar estos platos…Es lo que hace el encanto de esta casa. Las tapitas y los efectos, mejor dejarlos para otros que lo harán mejor.
      Lo que ves en este post son las tapitas (medias raciones de gyozas y samosas) para llevar.

  6. Leyendo los comentarios, deduzco que me refería a la etapa del camarero varón, con tres menús a tres precios distintos.

    • Cierto, Sociata (y perdón por mi recurrencia): los grandes tiempos del Bohèmic parece que se fueron… Yo también hice esas cenas portentosas, con aperitivos que sólo eran la entrada para platos complejos y redondos, aunque ahora parece que esos aperitivos son la base principal de todo el menú (ay, esos «lletons» que degusté en su día con cuchara en mano…!!) No veo otra razón que la crisis: según le escuché decir a Mandu hace un par de años, ya casi nadie estaba dispuesto a dejarse 70 euros por cena y tuvo que acontentar al cliente remiso a pagar esas cifras. Pero intuyo un problema de enfoque de negocio, pues otros han sobrevivido mal que bien con menús no tan económicos.

  7. El primer día que pisé el B. salí con la firme decisión de que sería el último. Nos tocó esta señora Manduley, que no sé cómo no se da cuenta ni de que está sencillamente infradotada para desempeñar la tarea de camarera, ni de que no tiene ninguna gracia tratar al cliente como si fuera alguien que molestara por haber entrado en su restaurante. Lo que comimos estaba mejor que bueno.

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