


Este domingo pasado y, casi un año y medio después de mi primera visita, he vuelto a visitar LA BARRA en su nuevo emplazamiento del Hotel W. Un cambio sin duda a mejor, aunque michelín haya galardonado con 1 estrella el restaurante de Carles Abellán en su emplazamiento del paseo de la Barceloneta y se la haya retirado una vez instalado en el bello espacio abierto de este hotel de lujo.
Después de Arnau Muñío (ahora en Direkte de La Boquería), el gran artífice de la primera etapa en el paseo, esta cocina pasó un año por las manos de Jaime Tejedor como chef, ex Libentia y Rilke (quien volverá por Barcelona tal vez con nuevos proyectos, después de un verano trabajando en Marbella).
Ahora le toca a Víctor García (en el centro en la foto), un cocinero de la “squadra Abellán” (quien pasó también por Aponiente). A él le toca ahora reconducir la situación.
Todo este verano, el restaurante estuvo cerrado para reabrir hace pocos días. Una pena, ya que hubiera sido uno de estos sitios agradables para pasar el duro verano barcelonés, en el que nos quedamos sin apenas viajar mucha más gente de lo previsto y con poca oferta gastronómica al alcance
Pero la magnífica terraza del primer piso del Hotel W y sus maravillosas vistas ofrece aun muchas posibilidades para los días buenos que quedan. Y una parte de estas mesas exteriores se mantendrá abierta en los próximos meses. La parte interior, con medio aforo, de techos altos, bien ventilada y con buena extracción, también podrá ofrecer cierta seguridad al comensal. Es un bel espacio que los barceloneses podrían aprender a hacer suyo, a condición de que los precios no estén pensados en clave “turismo de lujo”. Así que, mientras se espera el regreso de los viajeros, sería un buen momento para ofrecer alguna fórmula seductora para los autóctonos.
Se mantiene de momento la carta del año pasado, a excepción de un postre de temporada que se incorpora a los cuatro clásicos de la carta.
No me importó repetir algunos de los platos de mi primera visita ya que me habían encantado, tanto el calamar encebollado con yema picante (aquella vez de una ternura excepcional), como el sabroso salmonete Hanoi. La carne, que fue uno de los puntos fuertes de la época del BRAVO, se reduce ahora a solo una propuesta en la carta marinera de LA BARRA. Una espléndida carne de wagyu (creo que de Burgos) que merecería otra guarnición que ese cogollo a la brasa. Con un puré Robuchon y el jugo ligeramente escabechado que lo acompaña, sería un auténtico lujo.

Existe un menú degustación de 76€ pero elegimos unas media raciones a nuestro gusto.


Patatas “aliñás” con caballa curada
Una pena que la patata haya pasado por la nevera, lo que le da una textura granulosa. Es una elaboración que agradece cierta inmediatez, también para impedir una ligera evolución oxidativa de la cebolla.

Berenjenas en adobo andaluz

Ostra frita con huevas de salmón y mertensia
Ligeramente picante. Se recupera esta ostra de la primera etapa de la Barra.

Kokotxas con su pil pil
Un poco más pequeña que en mi primera visita.

Caballa laqueada con arroz de sushi

Calamar relleno de cebolla confitada con yema picante
Recordando un calamar a lo Pelayo que se suele hacer en el Norte.



Salmonete Hanoi
Buen aliño. Aquí también lo serviría con otra guarnición. El kale, al estar muy poco salteado, tiene una textura correosa que no acompaña amablemente al delicado pescado con su agradable crujiente.


Lomo de wagyu
Impecable de textura y punto de cocción. Cuando se tiene solo un plato de vacuno en una carta, se agradece que sea un 10. Repito, para disfrutarlo al 100%, reclamo un buen puré mousseline.


La Tarta de Brie
Ideal para competir. Excelente textura. Un poco de coulis de frutos rojos (acompañamiento previsible pero idóneo) equilibraría con una nota agridulce el punto salado del postre y haría menos cansina su degustación.

Higos con chantilly, arándanos y pistachos
Sabores suaves que reclaman una nota de alcohol. Recuerdo aquellos higos con chantilly al Cointreau que se servían en los años 80-90.


Excelente tinto gallego elegido por Adrià Martín , el maitre, sommelier y director de La Barra. Un ejemplo de delicada elegancia en la sala. Nos instaló en una gran mesa en la terraza. Un servicio perfecto por su parte y la de su equipo.

LA BARRA
