ALBERT ADRIÀ CULMINA BRILLANTEMENTE EL
GRAN PROYECTO DE SU VIDA
Hablar de ENIGMA no es cosa fácil y seguramente, más que en cualquier otro caso, la crónica no reflejará la experiencia real. En parte ni lo pretende ya que se debe mantener algo de misterio como nos lo sugiere su mismo nombre.
No es un restaurante que va a sorprender por la revelación de técnicas totalmente innovadoras . Ferran (en la foto con Lluís Garcia), quien vino a saludarnos la noche de nuestra visita, lo reconocía de pasada, dejando entender que la revolución de la cocina ya está hecha desde hace tiempo, aunque cada día aparecen nuevos conceptos o nuevas técnicas.
La novedad estriba principalmente en la forma de comer. Un largo recorrido de dos horas y media (el tiempo) y por un laberinto entre de cristales de un azul gélido (el espacio), imaginado por los arquitectos de RCA (Les Cols o del Museo Soulages de Rodez). Sello inconfundible que Albert Adrià ha sabido utilizar para plasmar el restaurante de su vida, el que seguramente ni había soñado en serio (“soñar en serio” parece un oxímoron) hasta que no tenga consolidado los cinco conceptos de restauraciones de El Barri, creados en solo 5 años.
Dudo de que exista en el mundo un restaurante parecido. Existen elementos que evidentemente se encuentra en otro sitio, desde la teppanyaki hasta LA BARRA de coctelería o el bar clandestino (recordando al 41º) pero solo se va entendiendo la propuesta global a medida de que se va avanzando por ese enigmático dédalo.
¿Qué el espíritu del Bulli está flotando encima de nuestras cabezas? Sin duda. Pero nos encontramos ahora antes un Bulli que nunca pudo ser, por las limitaciones del espacio de Cala Montjoi y el respeto que se debía a la historia de aquellas paredes. Así que, como en el caso de Disfrutar o más aun aquí, intentemos controlar nuestras nostalgias y saludemos, con apertura de espíritu, estas nuevas andaduras, como lo están haciendo las nuevas generaciones que no llegaron a conocer la “casa madre”. Y hasta el Bulli “volverá” pronto , como nos lo recordaba Ferran la otra noche pero también deberá ser otra cosa…
Tal vez será en la larga tanda de snacks “salados”, que empieza desde la acogida en el vestíbulo “RYOKAN” con su té de hibiscus y su cristal de yuzu hasta LA BARRA,
gran momento en el que el bartender Marc Álvarez acompaña sus cócteles con bocados ( y no al revés), cuando el recuerdo de los haikus bullinianos se hace más patente. (Brutales el daikon marinado y fundente, el cóctel de quina…).
Pero antes hemos pasado también por LA CAVA . Interesante el coctel de palo cortado. Nigiri de calamar, cracker de erizo, tartaleta de trufa negra y mantequilla noisette.
LA PLANXA
Momento en el que me acordé de la teppanyaki de Yashima, que muchos descubríamos en Barcelona hace 25 años… Será sin duda uno de los momentos fuertes de la experiencia. Allí opera delante de solo 5 o 6 comensales, el jefe de cocina Oliver Peña, que ya conocimos en la dirección de los fogones del 41º , aquel pequeño espacio adyacente al Bar Tickets (ahora es La Dulce), en el que Albert debió pensar en dar el salto hacia un proyecto gastronómico más ambicioso donde la propuesta gastronómica no se topara con limitaciones de espacio. En este sentido se puede decir, por ser riguroso en la genealogía, que el 41º grado ha sido ENIGMA en forma embrionaria.
Oliver era por consiguiente la persona indicada para pilotar el nuevo proyecto y es en la teppanyaki donde este cocinero discreto tiene sin duda ahora el mejor escaparate y la mejor visibilidad (por fin). En unos 25 minutos se preparan allí unos bocados de una delicadeza pero de sabores intensos increíbles , marinados con un sake de 23 años espectacular .
Solo como ejemplo : la ventresca de caballa en escabeche de azafrán, el tamal con cilantro cocinado al momento, la gamba a penas acariciada por la plancha, las espardeñas con pil pil de jamón. La magia de la inmediatez pero con un fondo de cocina importantísimo y con las pertinentes explicaciones de Oliver mientras cocina con un par de ayudantes. Gran momento.
DINNER
Luego se pasa al comedor propiamente dicho . Son las 22h30 y solo queda un par de mesas. En cada etapa , uno tiene la impresión de estar casi solo en el restaurante mientras un equipo de 20 personas está cocinando para ti.
ENIGMA, por consiguiente no es un restaurante de lucimiento social, fashion-trendy para snobs. Es para la gente que disfruta locamente con la gastronomía. No hay nada que disperse tu atención. Solo está presente el interiorismo y la escenografía mínima inherente y obligada para la experiencia. Funcionalidad de los paneles de vidrios que simplemente conforman el laberinto necesario para aislar cada etapa del recorrido.
Y lo que me ha gustado muchísimos es una cierta sobriedad en los soportes y más aun en la vajilla : totalmente blanca. Hace tiempo que voy comentando que un exceso de barroquismo (a veces kitsch o bling bling) entorpece más que sirve la auténtica experiencia gastro. Albert recupera aquí una sobriedad estética que obliga el comensal a centrarse en lo que come más que en el atrezzo. Y esto sí que es una sorpresa agradable. El impacto del envoltorio en ENIGMA es el propio diseño general y su uso. Ya no es necesaria la redundancia de una vajilla recargada (y a veces cargante).
La parte DINNER es cuando el talante de Cristina Losada (la directora-sommelier que nos recibió en el RYOKAN) se explaya y (me) convence del todo.
El servicio: “Menos es más” es una frase que repetirá dos o tres veces para recordarnos que tampoco en el servicio del vino tiene que haber gesticulación excesiva, acorde con la frialdad de las “paredes”, la sencillez de la vajilla (volveremos sobre el tema del emplatado) o parquedad explicativa en la presentación de los platos. La cansina disertación, casi siempre enfática, sobre el plato que llega a la mesa, desaparece aquí para convertirse en un juego en el que el comensal puede atreverse a descubrir los ingredientes que lo componen. Será el comensal (cuanto más sagaz más locuaz) quien enunciará a posteriori lo que ha podido reconocer y percibir en el plato, simplemente corregido (o no) por la maître. No se si se hace con todas las mesas, pero lo encontré divertido.
Los vinos: Cristina nos propondrá sin embargo cuatro vinos muy particulares (me encantó el tinto de Georgia, 12º5. Matices muy especiales) recordándonos que lo más importante en un restaurante como este (pero creo que hablaba en general) es la comida, y que le gustan los vinos de poca graduación. Música celestial en mis oídos.
Los platos: no se trata de revelar en detalles todo lo que llevan y de publicar fotos de todos. Estoy de acuerdo que hay una parte de sorpresa que hay que respetar. Simplemente haré algunas consideraciones generales.
En esta parte DINNER se servirán 12 platitos. A veces en platos garndes , a veces en boles pequeños.Como en los snacks anteriores, es interesante el emplatado ladeado, con la comida descentrada. También muchos cuencos para los que se impone el uso de la cuchara (mi cubierto preferido) . Vajilla y cubierto que reflejarán lo realmente sabroso y goloso que son la mayoría de estos platos (tal vez el que menos me convenció fue el de los guisantes).
La estética: no se busca. Pero a veces se encuentra con en este caso. ¿Podría ser un cuadro de arte de vanguardia? Sí. Pero ni se comenta. Ni se “gesticula” explicando que se ha querido representar no se sabe que estilo pictórico ni nada. Se trae a la mesa, el comensal será sensible a su belleza o no y lo comerá (está brutal y ahí estriba su “belleza” auténtica y más aun cuando se descubren sus ingredientes). Esto es la elegancia. Creo que en estos momentos demasiados cocineros (de los grandes) caen a veces en la exageración, el juego trivial, la redundancia y el exceso gesticulatorio bling-bling.
El sabor: está presente en todas partes. Desde la sopa de lechuga hasta la salsa Périgueux . Hace 4 años anunciaba este reintegración de elaboraciones clásicas como esta a la modernidad , al vanguardismo. Esta salsa Périgueux profunda y aromática (la trufa) y su espuma de trompeta es el ejemplo más icónico de esta retro modernidad a la que aludo a veces. Magnífico plato que me recuerda el jugo de liebre que se servía solo en la última etapa del Bulli.
En cuanto al plato de foie ahumado o la alcachofa fundente (sí! Fundente! Maravillosamente fundente! La verdad gastronómica de una verdura puede estar tanto el lo “raw” como en lo fundente). Sin palabras.
¿Quién iba a decir que encontraríamos también en el nuevo restaurante de un Albert Adrià, tal vez la mejor codorniz escabechada posible? Se esperaba de este cocinero una “metavanguardia” futurista de la hostia, y descubrimos atónitos una traca creativa que envía cohetes en todas las direcciones : combinaciones de sabores inéditas, recuperaciones de la memoria, justamente “memorables” en su sencillez suculenta, snacks bullinianos, eso sí con una dominio siempre impecable de la técnica, tanto si se trata de la “proeza” de hacer algo bueno con maltodextrina (en los snacks dulces o “petits” de la última parte) como hacer un salsa clásica irreprochable.
DOLÇ: Postres golosos como una especie de Pavlova de coco y mango o un milhojas de patata que me recuerda un postre de Bras de hace 10 años (Albert me lo reconoce al segundo).
Último cambio de espacio con el speakeasy , que recupera el ambiente 41º, donde se toman los cafés y la última tanda de los bocados dulces, algunos realmente interesantes, pero nuestra atención se relaja y es el momento más canalla de la noche: música, conversaciones, y más cócteles. Desde el despegue en el RYOKAN hasta el aterrizaje en el 41º, el vuelo ha sido intenso. Tal vez se podrán oír críticas hacia este tipo de gastronomía. No todo el mundo podrá entender o aceptar este tipo de “viaje”. Yo mismo en algunas ocasiones he podido expresar mis reticencias hacia un abuso de las propuestas “ experienciales”, muchas veces mal resueltas y pretenciosas. Pero , y evitando ahora, como en toda mi crónica, caer en la hipérbole fácil, diré que es un orgullo para Barcelona tener un “restaurante” como ENIGMA. Era tal vez la última pieza del puzzle que quedaba por completar para que esta ciudad se haya ganado a pulso el reconocimiento al nivel mundial.
ENIGMA
BRAVOOOOO!!!! Gracias Philippe, qué regalo poder leer ésto. En cifras para mortales cuánto se necesita para vivir esa cena?
Si se compara con precios europeos o incluso de aquí de dos o tres estrellas, es un precio muy correcto. 220€ cócteles incluidos. Solo los vinos van a parte.
Magnífico post, Philippe, que has conseguido completar sin mencionar a la Michelin y eso refuerza el relato e incrementa la sensación de que se trata de un lugar único. Ya sé que dirás que era inevitable, que todos lo harán y que es lo que en el fondo se busca (la lluvia de estrellas), pero haberlo hecho ahora reduce considerablemente la magia del post y convierte Enigma en algo mucho más corriente, aunque no lo sea.
Y buen analisis por tu parte.Me veía incapaz de mencionar esta guía,inadaptada para reflejar este tipo de fenómeno culinario.Al menos de momento.Darle una estrella será como ofender.Si se quieren marcar un tanto,tendrian q darles las 3 de golpe.Y no creo q sean capaces.
Esperemos que no decepcione como el 41º cuyo interiorismo jugó bastante en contra de la propuesta gastronómica que a su vez era para mí demasiado ecléctica. No me gusta comparar però en Disfrutar , también universo Bulli, el nivel era mucho mejor.
Mucho mejor que 41°.Todo se puede comparar.A mi me encanta también Disfrutar.Vienen ambos del Bulli pero las propuestas son muy diferentes.Me alegro de que tengamos.Disfutar.El Barri,La Moritz,Abac,Estimar,Gresca,Marea Alta,Hisop,Coure,Suculent,Gaig…
EspaiKru,TramTram,Lluerna,4am5,Caprttx,Shunka…
Me gusto mucho el detalle de que no explicaran los platos al servirlos, más alla del juego de engima, cambia totalmente la manera de afrontar el plato, sobretodo en gente que no tiende a pensar tanto sobre lo que esta comiendo.
En el menu de Enigma hay algunos mar y montañas tal como has dicho brutales, y un servicio que aunque joven ya le gustaria tenerlo a muchos con años abiertos.
A mi tb me ha gustado mucho.Otro ejemplo de q se va allí a comer y a dar importsncia a la comida.
Precioso post, Philippe. Qué bien recoge esa experiemcia tan especial que depara el recorrido. Y qué gran acierto, pienso, convertir una comida en varias diferentes. Hace que pase el tiempo como si nada. De platos, para qué comentar… Y es el inicio…
Gracias Alberto.Viniendo de tí,un buen conocedor de la alta cocina y de la bullinana en particular…
Es solo un inicio pero ya hay algunos platos 10…
A mi por alguna razon no me ha sorprendido mucho Enigma…el interiorismo es fantastico, y tiene algunos platos tremendos (el teppan la mejor parte de la noche para mi), pero el resto no se…
Cuando estabamos en el Dinner me esforcé mas por diseccionar los platos y sacar los ingredientes que de disfrutarlos casi, asi que tengo claro que la proxima vez diré que los expliquen antes para asi ya relajadamente poder disfrutarlos.
La vuelta al 41º fue divertidad y como cierre de la velada esta bien, eso lo tengo que admitir.
En fin, imagino que para los que tenemos algo de recorrido por este mundillo Enigma no inventa nada nuevo, pero aun asi es una proposicion entretenida y a la altura de lo que se les exige a un restaurante de este calibre.
En algun futuro me gustaria volver (cuando se descongestionen las reservas, claro esta, porque ahora es insano)
Un saludo
PD: Fue un placer conocerte y charlar un poco al final de la noche…tenemos pendiente una comida!
Te veo muy exigente Ezequiel!Justamente,como lo explico en el post,es esta aparente sencillez culinaria del Dinner q me ha emocionado.
Pues sí, espero q nos veamos pronto y lo hablamos!
Tal como te dije durante la cena, precisamente eso de diseccionar los ingredientes lo vi como un punto a favor, a mi parecer hace que te concentres más en entender y disfrutar el plato, de todas formas coincido contigo que la parte del Teppanyaki puede ser la mejor.
Hola Philippe,
De la manera que lo explicas, con esa nostalgia bulliniana me dan ganas de ir hoy mismo, aunque supongo que estaran colapsados de reservas, pero si es accesible ir, será mi próxima visita en Barcelona. Gracias por tenernos tan bien informados y por respetar la sorpresa de los platos.
Hola Juanan.Sí.Estará colapsada la web.Habrá q ir entrando de vez en cuando…Complicado.
Buenas tardes Philippe,
Como siempre gran post. Es de agradecer mantener cierto secretismo en relación a lo acontecido en su totalidad. Y como bien reivindicas desde hace ya tiempo, en la simplicidad tambien se intuye un trabajo elevado de reflexión.
Si a ENIGMA no se debe ir en búsqueda de nuevas técnicas y Albert Adrià huye de florituras superfluas, ¿podemos entonces pensar que es esta la época del renacer de lo clásico?
A pesar de no querer revelar mucho de lo que ahí acontece, te animo a hacerlo próximamente ya que hoy en dia, es una lástima que resulte imposible, desde hace dias, realizar una reserva al no tener disponibles ya mesas.
Saludos y gracias por cada uno de tus posts.
Jordi
Hola Jordi. Siempre saldrán cosas nuevas, como tb salen en Disfrutar, pero la “revolución” en el plato ya está hecha. Es lo que quiso decir Ferran, creo. En cambio en el Bulli quedaba por hacer la “revolución” de la manera de comer. En todo caso, es una nueva manera de enfocar la alta cocina desde la sala. Y si Michelin tiene vista deberá tenerlo en cuenta. Y cuanto antes mejor.
Ahora bien, creo que lo clásico, neo clásico ( o retro moderno, como lo llamo) nunca podría ser un simple retorno hacia el pasado, sino una dimensión culinaria que había perdido protagonismo en estas 3 últimas décadas y que ahora reaparece integrado a propuestas “modernas” . Doy el ejemplo de la salsa Périgueux.
Saludos!
El recorrido por diferentes ambientes me recuerda a lo que se hace en DiverXo con la cortinas o a lo que se hace en DSTAgE. Está claro que la tendencia es hacer que la experiencia no ocurra solo sentado a la mesa, pero sorprende que no hayan sido los pioneros!!
Es cierto.Estos recorridos ya existían.Aunque de forma embrionaria hasta en la Nouvelle Cuisine cuando te hacían tomar los aperitivos en la tereaza para luego pasar a la mesa y más adelante volver a la terraza o pada a otro salón con su chimenea para el café y los petits.Como se hacía tb en el mismo Bulli!
Lo q ha cambiado ahora es q Albert ha conceptualizado estas etapas,las ha adaptado a la cocina qq quiere dar y les ha dado contenido.
Buenas noches Philippe.
La verdad es que le he dado muchas vueltas al tema antes de dejar mi opinión al respecto del Enigma, pero a pesar de que en la mayoría de restaurantes coincido con tus gustos y opiniones (difiero en la sillas altas y poco más ;), en esta ocasión no puedo estar más en desacuerdo:
– Platos: excepto el pichón y el excepcional teppanyaki, dos días más tarde apenas recuerdo ningún plato. De hecho incluso la parte de los cocktails me pareció sosa y gris, sin demasiadas diferencias entre las diferentes propuestas.
– Vinos: buena selección, excepcional sake.
– Lugar: al igual que con los platos, soso y gris. Pasas de una sala gris, a otra sala gris, para acabar, oh, sorpresa, en otra sala gris. Se salva de nuevo el teppan.
– Precio: por 330€ por persona, esperaba muchísimo más. Por menos dinero he podido disfrutar en mayúsculas con el menú Festival del Celler, o el Glotón del Diverxo, que sigo rememorando meses o años despues.
Personalmente, como persona que tiene que ahorrar para poderse permitir estos pequeños (o grandes) placeres, me decepcionó profundamente y me pareció un restaurante exclusivo para gente que no tiene que preocuparse de pequeñeces como el dinero (confirmado por el perfil de los otros clientes de aquella noche). De hecho, aunque costase una tercera parte, no volvería, preferiría invertir ese dinero en volver al Disfrutar, o a algún otro restaurante de Albert, como el Tickets.
Hola Sergio.Creo que es un rte q se tiene q ver al menos una vez.Es cierto q el ambiente es un poco gélido.En cuanto a la cocina no son los bocaditos de las tres primeras etapas q más me entusiasmaron pero la teppan y la parte central me encantaron.
Creo q te ha salido muy caro en parte por los vinos.Lo q me importa a mi es ña comida.La semana pasada en el Celler quise solo 3 vinos como hoy en Disfrutar.
En cuanto a pasarselo bien comiendo lee mi último post sobre Dos Palillos…Poco dinero y sitios sencillos…
Philippe, es cierto que el maridaje no salió barato, unos 90€, más la copa del final, pero te vas igual a 220€ solo con la comida si no recuerdo mal, un DiverXo Gloton 😉 ¿Volverías por ese precio? Creo que hay algo erróneo en la propuesta, el tiempo lo dirá. Clientes no les faltarán y alguna estrella les caerá, pero creo que aspiran al top mundial y hoy por hoy no les veo. Respecto a propuestas más baratas, totalmente de acuerdo, si algo no falta en Barcelona son buenos restaurantes. Simplemente quería dejar constancia de mi experiencia como mortal al que este tipo de experiencias le duelen en el bolsillo y espera algo más a cambio 😉
Ahora disfruta con Tickets!Al nivel cocina no es menos!