¡ “Mérite le voyage” !
¿Por dónde empezar? ¿Cómo explicaros lo que supone el cambio a este nuevo espacio. En el fondo todo lo que ahora se percibe en este espectacular APONIENTE ya estaba en gestación en el pequeño local de la calle Puerto Escondido. Simplemente ahora es cuando se aprecia en todo su esplendor. La visión profundamente ecológica de Ángel León, tema recurrente de casi todas sus ponencias desde hace 10 años, aquí se visualiza a la perfección. Ya no se trata sólo de hablar de proximidad del mercado ni de pequeños productores, ni tampoco de reivindicar un pequeño huerto. Todo esto ya se tiene más o menos asumido por casi todo el mundo. Se trataba de poner en marcha una alta cocina pobre y sostenible basada en los productos marinos. Un poco como Michel Bras hizo hace 30 años con el enaltecimiento de la pobreza de su terruño llamado Aubrac: tubérculos, raíces, hierbas desconocidas en su uso gastronómico configuraron entonces una percepción personal del paisaje en el plato. En el caso de Ángel, se trataba de descubrir pescados menospreciados, ignorados, que él y su alter ego culinario , Juan Lu Fernández supieron elevar a los altares del Olimpo gastronómico. Y la novedad es que está filosofía se inscribe ahora en un marco de coherencia del entorno que pocos restaurantes en el mundo tendrán.
La recuperación de este antiguo molino de mareas en las marismas degradadas del río Guadalete del puerto de Santa María, ha sido un enorme acierto.
La visita guiada a los esteros que circundan el restaurante protagonizada por el representante de la Ong Salarte , Juan Martín Bermúdez, fue todo un ejemplo de conciencia medioambiental. Y lo entusiasmante del asunto es que esta recuperación de las salinas, la planificación de los huertos marinos (con cultivos de plantas halófilas) y la reaparición de especias marinas y ornitológicas en estos parajes, se deben también en gran parte a la instalación ahí de un gran restaurante. La gastronomía, envuelta a veces en una imagen de frivolidad hedonista , puede ser , como en este caso el motor dinamizador de toda una región.
Hay que insistir en que APONIENTE será , y es ya, más que un restaurante de dos estrellas (muy pronto debería ser de tres, no cabe ninguna duda). Será un destino turístico de primer orden, por esta experiencia gastronómica que va justamente más allá del simple disfrute de la mesa.
Aquí no hay que forzar ningún discurso. El mismo entorno marca la dirección por la cual el concepto de alta cocina marina sostenible se puede desarrollar con toda su coherencia. Y el gran mérito de Ángel es sin duda de haber intuido desde sus inicios, un poco torpes a veces, el enorme potencial de esta tierra, pasado por el filtro inteligente y visionario de su mente.
Es también en ese contexto de ennoblecimiento de todo un territorio deprimido que hay que situar esa tarea pertinaz de visualización de los vinos de Jerez por parte del sommelier Juan Ruiz-Henestrosa, con el rescate de sus joyas ocultas e infravaloradas, equivalente vitivinícola de los peces humildes que Ángel enaltece.
Justamente esta tabla de embutidos marinos muchos elaborados con el simple y despreciado mújol (o albur) constituye una de las creaciones culinarias más interesantes de los últimos años, el trampantojo más genial que haya podido existir. Una idea gastronómica y nutricional de un enorme potencial (aun sin explotar). Este juego del cual disfruta el comensal con esa sobrasada, esa butifarra catalana, ese chorizo, galantina de calamar, áspic y otros pâtés en croûte marinos, tal vez se comercializará un día como deliciosa comida saludable , pensando en la alimentación de los niños, siempre reacios a la ingesta de pescado, o en el mundo musulmán, por el tabú al cerdo. Tiempo al tiempo.
Pero me he adelantado al menú y antes quería señalar que el espacio del molino es sin duda de los restaurante más espectaculares de Europa . Me recuerda en su forma extremadamente alargada al Combal Zero de Turín.
Tal vez me sobran los detalles decorativos marineros, algunos redundantes, como algunas estatuas o la sirenita colgando del techo.
Pero el marco y las vistas que se aprecian desde las ventanas y sobre todo desde la deliciosa terraza, hacen de este nuevo Aponiente un destino obligado para los que piden algo más que una excelente cocina.
Y evidentemente la cocina es otro (el principal) motivo del viaje. Por la originalidad de la propuesta y por la suculencia de las preparaciones. Cada vez todo está más redondo y hasta los postres (la gran asignatura pendiente de Aponiente) alcanzan ya un nivel altísimo.
Pero dejémonos de tantos preámbulos y pasemos al menú.
Gran menú de Mar de Leva (195€).
Existe también el menú Selección a 165€
Tortillita de camarones . El aperitivo “firma” de la casa.
Dulcería marina
presentada en la foto por el maitre Chema Martínez (ex Suculent) con el guiño de un envoltorio de pastelería . Por suerte nada dulce como lo dejaban presagiar los aperitivos excesivamente dulzones del cóctel que se sirvió para un centenar de personas la noche anterior. Al día siguiente, después de desaparecer algunas de esas pruebas desafortunadas, todo había vuelto a su cauce: la cocina de Ángel y JuanLu no puede ser la de los polvorones de maltodextrina o de los obulatos azucarados.
Carmela blanca rellena de un tartar de calamar en alioli y Carmela negra de choco (holandesa de tinta?) . Como “éclairs” . Deliciosos. También el “ pastelito de San Marcos”, una capuchina empapada de cangrejo coñeta. Mientras los trampantojos sean así, ¡ vivan los trampantojos!
Sin finger ball después de la finger food. Sólo unas gotas de esencia de limón en las manos.
Matanza en alta mar
Chacinería fría: áspic de molusco (como una galantina), pâté de arencón, papada ahumada de tomaso …Me hubiera comido toda la tabla.
Guiso de chistorra de albur con “alubias” (ñoquis) y salicornia.Riquísimo. La tradición reinventada.
Un clásico: la sardina a la brasa de huesos de aceituna con emulsión de su propia grasa en la galleta de maltodextrina , y berenjena. Aquí la malto tiene su sentido y sobre todo no tiene protagonismo como en un “polvorón” o una “arena” que invada el plato.
“Taco” de guacamole de plantas halófilas. Un poco dulzón.
Tortilla de camarones “roquiana” (esta vez de huevos, en técnica de esferificación)
Cocina fría
La primera ensalada de Aponiente: caracoles de mar “ a la llauna” con plantas salinas, hojas de ostra, brócoli Lyo.
Royale de ortiguillas y plancton, tagarninas osmotizadas (mal integradas al plato), huevos de caracoles y berberechos liofilizados. No creo que sea interesante liofilizar moluscos. No ganan en concentración de sabor y pierden en textura. Ángel lo había intentado hace un año con una ortiguilla y tampoco entonces el resultado era muy concluyente.
Sopa fría de escabeche con mejillones . Recordando un gazpachuelo de hace un par de años que era para llorar de bueno. Este escabeche no lo mejora.
Ostra “encominada” envuelta en una concha de reganá. Delicioso licuado de zanahoria que recuerda una ensalada típica de la región. Toque de raifort y brunoise de zanahoria morada. Excelente plato.
Vajilla espectacular (elegante plato de presentación Christian Lacroix) pero a veces un poco kitsch como en el caso de esta caballa en ceviche (volveremos más adelante a encontrar algo parecido con la sepia). Me gusta un poco más de contención con la vajilla. Aponiente no tiene que olvidar sus orígenes humildes. Convendría evitar estos alardes de nuevo rico que contradicen un poco el discurso de productos pobres que caracteriza la casa.
Pero tal vez sea una concesión necesaria para nuestros amigos de la guía roja…
Cocktail de marisco. Al fondo una potente americana, tartar de galera, helado de salsa rosa, aire de naranja amarga. Una “deconstrucción” bulliniana. Simplemente brutal.
Cocina de Abordo
Lenguado albino No ha desarrollado su pigmentación que le permite protegerse con camuflaje . Otro pez despreciado por los consumidores pero diezmado por las otras especias depredadoras. Se sirve con puré de apionabo y topinambo, un “beurre blanc” y caviar de esturión albino. En Aponiente, detrás de una apariencia de cocina moderna e innovadora, existe un fondo de cocina muy clásico . Como este uso de la mantequilla o de las demi-glaces.
“Râble” de albur bien glaseado, con su chicharrones crujientes de piel de morena y láminas de gurumelos ( amanitas ponderosa).
Tendones de pollo de corral con plancton y berberechos esta vez al natural.
Los interiores del abalón (el que se cría ahora en Galicia), “a la grenoblesa”, es decir como una meunière con alcaparras. Me sobraba la textura correosa de la hoja de alcaparra.
Parece que haya un retorno casi general a la mantequilla, asociado a la recuperación de elaboraciones de la cocina francesa que había quedado en desuso durante una veintena de años. Beurre blanc, holandesas (bearnesa, maltesa, choron etc…). La cocina moderna es inclusiva e integradora (técnicas de vanguardia, cocina clásica, cocina tradicional, cocinas del mundo…).
“Molleja del estero”. Es como un órgano triturador o limpiador que tiene la lisa (albur o mújol). Similar en su textura a la molleja de las aves (en catalán se llama “pedrer” reservando la palabra “lletons” para la molleja de cuello (timo) o de corazón).
En este caso, era una parte del pez que se desechaba y que los de Aponiente han recuperado para un uso gastronómico muy interesante (lo llamé en su momento trash-cooking como me lo recuerda JuanLu). A mí me recordó la textura de unos riñones. Ya me imagino el plato “riñones” de albur al Jerez…
En el último plato de cocina salada, vuelve el gueridón. Esta vez con la prensa que perteneció a Santi Santamaría. No podía caer entre mejores manos. Pero en vez del histórico pato de la Tour d’Argent, aquí se hace el choco “à la presse”, extrayendo todo los jugos de sus interiores para elaborar el acabado de una salsa, flambeado al armañac incluido, con que se rociará unas láminas de sepia traslúcidas. Gran momento que llamaría “retro moderno”. Una pena que la salsa saliera un poco salada por el exceso de reducción.
Viaje dulce desde El Puerto
Bolsita de mentol que se esnifa para hacer un reset olfativo. Este tipo de juegos suele hacer gracia al comensal…
A mí lo que me hace gracia realmente es que los postres hayan dado un salto importante. ¡Cuántas sobremesas en Aponiente en las que nos lamentábamos de un triste epílogo del menú!
Después del fichaje del gaditano Javier Molina (ex Espai Sucre Méjico. En la foto con las gafas), los postres han adquirido más complejidad gustativo gracias al buen criterio de este pastelero y a su excelente nivel técnico.
Particularmente interesante las esferas de coulis de albaricoque , reproduciendo en boca el aterciopelado de la fruta. Como un orejón líquido. Toque de clavo, helado de limón.
Crujientes (muy etéreos) de café, sorbete de cereza, shots de pomelo.
Barricas. Un postre homenaje al viaje que hacían antaño las botas de Jerez hacia Escocia, donde acabaron aportando al blanco aguardiente primigenio del whisky, aquellos tonos ámbares que le conocemos ahora. Un goloso postre de bizcocho emborrachado, espuma al whisky y chocolate ahumado.
Esplendidos bombones. Recuerdo uno al azafrán y otro de anchoa cuyo sabor se parece al de caramelo a la mantequilla salada, tan de moda en Francia. Sablé bretón y versión del Petit-Ecolier. Golosinas más que suficientes para colmar los exigentes requisitos de nuestra guía roja en cuestión de mignardises…
Vinos. No suelo hablar de este tema que no conozco y no sé disimular.
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Intento evitar los maridajes pero otra vez caí en las redes (metáfora marinera obliga) de Juan Ruiz-Henestrosa.(Se le ve en la foto más arriba sujetando la prensa)
Y esto que habíamos empezado bien con un zumo de mandarina a la albahaca… Pero luego la cosa se torció…Me encantó la sidra de pera de Eric Bordelet .
Una sugerencia para Aponiente en particular (en clave de sostenibilidad) y en general : ¿por qué no prescindir ya de las aguas minerales embotelladas? Existen desde hace años máquinas para filtrar y gasificar el agua del grifo. La mejor y la más barata. En París, incluso la regalan al cliente. El agua no debería viajar ni se debería negociar con ella.
Excelente servicio de pan. El panadero que los elabora a primera hora de la mañana (vestido de blanco en la foto del cuarto de pastelería) sigue atento durante toda la comida para los cambios de pan oportunos .
Diez vinos, diez panes, 25 platos … La comida en un dos estrellas (camino de tres…) tiene estos “sacrificios” para alguien que cada vez más disfruta con 1 (buen) pan, 1 (buen) vino, y 4 o 5 medias raciones.
Pero si existe un sitio en el que todo esto no se hace largo ni pesado es aquí. En Aponiente hay siempre tanto que enseñar y nosotros encantado de descubrirlo…
Más que nunca , y ahora con apertura de Noor en Córdoba, Aponiente es EL viaje.
Dirección gastronómica:
Ángel León y Juan Luis Fernández
Director de sala:
Juan Ruiz-Henestrosa
Sumiller :
Jorge Ponce
Maître:
Chema Martínez
Jefes de cocina:
Luis Callealta y Javier Méndez (I+D, ex Enoteca)
Host Manager:
Francisco Fuentes
Cerrado domingos y lunes.
Philippe, me has hecho salivar de buena mañana y reír con tus comentarios “vajilla de nuevo rico” y sacrificios de “panes, vinos y degustaciones”. Allí estaré para Vinosle con AQ&friends!
Espero no haber ofendido a nadie con mis ironías…
A mi desde luego que no, ya te conozco un poco!
Sin duda, Aponiente es EL destino. He ido 3 años seguidos y la experiencia es cada vez mejor. Disfrutemos de un restaurante que vive un momento creativo con pocos precedentes en este país. Es Arzak de los 90, elBulli del 2000 o Can Roca de hace cinco años.
Aponiente es una Fiesta. Un festín de platos que en ningún otro lado probarás, de vinos que otros ni saben que existen, y, gracias a un extraordinario servicio de sala, una experiencia donde el comensal se siente cómodo durante las 3 horas que puede durar el viaje.
Ojalá le lleguen las 3 estrellas pronto pero que ellas no traigan el brillo cegador que ha convertido en caricatura a algún que otro cocinero.
P.D.: Y sí, me temo que las sirenas colgantes y los platos de sepia envejecerán mucho más rápidamente que la comida que allí ofrecen.
De acuerdo en todo, Jaume! A veces las estrellas hacen que el cocinero se complique demasiado la vida… Es la otra cara de la moneda.
Estimado Philippe:
Nunca habías transmitido tanta pasión como en este fantástico texto. Su lectura casi obliga a acudir al restaurante de Ángel León. Como tantas veces, das en el clavo en muchos de los comentarios que trufan el escrito.
Con el deseo irrefrenable de probar la cocina de Aponiente, y ahora que Paco Morales ha abierto su Noor, no me quedan más excusas para viajar a Andalucía; un destino, por otro lado, tan querido por mí.
Enhorabuena por este magnífico texto.
Hoy, más que nunca, un placer leerte.
Un abrazo.
Muchas gracias Juan Luis. Efectivamente, más allá de la cocina y de los aspectos gastronómicos, es toda una filosofía y un entorno que acaban atrayendo y seduciendo. Lo repito. Es el Bras de la Andalucía de hoy. (Mutatis mutandi).
Interesante menú que, en mi opinión, queda estropeado por la parafernalia y la apariencia. Tú mismo lo has dicho:
“Convendría evitar estos alardes de nuevo rico que contradicen un poco el discurso de productos pobres que caracteriza la casa. Pero tal vez sea una concesión necesaria para nuestros amigos de la guía roja…”.
Es muy triste que unos y otros (cocineros y comensales) se rindan a los criterios estéticos que impone la guía roja. Cada vez repele más esa actitud condescendiente, la verdad.
Las dos estrellas se dieron a un sitio humilde que es ahora La Taberna del Chef del Mar. No habría ningún motivo para complicar ahora las cosas. Contención, sencillez en el packaging para un contenido gastro humilde y sostenible.
Impecable señor Regol..he vuelto a revivir la noche que cené en Aponiente, por cierto creo que en la misma mesa que usted. Felicidades, describe y terapia como nadie. Un abrazo!
Hola Cinta! Me puedes llamar Philippe, je je. Gracias por tu amable comentario y el pequeño guiño…Abrazo!
Hola Philippe.haré ese viaje a Noor y Aponiente.pero me fastidia,como a ti, esa vajilla,y el resto de parafernalia hueca.la michelin da tres estrellas a barras de sushi (como el MASA de nueva york;y merecidas,segun mi criterio).los oropeles solo me qitan las ganas..
Un saludo afectuoso!!
Hola Severne. Era solo una interpretación mía. Igual con el marco maravilloso del molino, la cocina , la atención a los vinos y el servicio en general, la michelín se conformaría. Una buena vajilla, eso sí, pero más sobria, tal vez les convendría. Un abrazo!
Casi siempre estoy de acuerdo con tus comentarios pero hay un tema que me intriga. Me pregunto si tu preferencia por menús más cortos no es más bien un reflejo de un empache de alta gastronomía. Tienes la suerte de poder probar la comida de los mejores restaurantes casi a diario y entiendo, que al final, te quieras quedar con los 4 o 5 bocados más excelso de cada restaurante.
En cambio, para alguien que puede permitirse disfrutar de restaurantes de 2 o 3 estrellas Michelin unas pocas veces al año ese “día especial” donde se vive una experiencia gastronómica, la longitud de un menú degustación encaja con lo que se espera vivir y comer.
No estoy seguro de quien es el cliente medio de estos restaurantes.
Me gusta tu comentario. Y llevas algo de razón. El cliente medio igual quiere todo lo que rechazo: muchos vinos, muchos platitos, muchos juegos, mucho packaging… Quizás mis gusten se correspondan al comensal más enterado, más viajado, que no se deja sorprender con el primer “humo”,(metafórico o no) que se encuentra. Muchos de los lectores son justamente cocineros que se las saben todas…
Da gusto leer crónicas tan detalladas, tan críticas y tan constructivas.
Muchas gracias , Ruben! Sí, un poco larga…10 horas de trabajo je je
Alguien tiene que hacer el trabajo duro, jajaja.
He estado unos días sin mirar el blog y he leído con agrado los últimos posts,sobre todo el de Noor.Pero quería comentar algo sobre Aponiente,un restaurante que encabeza mi lista de pendientes y sobre el que no puedo emitir ningún tipo de valoración gastronómica.Así todo después se leer el.post tengo un par de preguntas rondandome la cabeza.¿A todo el mundo le parece normal que un menú con coste de materia prima ínfimo se cobre 195 €?.Y aunque soy muy consciente de que valor económico y gastronómico de un producto no son para nada equivalentes,¿Es pecado incluir en un menú productos “más nobles ” pero de indudable valía culinaria como langostinos,cigalas,lenguados,besugos,rutas…. que son pesca habitual en las cercanías de El Puerto de Santa María?.Yo tengo mi opinión pero me gustaría saber la de los habituales del blog y ,por supuesto, la de Philippe.Muchas gracias.
A veces los cocineros son presos de su sello. Y el de Aponiente es “pesca de descartes, sostenible”. En lagún menú hace un par de años, comí langosta o bogavante, y la verdad, me pareció bien… Estoy de acuerdo que Angel no se debería cerrar a nada, pero hay sólo un restaurante en todo el país que tiene esta oferta. ¿195€? Caro? Si se compara con algunos restaurantes de París que no ofrecen ni la mitad de la experiencia gastronómica de Aponiente, no es caro.
Si se compara con el resto de rtes de aquí, sí: un poco caro, sin duda.
La alternativa sería 250 € en Rías de Galicia , sólo producto sin plus de cocina ni creatividad. O bien Aponiente donde descubres una “molleja” de albur, antes nunca degustado…
Qué es mejor? No tengo respuesta.
Pues ya está claro!!
Vamos al sur, hacemos parada en Córdoba y terminamos en El Puerto de Santamaría, o directamente al puerto y de vuelta a Córdoba.
Valencia-Sevilla-Cádiz : 5h 40min. AVE + Media distancia.
Valencia-Córdoba: 3h. AVE
Córdoba-Sevilla: 40min. AVE
Sevilla-Cádiz: 1h 40min. Media distancia
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Disculpa Philippe, el mensaje iba dirigido al grupo de amigos Gourmet que tenemos en Valencia.
Aprovecho para felicitarte por el blog.
Soy amigo de Nacho Gurrea, fiel seguidor tuyo hace muchos años desde Valencia, y quien nos metió en las venas el mundo de la gastronomía a cuatro amigos de la infancia que cuando podemos hacemos estas escapadas inolvidables.
Ir a Can Roca, Diverxo, Tickets, 41º, Santceloni o Freixa, fuera de Valencia es previsible, pero ir a Suculent, Gresca, Capritx, Espai Kru, Disfrutar, etc, no los hubiésemos conocido sin tus consejos.
En Valencia y alrededores, Ricard Camarena (desde su Arrop en Gandia), Morales (desde su paso por Hotel Ferrero en Bocairent), Vicente Patiño (Óleo), Raúl Aleixandre, Josep Quintana (en su época buena de Torrijos), Askua, L’escaleta, Casa Manolo, Kaymus, Macellum,,,,,
Qué lástima no tener más tiempo y más dinero para hacer estas escapadas más a menudo.
GRACIAS !!
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> El 24 mar 2016, a las 8:35, El Tortugo escribió:
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> Pues ya está claro!!
>
> Vamos al sur, hacemos parada en Córdoba y terminamos en El Puerto de Santamaría, o directamente al puerto y de vuelta a Córdoba.
>
> Valencia-Sevilla-Cádiz : 5h 40min. AVE + Media distancia.
>
> Valencia-Córdoba: 3h. AVE
>
> Córdoba-Sevilla: 40min. AVE
> Sevilla-Cádiz: 1h 40min. Media distancia
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Qué disfrutéis el viaje!
Pingback: La Mesa by Ángel León. Mandarín Oriental (Barcelona) | Observación Gastronómica 2
Aponiente es de mis favoritos a nivel global (5 veces van ya), y aunque yo sea de Cadiz y alguno me pueda tachar de tener una opinion sesgada con respecto a este sitio, creo sinceramente que es un restaurante especial al nivel de las mejores mesas del mundo, ya sean en Tokyo, NYC o Paris.
Me sorprende mucho el zumo ese que te sirvieron, ya que pensé que solo servian vinos; me ha recordado a Noma y a la cocina escandinava en general con sus maridajes alternativos.
La proxima vez que vaya le dire a Juan que me prepare un maridaje de ese estilo, a ver que se le ocurre.
Un saludo y grandisima critica (por alguna razon no la vi en la fecha de publicacion)
Juan intenta buscarme alternativas ya que sabe que no me gusta maridar con muchos vinos. Dentro de un mes sabremos si Michelín vuelve a arriesgar y la da la tercera…Actualmente ir a Aponiente es EL viaje…
Hoy hemos comido de nuevo en Aponiente (la anterior visita fue hará unos cuatro años en el local antiguo). El espacio, espectacular, y el menú, genial, una especie de versión 2.0 de lo que comimos entonces. Qué bien tener familia en San Fernando. Con cada visita, un nuevo Aponiente!
Frederic
Me alegro mucho!!!
Y mejor que estarán en marzo del año que viene, cuando reabran …
Nuestra camarera nos ha medio-espoileado y nos ha dicho q lo q están preparando para la próxima temporada será espectacular!
Carro de embutidos marinos. Comer la luz.
Carro de embutidos marinos. Comer la luz.
Veremos!