15 comentarios el “EL MOSQUITO . (Barcelona)

  1. He estado un par de veces y me gustó … Y como las listas de espera no son de mi agrado, el truco és aparecer allí a primerísima hora… Oscuro, agobiante, dramaticamente joven 🙂 però coincido en que sales pensando… “Ningún problema en volver”…

  2. Parece que ahora lo cutre está de moda, estuve una vez en este antro por llamarlo de alguna manera y se me revolvieron las tripas.
    Como sale en la foto la higiene del personal no es que sea la más digna, cocineros vestidos de calle cocinando, que más tendremos que ver en la cocina?gente cocinando con bañador?

  3. si peró igual que se vende humo en muchos casos se tendría que vender imagen también, que quieres que te diga, yo si entro en un sitio y veo un cocinero vestido guarro como este como que no, si visten así imagina como manipularán los alimentos.

  4. Ojalá los ejemplos de cutrez fueran Mosquito y La Cova Fumada como mostrabas Philippe en uno de tus comentarios.

    Cuando esta aparente y real cutrez dan pié a tales manjares, a la mierda los estereotipos y protocolos de higiene. Al final, siempre valoramos por si nos gusta y como nos sienta aquella comida.

    Mientras no manden a nadie al Hospital…bendita sea la cutrez!

    • Alex hablas de cutrez peró en tu blog veo sólo restauranets de la talla de Can Roca, Disfrutar,…, ahí van sucios los cocineros también….

      • Esto es lo que explico en mi post sobre la Cova Fumada…

        “Siempre he desconfiado del fetichismo de lo cutre ni he mitificado de entrada los lugares canallas. Existe un esnobismo de la cutrez no menos discutible que el de su vertiente pija.

        Ni los lugares trendies y fashions están condenados a la inanidad gastronómica ni los antros cañís responden siempre a las bondades fantasiosas de nuestro imaginario. Y , como siempre, lo que tiene que marcar la diferencia es el valor gustativo de lo que se come, independientemente del entorno en el que se consume. Cuando degusto un plato, tanto si es de alta cocina o una simple “bomba” de patata y carne, mi mente se abstrae, al menos inconscientemente, de lo bueno y de lo malo del entorno y disfruta con la percepción de los sabores . Sabores y aromas, sencillos (como en este caso) o complejos, que requieren toda mi atención.

        Hoy este post es otro homenaje a la cocina de la sencillez que también, a su manera y si está bien hecha, es cocina de emoción.”

        • Philippe, estoy totalmente de acuerdo con tu último comentario, sobretodo en lo que refiere a que una vez tienes el bocado en la boca el juicio sobre bueno y malo no tiene que verse condicionado con el entorno.

          Gratacos, respecto a mi blog, en él me gusta mostrar aquellos restaurantes que la gente no frecuenta habitualmente, ya sea por precio o por cliché de que no es lo habitual gastarse 100 euros en una cena (luego hay quien se los fuma en gin-tonics de 2 a 5 a.m.). Es un intento de acercar estos menús y platos al mayor grueso de personas. Tengo la sensación de que ese grueso de personas (entre el cual yo me incluyo personalmente) es mucho más asíduo a las bravas del tomás, las bombas de la barceloneta o los dumplings o shwarmas del raval…

          Con eso me remito otra vez a lo comentado anteriormente, siempre intento valorar por lo que me guste de un plato, dándome igual si me lo tomo con una cuchara previamente enfriada a 12 grados o si me lo tomo con las manos como un gorrino. Siempre dentro de los parámetros de que no manden a nadie al hospital.

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