Hace ya 13 años de este post, y como estamos haciendo balances, lo vuelvo a publicar aquí, apenas retocado. Son 4 anécdotas pero, aprovechando que tenéis algo más de tiempo y ganas de oír historias pasadas, aquí lo dejo…
Gracias por la buena acogido del post anterior!
Y toda mi preocupación y solidaridad con todo el sector. El mundo parado, tal vez dos meses…Huelgan comentarios. Un abrazo a todos!
Hoy publicamos aquí estos recuerdos de aquellas jornadas que sin duda cambiaron el rumbo de la alta cocina de vanguardia en España. Estas reflexiones han sido escritas hace ya más de un año para el Anuario Gastronómico de la Comunidad Valenciana de Antonio Vergara, a punto ya de publicar su IV edición.
Evidentemente todo empezó con la visita de Paul Bocuse y Raymond Oliver a la Primera Mesa Redonda sobre Gastronomía organizada por Club de Gourmets en diciembre de 1976 pero fue sin duda en aquellos primeros años noventa cuando España pasó de ser receptora de creatividad culinaria (principalmente desde Francia) a ser productora de sus propios conceptos. Y las Jornadas de Vitoria, organizadas por Gonzalo Antón y un “clarividente” (por utilizar una de sus palabras favoritas) Rafael García Santos, fueron el escenario de aquella transición donde toda una joven generación adquirió una cultura gastronómica que les ayudó a encontrar sus propios caminos.
Si en el Anuario valenciano 2006 ,hablábamos de la llegada de la Nouvelle Cuisine a España hace más de 30 años, en esta edición podríamos recordar los años de bullicio gastronómico que supusieron aquellos primeros años de los 90.Se les puso el nombre pomposo de «Congreso Nacional de la Cocina de Autor» pero fueron sobretodo grandiosos ágapes preparados con la asistencia de la flor y nata de la cocina europea, principalmente la francesa , y acalorados debates que no dejaban a veces a títere con cabeza.
Hay que reconocer que la visión de futuro de sus organizadores, Gonzalo Antón y Rafael García Santos fue extraordinaria. Como recordó Mikel Zeberio en el último Foro de Zaragoza, allí empezó todo.
Aún se miraba hacia Francia ¿ cómo no?, con toda la admiración del mundo pero se empezaba a vislumbrar una nueva realidad culinaria entre algunos de los jóvenes cocineros de nuestro país.
Cohabitaron en aquellos años una alta cocina francesa , relativamente clásica, con sus réplicas españolas, alemanas o italianas , pero cuyas reglas ya pertenecían quizá al pasado, y otra manera de considerar la cocina, más vanguardista , más «moderna» , (principalmente Bras y Gagnaire, pero no sólo ellos ) que prefiguraba ya el cambio coperniquiano que se estaba gestando en nuestro país.
Tal vez García Santos pretendiera al menos que se conociera la cocina clásica , sobre todo cuando , en España , no había dejado tanta huella como en otros países. Así que desfilaron desde cocineros de la primera ola de la Nouvelle Cuisine como Michel Guérard hasta los más actuales de aquella época como Michel Trama o Alain Ducasse , cuando este último aún ejercía de cocinero… Joël Robuchon, acudió también cuando estaba en plena gloria , en el 93, para la cena de inauguración. Para convencer al personal que pagara contento las 30.000 pesetas del menú no podía faltar las hipérboles de Santos : «El astro parisino presentará algunos de sus platos más geniales y perfectos(…) glorias inscritas con letras de oro en el recetario universal(…)sensaciones sibaríticas arcangélicas.»
Reconozco que fue sólo al día siguiente cuando acudimos ( haciendo muchos sacrificios para podernos pagar el ticket de las Jornadas) desde Barcelona, un grupo de cocineros donde se encontraban entre otros Alex Montiel , Jordi Parramón y creo que Jordi Butrón.
Pierre Gagnaire era cabeza de cartel y no nos lo podíamos perder. Estaba en su mejor momento creativo (aunque no económico). Acababa de abrir su espectacular restaurante de St Étienne y las cenas de Vitoria (que costaban 19.000 pesetas ) llegarían como agua de mayo para su entonces maltrecha economía.
Si Robuchon , el día anterior , había tenido algún detractor , podemos imaginar que un cocinero que se atrevía con una «Muselina de salmón con salpicón de bogavante y mollejas de ternera al rábano» iba a salir mal parado del evento…
En aquella época las rompedoras combinaciones de sabores de Gagnaire eran lo más vanguardista en el mundo y así lo entendían mis compañeros de mesa. Un siempre modesto Manolo de la Osa y unos jovencísimos Nacho Manzano, Pedro Martino , Pepe
Rodríguez y Nando Jubany aplaudían con entusiasmo los atrevimientos del cocinero . Otros en cambio, algunos críticos invitados a cuerpo de rey, preferían cantar las excelencias de su tabla de quesos… Eran los mismos que criticaban la cocina de Michel Bras, considerada insípida, y protestaban por la duración de sus menús . El último año , acabamos a las 3 de la madrugada el menú de los lácteos…
Pero a pesar de las críticas , es innegable que fueron estos dos cocineros quienes influenciaron más la incipiente joven generación española.
No tanto Marc Veyrat que decepcionó bastante. (Nota: Y hemos visto recientemente lo mal que ha quedado enzarzándose en una estéril polémica con Michelín que llevó hasta un juicio). Siendo un gran cocinero, su lado algo charlatán no llegó a convencer al público. Se notaba algo de oportunismo en su afición por las hierbas. Para todos, el gran cocinero /botanista era Bras , sin ninguna duda , y su concepción naturalista de la cocina , que tanta influencia dejaría en nuestros jóvenes cocineros.
Casi se recuerda más a Veyrat por el manifiesto que repartió entre los presentes. Recuerdo que lo tuve que traducir. Era la respuesta a la soflama de Robuchon, Ducasse , Dutournier , Loiseau etc contra la cocina «fusión /confusión» que contagiaba la «Gran Cocina Francesa».
Veyrat lideró el contrataque con Gagnaire, Bras, Senderens , Troisgros etc. Monsieur Paul (Bocuse ) zanjó la polémica apoyando a los «Modernos». ¡Y bien que hizo! ya que al año siguiente, en una muestra de «coherencia envidiable», Ducasse montaba el Spoon , ejemplo de world-food donde cada uno se confeccionaba su propio menú….
El que sí triunfaba en los salones del Zaldiarán de Vitoria era el cocinero francés con creatividad tranquila : Jacques Chibois y su memorable tatín de manzana y trufa negra o su tan copiada macedonia de frutas y verduras a las hierbas. Fue uno de los maestros de David de Jorge . Paradójicamente fue en su época de cocinero/funcionario en el Hotel Royal Grey de Cannes cuando más creatividad derrochó. Ahora gestiona atinadamente su restaurante cerca de Grasse…
Que Jean –Michel Lorain o Firmin Arrambide no entusiasmaran al personal , se podía entender pero el fracaso de Jacques Maximin fue algo más escandaloso. Gran maestro de la cocina provenzal, creador de conceptos como el prensado (ensaladas en forma de terrinas como lo definiría Adriá…), el primero en rellenar la flor de calabacín o usar la piña de pino en la cocina, un auténtico mago en la potenciación de los sabores, siempre invocado con sumo respeto por el cocinero de Rosas (de él aprendió que «crear es no copiar»), tuvo a pesar de todo una acogida gélida por parte de los asistentes. Después de una larga y algo etílica «mis- en –place» el maestro había preparado un menú complejo , algo barroco, lleno de sabores inauditos y densos, pero con una estética de emplatado algo trasnochada .
Los asistentes empezaban ya a juzgar a un plato por su aspecto exterior y estético. ¡Decididamente España estaba basculando en la «Modernidad» !…
Tal vez lo más interesante de aquellos años fue el concurso de jóvenes cocineros. Se daba la posibilidad de expresarse a toda una generación, en parte la que manda ahora en los fogones.
En el 94 los 3 finalistas fueron Andoni Luis Aduriz, David de Jorge y Joan Roca. Joan ya tenía sus añitos y sobre todo su experiencia en el antiguo Can Roca pero los otros dos pertenecían al equipo de Martín Berasategui , uno como chef y el otro como jefe de investigación. Martín , que justamente acababa de inaugurar su restaurante de Lasarte, representaba en aquel momento la segunda ola de la Nueva Cocina Vasca .
Al año siguiente se daba a los ganadores la posibilidad de servir una de las cenas para los 150 asistentes. El menú de aquel jueves 27 de abril 1995 :
-Nectarina de foie-gras y trufas al moscatel Casta Diva con ensalada de frutos secos.( ¡Ese vino hacía furor en aquellos años ¡ ).
-Mar y Montaña de lubina con parmentier de caracoles y cigalas.
-Manos de cerdo a las especias con hortalizas al dente y torta de patatas y cochino.
-Pastel caliente y fluido de avellanas y nueces con helado de caramelo y especias (Aquí reconocemos una adaptación del famoso coulant de Bras , genialidad mil veces copiada)
-Torrija cremosa con helado de romero y jugo helado de hierbas aromáticas.
Algunos de estos cocineros naufragaron ante el terrible » Tendido Siete» de Vitoria. A parte del alemán antecitado y del francés Christian Conticini, de algunas pullas a Gagnaire, Bras o Veyrat, otro español como Salvador Gallego de Madrid tuvo que lamentar alguna que otra crítica, insitigada solapadamente por Gonzalo Antón…
La prestación de Zalacaín, antiguo buque insignia de la gastronomía española y primer 3 estrellas del Reino, no estuvo tampoco a la altura esperada. Un flan de hongos calentado
en microondas, según la confesión de su propio director, y una manzana al horno rellena de crema catalana, abrían y cerraban el ágape. Hasta sus más fervientes admiradores como Cristino Álvarez no salían de su asombro.
En cambio Juan Mari Arzak, bien arropado por los de su tierra , «cortaba orejas «. Su cocina estaba en uno de sus mejores momentos. Jugos reducidos de frutas y aceites de verduras era uno de los temas de entonces.
Pero dejemos la anécdota y hablemos de la categoría.
El Bullí sirvió una cena en el certamen de Vitoria y NO gustó.
Desde su primera demostración en el 93 , Ferran Adriá estaba presente en las demostraciones de la mañana. Era una apuesta personal de Santos ,que en su presentación no permitía duda : Estábamos ante el cocinero con más futuro de toda España , (¡y no era vasco! ).
En Cataluña misma , recuerdo algún artículo de Carme Casas en el Magazine de la Vanguardia y poco más .Realmente poca gente había estado en El Bulli y la imagen de Adriá era aún muy confusa, y llena de prejuicios por parte del «establishment» gastronómico de la época . Con excepción de unos 25 jóvenes cocineros que antes mencioné , y algunos jóvenes de espíritu, como Pedro Morán, Manolo de la Osa, Lorenzo Cañas, el malogrado Fernando Abadía (Las Torres de Huesca), Roberto y Manicha de Galicia y algunos pocos más , que no recuerdo, la mayoría de los presentes provenían del «establisment» vasco y madrileño. Era La Santa Alianza en que reposaba la gastronomía española de entonces.
Ese joven cocinero catalán, que acababa de irrumpir en el escenario gastronómico, molestaba un poco…
Recuerdo que aquel año Ferran presentó en su ponencia el tuétano con caviar con crema de coliflor que algunos meses después iba a degustar en el propio Bulli. El impacto gustativo del plato hacía que te saltaran las lágrimas…
El año después, en el 94, creo, Adriá sirvió , con todos los riesgos que implicaba , ese mismo plato para 150 personas. Todos le esperaban a la vuelta de la esquina.
Criticaron que se pusiera una crema de remolacha en vez de la de coliflor .¡Ferran lo hizo para que no se le reprochara que hacía la misma crema de coliflor que Robuchon! Hoy seguramente no se complicaría tanto la vida… Pero creo recordar que la crítica más dura iba dirigida a unos percebes servidos limpios en una copa borgoña , aderezados con cilantro y otras marinadas. Un sacrilegio para los de la Santa Alianza , reforzados en este caso, ¿cómo no? por un batallón de gallegos que llevaban todas la vida zampándose sus percebes hervidos, como mandan los cánones…
Estoy seguro que los insolentes «percebes de Cala Montjoi» , (tal vez el primer trampantojo),unos pocos años más tarde , hicieron de terapia catártica , para liquidar aquel mal trago que supuso para Ferran la cena de Vitoria. Como lo dice el refrán .»¡No querías caldo ¿ ¡Taza y media ¡».¡Del percebe al cilantro al falso percebe !
Hoy parece que elBulli sólo conoce adeptos .De primera o de última hora. Aunque algunos pocos como Lorenzo Díaz o Antonio Burgos , al menos con el mérito de la coherencia, mantienen la llama de las esencias pucheriles ibéricas.
Hoy las alianzas han cambiado ( se puede visualizar en el tandem Arzak-Adriá ) y el tiempo ha puesto a todo el mundo en su sitio.
Se seguiría con los banquetes multitudinarios durante algún tiempo pero había llegado la hora de la virtualidad culinaria .Las pantallas gigantes hacían llegar las nuevas técnicas culinarias a centenares de jóvenes profesionales pero la experiencia gustativa estaba reservada para la intimidad.
Había que «socializar» la cocina , en todas sus facetas , y los encuentros algo exclusivos de Vitoria ya no servían. Era el momento de los congresos gastronómicos, fenómeno español, sin duda, único en el mundo, admirado y copiado por nuestros vecinos pero sin el éxito que acompaña a los de aquí. Todo hay que decirlo.
San Sebastián, Madrid, Girona, Pamplona, ahora Sevilla,Santiago de Compostela… Hay casi tanto eventos gastronómicos como festivales de cines. Es un no parar. Pero esto ya es otra historia….
Philippe Regol. 17 de junio 2007.
Pierre Gagnaire rodeado de Jordi Parramón, Mariano Gonzalvo, Alex Montiel (La Cuchara de San Telmo en Donostia), Toni Bru (El Celler de l’Aspic, en Falset)…
Estimado amigo, felicidades por el articulo.>Toda la razon tienes en lo mencionado. Cierto, algunos nombres, como es normalse te escapan, pero entonces eramos muy jovenes e invisibles.>Pero, me gusta recordarlo, como no.>insisto felicidades.>Pero, en tus ultimos parrafos se dejan a entre ver, el roce. Al que yo me refiero es a esa alianza nueva y eterna que hoy se consolida como una hermandad y que se joven que en principo molestaba un tanto(hablo de Ferran) era más que una molestia. Los que por entonces hablaban mal de el, no era solo en los corrillo, habia na corriente maligna que le querian hundir o no levantar el vuelo, desde el pais Vasco, liderada por un Juan Mari Arzak, con recelo de mantener su trono y no dispuesto a dejarlo escapar. Despues vino la alianza, por que mejor ir en el tren, aunque no lo conduzcas tu, que dejarlo escapar. Lo que pasa es que si en las cocinas de Arzak se criticaba y mucho lo que se hacia en Roses no sucecia algo muy distinto en elBulli. Por esos todos entendimos que la guerra estaba tambien el los bajos fondos y que una cosa era la imagen y los intereses y otra la realidad de los pensamientos.>Tal vez por esa clase majistral de mala educación interna, critica al colega, falta de educación, y descalificación, hoy escribo este confieso.>No hablemos de las crisis catalana, hoy gracias a Santamaria nacionalizada, que tambien hacia sus apaños en los bajos fondos.>un saludo.>Yo tambien estuve ahí.