CASA DE COMIDAS
Fachada “noucentista”

Instalando la decoración navideña…
Después del excelente artículo de Cristina Jolonch en La Vanguardia publicado el mes pasado, y disponible en la red, no sé qué más añadir para celebrar la reapertura de este antiguo hotel de la Ronda Sant Antoni, edificio delante del cual habré pasado cientos de veces sin preguntarme lo que llegó a significar, hace décadas, para el barrio.
La Casa de Comida de ese Hotel Boutique ANTIGUA CASA BUENAVISTA da a la misma Ronda, pero tiene otra entrada para el hotel desde c/Joaquín Costa (El Raval).
La familia Molleví, (tatarabuelos de los actuales propietarios), lo abrió en 1918 e hizo reformas en 1967, pero la casa se cerró hasta las grandes y largas obras de rehabilitación que se terminaron de hacer recientemente. La Ronda se construyó encima de las antiguas murallas y el descubrimiento de sus restos retrasaron la apertura. Esa iniciativa del rescate del hotel llegó, por consiguiente, por decisión de los biznietos de la familia, que habían conservado la propiedad durante todos aquellos años. Viviendas particulares y diversos negocios ocuparon el inmueble durante ese largo periodo. Ha sido la última licencia de hotel que el ayuntamiento de Barcelona concedió, no sin dificultades, a pesar de que ese lugar representara una encomiable recuperación de la memoria hostelera de la ciudad. (Para dejar vía libre a grandes cadenas y a proyectos de fondos de inversión durante décadas , no hubo tantas trabas…).
En algunos salones del restaurante, se muestran las fotos familiares antiguas, como reivindicación del carácter dinástico de este proyecto.
Y este sería justamente su primer gran mérito. Recuperar patrimonio urbano propio. El segundo es que se ha recurrido a un cocinero discreto y solvente en el campo de la cocina tradicional catalana. MARC ROCA había pasado por casas como Zuberoa o Gaig antes de abrir su propio restaurante Blau de Barcelona. Y se nota. Aquí no se encontrarán ni ceviches, ni tacos, ni tatakis. Otros cocineros los hacen y seguramente muy ricos ¡Viva la diversidad! Pero se quiso centrar la carta en platos de cocina catalana apenas retocada. Y está bien así, en aras de coherencia con el sitio y su historia. Croquetas, tortillas con huevos de Calaf, canelón, guisos tradicionales, “butifarra amb mongetes” y algo de brasa. Solo algún pil pil recuerda la época vasca del cocinero, y un carpaccio de atún con soja es de las pocas concesiones a la “modernidad viajera”. En cuanto a los postres están elaborados in situ, pero asesorados por I+Desserts (de David Gil). Probé una tarta Alaska versionada muy rica, pero tal vez demasiado alejada del concepto de ese postre que debería combinar el frío del helado con el flambeado del merengue caliente. Tampoco la textura del babá (otro postre afrancesado que evoca las propuestas dulces de la casa al inicio del siglo XX) tenía la característica esponjosidad de aquel savarín de origen polaco, creado en la corte del rey Estanislao en Nancy. Recordaba más a una magdalena emborrachada. Ambos estaban muy ricos, pero sería cuestión de cambiarles los nombres.
MARC ROCA tiene como chef de la casa, para el día a día, a un cocinero que trabajó un año con él en la preparación de este asesoramiento, MARC GARCÍA.

En la sala, MARC AMADO es quien “vende” la propuesta con entusiasmo y profesionalidad. (Me recordó que empezó en la sala, a los 16 años, en el mítico restaurante Jaume de Provença, templo de la cocina catalana actualizada en los años 70-80-90).
Croqueta de pollo
Rica, pero creo haber pedido la de jamón…
Berberechos con ajo y perejil
Se hubiera agradecido un instante menos de cocción.
Apenas entreabiertos, los moluscos ya están para comerlos. Más tiempo, sueltan mucho su jugo y se vuelven más gomosos.

Pan con tomate
¡Bien hecho! con el pan pasado por la brasa del Josper unos segundos y tomate de colgar.

Canelón de “rustit” con salsa de “ceps”
Unos trazos de jugo reducido de asado no quedarían mal en la salsa, que quedaba un poco plana.
Medias raciones de guisos:
Sepia con garbanzos
Un poco demasiado caldosos y poco instagramables, pero, en un plato de cuchara, si el fumet está rico, no es un inconveniente. Lo acabé.
Albóndigas con ceps
Excelente platillo.
“Pastel Alaska”
Aquí sopleteado.
Eran postres en los que el personal de sala se podía lucir en el flambeado con algún licor y delante del cliente. La también llamada tortilla noruega, (o “Omelette Surprise”), formada por base de bizcocho, helado bien frío y merengue italiano, se horneaba unos instantes hasta que se gratinara la parte superior, sin que el helado se deshiciera, gracias a la capa protectora del merengue, auténtico aislante térmico. Aquí está la historia de este postre.

(Almuerzo invitación de la casa).
HOTEL ANTIGUA CASA BUENAVISTA
Casa de Comidas
Terraza de principio de siglo. La de ahora está pedida…


El plato de albóndigas con ceps me gustó mucho, pero eché de menos un poco menos de cremosidad, que se note el aceite (seguro, un muy buen aceite), cosa que le daría además un poco más de personalidad a la salsa y por tanto al plato. Es un defecto que encuentro en muchos restaurantes de BCN, estas salsas tan ligadas y cremosas que al final parece todas tengan el mismo sabor.
Iba a escrubir q le faltaba un poco de caldo ya q estaba un poco pegado todo.No lo hice por no alargar las críticas a los platos.Aun así, me da la impresión q el post no ha gustado a la casa.
Escribir
Si el post no gusta a la casa, que suban el nivel y a ver si así les gusta un poco más…
Para esto sirven a veces mis posts con crítica “amable”.
Dejo entender q las cosas se pueden mejorar…
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