Albert Raurich y Takeshi, su jefe de cocina
El jueves noche pasado decidí al último momento presentarme en la barra de Dos Palillos. Sin reserva, esperando encontrar un taburete libre.
Un plato, del cual me había hablado un amigo muy gourmet, me rondaba en la cabeza:
unos guisantes al curry verde. Igual son los últimos días , al menos en Barcelona, de los guisantes. Tal vez estén unos días más en la carta de Dos Palillos.Si es el caso, os recomiendo una visita. Me aseguran que también los sirven en la barra. No os quiero desvelar la sorpresa del plato. Solamente os daré una pista bastante clara: el curry verde no está a la vista. Perfecto el sorbete de coco (nada dulce) que los acompaña. Un plato espléndido que por sí solo merece la visita.
Pero de paso aproveché para probar otros platitos, propuestos por Albert
Cigala sake-kazu, su dashi y sus huevas de maravillosa textura.
No me entusiasmó la lubina “naresushi” fermentada, con cebolla encurtida, tanto por su cocción como por su toque dulzón,
pero me chiflaron los sesitos fritos en una tempura china especial napados con una especie de chimichurri picante riquísimo. Para volver pronto y comer doble ración! Un crujiente increíble (¡y sin trisol!).
Me encantó la presa ibérica con kimchi (“buta-kimchi”).
Pero lo que no puede faltar nunca en Dos Palillos es la papada cantonesa. Cada vez que paso delante de esta casa , siento un deseo difícilmente refrenable de entrar y comer este plato. El otro día se me ocurrió pedirla acompañado del arroz blanco de la casa, que se usa para los sushis. Un arroz que Albert importa de Japón. Gran calidad del cereal y punto de cocción sublime, con ese matiz avinagrado que casaba a la perfección con la grasa, golosa y ligeramente acaramelada de la papada. Creo que con el arroz, esta elaboración gana en suculencia.
Lo que me encanta de Dos Palillos es esa excelencia escondida detrás de esa humilde barra del Raval.
Estas pequeñas emociones golosas que a veces siento con platos de Alkimia unplugged, Gresca Bar , Espai Kru, Coure, Hisop, Suculent, la berenjena del Shunka, el nigiri de toro de la barra del Cercle, alguna carne del Bardeni etc…, a veces no las consigo en grandes restaurantes gastronómicos multi estrellados. Repito : en algunos grandes restaurantes gastros las cosas a veces se complican demasiado para unos resultados gustativos poco relevantes…
No quiero decir que la cocina tiene que ser simplona, digo solamente que la complejidad buscada tiene que tener unos efectos proporcionales en el disfrute real (y no fingido) del comensal.
Terminé la comida con un mizu moshi (de agua) de gelatina de agar de jengibre y azahar. Muy curiosa textura. Sensación fresca y picante. Genial para dejar atrás la papada y pasar al
riquísimo pastel de té verde con sorbete de kumquat.
Invitación a los postres:
DOS PALILLOS
Philippe, me han entrado ganas de volver al Dos Palillos. Hace demasiado tiempo que no voy. Abrazo. (Volvemos a La Gavina el 15 y 16 de mayo. Cenaremos en el Candlelight. Romain ha cambiado la carta. Y el martes almorzaremos en la Taberna de Mar. Hay un nuevo chef, Lluís Planas, de Palamós y con buena reputación. Si lo ves interesante, ya lo sabes. Abrazo.
Albert Arbós INTERPROFIT +34629731987
Hola Albert!Gracias por la invitación pero no llego a todo!Aun no he ido ni al Caelis del hotel Ohla…Abrazo!