El texto que acabo de traducir y publico más abajo es como una carta abierta a un joven cocinero italiano, que Stefano Bonilli ha escrito para su blog Papero Giallo. Sin duda la situación de la gastronomía italiana es diferente de la española o de la francesa, pero me ha parecido interesante, más allá de la especificidad de cada país, plantear aquí las cuestiones que se encuentran esbozadas en este texto. Son algunas ideas que he expuesto en este mismo blog en algunas ocasiones.
Bonilli fundó (19869 y fue director de la prestigiosa revista Gambero Rosso hasta 2009. Es, tal vez el crítico de más prestigio en Italia, considerado como un auténtico maestro del periodismo gastronómico. Por este motivo, sus palabras merecen siempre que le prestamos una atención particular.
Italia lleva 50 años mirando hacia fuera. Siempre es bueno enriquecerse con lo ajeno, mientras no compromete el desarrollo de tu propia personalidad. Italia miró y aprendió de la Nouvelle Cuisine. Por suerte, Gualtiero Marchesi fue capaz de generar un brillante discurso endógeno y personal a partir de esa corriente culinaria. Hace diez o doce años, Italia se volcó con la revolución bulliniana. Le fue útil para sacudirse de la eterna referencia francesa (no sólo en cocina) que atávicamente acompaña a la cultura italiana en general. Italia es seguramente el país más francófilo de Europa. Pero tal vez el error fue lanzarse a los brazos de la nueva gastro religión ibérica de una manera acrítica. Allí también la vanguardia mal entendida hizo estragos.
Hace dos años, en el congreso de Identità Golose de Milán un joven cocinero italiano, cuyo nombre no recuerdo, me confesó que no entendía muy bien por donde había que ir, que tendencia había que seguir. Tenía la impresión de recibir mensajes contradictorios: ¿cocina de la técnica por la técnica, del producto intocado, de la necesaria globalización de los sabores, de un retorno estricto a la proximidad y al territorio, play food o propuestas serias, tradicionales revisitadas, en estos tiempos de crisis?
Bonnili ironiza con estas “nuevas” tendencias que nos llegan desde hace unos tiempos de la Europa del Norte (anglosajona y escandinava). ¿Qué era lo que proponía Michel Bras ya en los años 80, sino un New Localism del cual saldría Andoni , Redzepi y la “nueva” corriente naturalista y de proximidad. Y antes de Bras, la obsesión que tenía Alain Chapel por los productos de la Dombes (su región) hasta especificar el nombre de la granja de donde provenían sus productos ( Ducasse se apuntó también a este carro…).
No se inventa nada. A veces sólo se trata de un nuevo packaging en el cual se envuelven ideas ya conocidas. Como lo apunta muy bien Bonnili, ahora esta nueva crítica anglosajona imperante (sólo por el hecho que domina el idioma del imperio) va a dar lecciones a la cocina italiana sobre el concepto de Proximidad… ¡Un colmo!
Pero es también muy interesante la primera parte del post en la que Bonnili invita a los jóvenes cocineros italianos a desoír los cantos de sirena del gastro show. “Este mundo no va contigo”. Las palabras de Bonilli me sugieren a la señora de un barrio de periferia que lee la revista Hola y sueña con las vidas de las casas reales y las divas del showbiz.
A Bonilli sólo le faltaría decir , pero tal vez no se atreve como muchos de sus colegas italianos, españoles o franceses, que a veces se come mucho mejor en un simple restaurante de un joven de apenas un estrella (o ni siquiera estrellado) que en esas grandes casas del olimpo internacional, indudablemente sobrevaloradas. Pero esto sería abrir la caja de los truenos….
¡Bonilli! queda aun mucho por decir…Ph.R.
De los desfiles gastronómicos al New Localism. (Stefano Bonilli).
“Eres un joven cocinero y miras con envidia y orgullo esta foto. (Ver post de Bonilli).
Podría ser un gran modista, un creador, un diseñador de moda, pero se trata de un cocinero que pega fuerte al nivel nacional e internacional, es Bottura, un nuevo rostro, una firma. Y tú sueñas con llegar a ser como él. Es el ejemplo de una alta cocina estrellada que se asimila cada vez más a la alta moda, una cocina en la que cada comida se parece a un pequeño desfile gastronómico.
En momentos de crisis, económica y moral, tú que eres joven, deberías haber entendido sin embargo que la distancia entre la realidad y cierta cocina ha llegado a ser excesiva, porque los cocineros punteros han perdido el contacto con la vida cotidiana, atrapados por la espiral de los premios, de los congresos gastronómicos, de las invitaciones , de los TV realities .
Y esto no es tu vida, aunque lo sueñes.
El problema de los restaurantes fashion no es tanto lo que se ofrece en el plato, o al menos no es solo esto, no se trata de un discurso sobre tradición o innovación, eterno diálogo de sordos, no es la polémica sobre las hormigas de Alex Atala, sino la idea en sí de la desfilada gastronómica que hoy parece ya vieja y gastada porque impregnada de las ganas de epatar más que de un espíritu de investigación.
Si en el 2013, vais al restaurante para ser sorprendidos, llegáis tarde de al menos diez años. Adriá ya ha tenido la idea de atraer y de consumar toda la provocación sorpresiva del mundo durante la primera década del siglo XXI.
Por consiguiente, si eres cocinero, la vía de una cocina basada en la sorpresa, en la provocación o el escándalo no es aconsejable por todo lo que acabo de decir y porque hay quien, como Blumenthal, ha unido pasado, tradición y futuro mucho antes que tú, en las afueras de Londres.
En busca de un sentido, de una identidad, de una nueva cocina en los cuales inspirarte, tú joven cocinero que cada día hojeas con ansiedad diarios y revistas, descubres un artículo de Tim Hayward en las páginas del FT Week End y no crees lo que ves, por que, a propósito de nuevas tendencias, se habla de New Localism (Nueva Proximidad) y se cita a René Redzepi y la cocina de Noma. Es un artículo en inglés, en un periódico inglés, porque también en el mundo de la crítica, la perdida de identidad ha trasformado la crítica anglosajona como la única global y el premio de una revista inglesa desconocida, (The 50 Best Restaurant’s), en el ranking global de los cocineros y de la cocina.
Pero leyendo el artículo, descubres que del análisis de los últimos diez años emerge una tendencia, declinada de diversas maneras pero con matriz común, The New Localism, que incluye, según Hayward, a Adrià, Blumenthal, Redzepi y David Chang quien, como coreano que vive en Nueva York, declina The New Localism en una cocina que dialoga con la Fast food y el melting-pot.
Pero ¿The New Localism no es la Cocina del Territorio?
Entonces joven cocinero italiano, te das cuenta que te encuentras en una tierra bendita de Dios por la naturaleza y por la historia y en lugar de mirar fuera, puedes ahora concentrarte en mirar tu cocina, la cocina de tu territorio, estudiando el pasado y la tradición y midiéndote con lo nuevo.
Y de esta manera, descubriendo que, incluso en tiempos de crisis, una nueva confianza entre los jóvenes cocineros y una actitud más relajada entre los comensales son posibles, tú joven cocinero “redescubres” la cocina del territorio y, como si se tratara de Juego de la Oca, vuelves a la casilla de partida, la de cada joven cocinero italiano.”
Interesante lectura de esta carta escrita por Stefano Bonilli, hace tiempo que sigo la revista Gambero Rosso, cuando trabajé en Monaco la compraba siempre, un referente en Italia. Esta carta me recuerda un “deja vu” de la clásica, típica, tópica e icónica imagen del Tío Sam llamando al pueblo a alistarse en la armada de los USA en la Primera Guerra Mundial, en fin una verdad como una casa y una lastima que estemos siempre mirando fuera.
Gracias Philippe.
Hola Albert, ahora se ve que la revista ya no es lo mismo. Hace tiempo que no la leo.
Yo tambien hace tiempo que no la leo. Me acuerdo de esos reportajes impresionantes de una revista gastronomica que aqui no existe aun, tambien fue donde vi por primera vez articulos de Slow Food y descubri vinos y productos de Italia de alta calidad. Un gran pais gastronomicamente hablando.
Italia me fascina. Un gran país como dices, una gran gastronomía que no se puede limitar a un sólo estilo de cocina y a un sólo cocinero, por muy mediáitico que sea…
En el 2002 hubo un repor de Adria, Roca y Ruscalleda.
Y hace unos 6 años un reportajes sobre los “ecochefs” ( de ahí cogí la palabra) donde se hablaba de Andoni.
Estoy de acuerdo! A veces pareces que solo se cocina para ver si se consigue entrar el circuito elitista y para el ego del propio cocinero en conseguir partecipar en todos los congreso
posibles y obtener cuantos mas premios mejor . Me parece una gran reflexion en cuando dice: para ,piensa ,mira tu entorno y vuelve a la casilla de salida . A veces el volver a empezar es un sinonimo de exito . Sobretodo cuando ,por lo meno en mi caso ,el cliente esta mas valorando el producto y se desmarca un poco del simple virtuosismo del chef como si fuera una estrella
de rock.
El verdadero discurso de un cocinero es el que expresa en el plato. Huelgan a veces las palabras.
Recordaré tu plato de mollejas, verduritas y alcaparras…
Por cierto!Lo He leido en italiano .No vaya que
la traducion me traicionase .Ja ja ja !!!! Es una broma. Saludos .
Correcta la traducción? Creo que sí. A este nivel, llego je je.
Gracias por el post y la traducción Philippe, se agradecen estas reflexiones. Ya lo hemos comentado alguna vez en el blog y tu te has posicionado abiertamente. El noble arte de la cocina ha llegado a unos niveles que a veces parece la pasarela de Milán o París…Cocineros que pasan más tiempo en Congresos que en sus propias cocinas, platos y más platos que quieran epatar, todo muy “nuevo” pero no tanto a veces, saltos mortales a veces sin red…Hay una parte positiva en todo esto y es que entre tanta nueva técnica, innovación, etc, siempre salen cosas interesantes y aplicables al real avance de la Gastronomía. Pero al final, siempre nos quedará la tradición y el producto. El producto como base de todo.
Un saludo
Esto se llama un comentario 10, con todos sus matices!
Magnífica la carta de Bonilli y tus apostillas Philippe, pero se nos olvida que la cocina es -como todo- un fruto de su tiempo. Vivimos en la era de la banalidad, como dice Vargas LLosa en la “civilización del espectáculo”, atrapados por la frivolidad y el amarillismo y la cocina no es ajena.
Siempre he creído en la introspección como fuente de conocimiento, hay que mirar hacia dentro y valorar lo que somos, para salir fortalecidos.
Me preocupa el tema de la crítica anglosajona, porque es un rodillo que no podremos parar. El mundo habla un idioma que -por desgracia- no entiende de cocina, pero así es y no veo solución.
Felicidades por el post, Philippe
Gracias por tu comentario, Julia. Un honor para mi. El post de Bonilli ha tenido un montón de comentarios en su blog Papero Giallo. Me da la impresión que por aquí no estamos tan sensibilizados con estos temas viendo los pocos comentarios dejados, mientras las visitas en el día de ayer fuero de casi 1800…
Philippe cierra Il Canto….http://www.gazzettagastronomica.it/2013/lopriore-chiude-il-suo-ristorante-il-canto/
Gracias Daniu, Este es el post que hice sobre la cocina de Lopriore hace más de 2 años. Creo que este se merecería un post entero que no sé si tendré tiempo de escribir sobre los límites de la “radicalidad” en cocina.
http://observaciongastronomica2.wordpress.com/2010/10/26/il-canto-siena-italia/
Acertadas reflexiones… el último párrafo de tu introducción es una realidad en muchísimos casos. Creo, no obstante, que esta situación revertirá (cíclicamente).
“A Bonilli sólo le faltaría decir , pero tal vez no se atreve como muchos de sus colegas italianos, españoles o franceses, que a veces se come mucho mejor en un simple restaurante de un joven de apenas un estrella (o ni siquiera estrellado) que en esas grandes casas del olimpo internacional, indudablemente sobrevaloradas. Pero esto sería abrir la caja de los truenos…”.
Esto se comenta en sobremesas privadas…
Muy acertada la carta abierta y contemporáneamente aplicaba a muchas cocinas del mundo, lo bueno de Europa es que a nivel gastronómico han sabido ir y volver, es decir donde antes fue vanguardia hoy hay cocina de producto y sencillez, sabores de la memoria que se le suelen llamar vulgarmente. Nosotros todavía a mil años luz, abrazos desde el otro lado del charco
Un abrazo Fernando! (Fernando es chef de El Baqueano de Buenos Aires)