Es curioso ver hasta qué punto el concepto de “alta cocina” asusta aun a cierto público (creo que mayoritario). Esto ocurre por la barrera que supone el precio de estos restaurantes pero sobre todo por las ganas de la clientela de comer razonablemente bien en un ambiente de informalidad. Y este fenómeno es ya totalmente global. Hasta la importante lista OADining acaba de publicar una lista de 100 restaurantes europeos “casuales” que completa sus otras listas de restaurantes (clásicos, modernos , asiáticos etc)
En el caso de Artur Martínez , estaba claro que, a pesar de su estrella michelín, y sobre todo de su excelente nivel de cocina en su pequeño Capritx de Terrassa, los habitantes de esta ciudad no sabían apoyar esa “alta cocina de barrio” que tenían a su alcance y preferían ir a Barcelona cuando se trataba de celebrar alguna comida especial. Éramos los de Barcelona (tampoco tantos) los que hacíamos el esfuerzo de subir a Terrassa, atraídos por la elegante, personal y sabrosa (alta) cocina de Artur.
En cambio, con la reciente apertura de su acogedora Taberna del Ciri, Artur Martínez y Marc Ribas han sabido seducir a la clientela de Terrassa que llena cada día su comedor (al menos lo he podido comprobar en mis dos visitas). Tanto al mediodía con su pequeño menú de 15 € (días laborables) y 25€ (festivos) como por las noches con su carta de tapas y platillos.
El ambiente de taberna popular, perfectamente respectado, de este antiguo restaurante de parrilla, ilustrado ahora con fotos de Josep Mercader ( el gran cocinero del Motel del Empordà de los años 60), de Vázquez Montalbán o de Josep Pla, dan como una pátina de solera que atrae. Las antiguas neveras rescatadas en mercados de lo viejo, el ladrillo, las mesas de buena madera , todo concurre en configurar una atractiva semiología de la rusticidad que invita al vermut y al tapeo de siempre. Tenemos que asumirlo, esta informalidad, que nos remite al pasado, mola. Solo encontramos un par de mesas altas de estilo “gastrobar”, único guiño de contemporaneidad.
Y por si hubiera alguna duda, Artur lo recalca: aquí no estamos en el Capritx, ni en el breve, pero aclamado, Matís de Barcelona , en el que Artur y Marc Ribas (aquí en la foto) intentaron hacerse visibles en un sótano del edificio del Colegio de Arquitectos.
Tapas sencillas y a precios muy razonables. Y todo de proximidad, hasta los vinos y evidentemente el “llonguet”, especie de pan, casi desaparecida, del Forn Turull. Porque si alguien, justamente, puede presumir de esta filosofía del territorio, es Artur Martínez . Desde sus comienzos ha sido el adalid de los productos del Vallés, muchas veces ecológicos.
Se empieza muy bien la cena con los piquillos confitados (que me recuerdan los de Julián de Tolosa.
Bravas con una salsa un poco diferente (menos “encharcadas”, por favor),
flores de calçots a la plancha ( ya un poco fibrosos),
ensaladilla
puerros fundentes con mahonesa muy acidulada,
bacalao con un delicioso sofrito de tomate,
montaditos de butifarra negra
tortilla con boquerones en vinagre
y una cansalada adictiva (como la calificarían los analistas gastronómicos de tuiter…).
Los postres me encantaron, tanto la ensalada de fruta ( postre que siempre pido a gritos en una carta) ,
como la crema catalana (por suerte poco quemada) y la tarta de mató (no es de las fluidas, pero riquísima).
o la excelente torrija con miel. Casi de una pobreza esencial.
No me convenció tanto el arroz con leche.
Evidentemente la carrera profesional de Artur no se detiene aquí. Este cocinero sigue acariciando el proyecto de instalarse en Barcelona. Las cosas avanzan pero siempre es mejor pecar de prudencia. Tal vez el año que viene vea la luz su tan soñado “Aürt”, anagrama de su propio nombre y cultismo catalán que significa “golpe”…
LA TAVERNA DEL CIRI
C/ Antoni Torruella nº 66
93 858 91 22
Domingo noche y lunes cerrado
Estuve en Capritx me encantó y me quedé con las ganas de volver, como tú dices salir de Barcelona cuesta. Hace dos semanas mediante su formulario web formalicé una reserva para cenar dos personas, no obtuve respuesta ni a las tres llamadas telefónicas en tres días seguidos dejando mensaje. Parece que la nueva ubicación es de acceso para privilegiados. Una lástima, desde luego se me han quitado las ganas de ver cómo lo hacen, seguro que bien pero perdiendo las formas.
Muy curioso.Tiene muchos clientes que reservan…No se explica…
Nosotros intentamos reservar por teléfono (dejando mensaje) pero nunca recibimos respuesta. Como tenemos la suerte de vivir cerca de la Taverna del Ciri, finalmente reservamos mesa pero acudiendo personalmente al restaurante.
Qué raro todo…