Agradable cena en CULUCA , un restaurante formato “gastroBar”, que Chisco Jiménez define con “cociña-bar”, con mesas altas en la entrada (como a mí no me gusta), cocina-vista acristalada en medio del espacio y 5 mesitas en el fondo (prefiero la ergonomía de las mesas bajas).
Chisco es otro de la “escuela Marcelo” aunque haya pasado también por Pepe Vieira y El Poblet.
He visto una carta sin pretensiones pero bien resuelta con un buen
buñuelo de bacalao
y
un jurel con jugo de escabeche
impecable de cocción (horno vapor) . Más desnudo, imposible.
La tortilla de patata y trufa estilo Betanzos
Estaba rica pero le faltaba la grasa del aceite de la cocción, ya que sospecho que estaba cocinada en moldes anti adherentes de silicona. La grasa ayuda a que se expresen los aromas de trufa (y todos los aromas y sabores en general).
Excelente también de cocción de
la merluza con patata y salsa verde
Un plato “limpio” y va al grano.
Encontré un poco correosa la textura del
hocico de cerdo frito
con jugo de callos
A veces es muy difícil conseguir ese crujiente. Pasa lo mismo con los pies de cerdo. Pero muy rico estaba el jugo de callos, que provienen de las decenas de raciones de esta preparación que salen los fines de semanas : la especialidad de la casa.
En cuanto a
La lamprea a la bordalesa
ni un pero que objetar. Simplemente perfecta!
Solo le cambiaría la guarnición de
sofrito de puerro
por un ingrediente más neutro, como el tradicional arroz blanco o un pilaf, que haría descansar el paladar ante tanto sabor.
Tarta de queso pecorino y trufa
Rica, con textura más de flan que fluida.
Pero ¿por qué no un queso gallego? Siempre es mejor recurrir al territorio, sobre todo cuando ofrece tantas posibilidades como es el caso de la despensa gallega.
CULUCA