Para los que cogen el TGV Paris-Barcelona de las 14h07 , comer en el glamuroso restaurant Le TRAIN BLEU de la Gare de Lyon puede ser de algún interés. Primero por comodidad: si se reserva a las 12h o 12h30, se puede llegar al tren sin problema en 5mn. Antes, se puede disfrutar de los desayunos y de los tentempiés ( huevos Bio, pastas, buenas cartas de tés y cafés etc).
Así se evitan los infames bocadillos de este tipo de trenes.
Pero lo recomiendo sobre todo por el maravilloso marco del restaurante de estilo Belle Époque con sus pinturas, de estilo artístico incierto, pero que evocan con su representación de paisajes alpinos o marítimos los primeros viajes en trenes hacia el sudeste de Francia.
Ese larguísimo pasillo que recorre las diferentes salas con sus típicas mesas separadas de las brasseries es todo un espectáculo.
Solo faltaba, ahora para completar el cuadro, ese “botones” que irrumpe a las 12h30 para cantar en directo canciones de Edith Piaf…
Pero ¿y la comida? Me dirán.
Desde que el cocinero Michel Rostang (un “histórico menor” de la post Nouvelle Cuisine , aun con 2 estrellas y del que solo conozco la cocina mediocre de su Bistrot Flaubert ) ha cogido las riendas de la casa, los cambios han sido más bien prudentes.
Se mantienen los clásicos de la casa como
La Costilla de Ternera lechal salsa Foyot
con sus toscas patatas Amandines (aquí se ha perdido la ocasión de refinarlas), pero con sus espinacas al beurre noisette bastante ricas.
Poco jugo, por eso…
Se ha añadido a la carta
el pâté en croûte
que el camarero (buen servicio) nos presenta como la “especialidad del Señor Rostang” : correcto pero no tenía nada de especial (la masa un poco cruda) y no mejoraba de ninguna manera el de Alkostat.
Las quenelles de lucio salsa Newburg
(variante de la Nantua) con bechamel al pimentón y Jerez son bastante correctas. De textura firme ( aquí también añoré las de galeras con Nantua del restaurante Lu de Jerez) pero de sabor agradable (aunque dudo mucho de que las centenares de raciones que salen cada día de esta “fábrica” que es Le Train Bleu use (solo) lucio para la receta…
En platos del día había riñones. Se acaban de cocinar en gueridón. Un punto para el servicio de sala que vimos también trinchar para la mesa de al lado una pierna de cordero lechal que tenía un aspecto rosado y jugoso muy atractivo (encima iba acompañado de un “gratin dauphinois”).
Correctos también , sin más
los riñones flambeados al coñac
Les faltaba esa punta de acidez que tenían por ejemplo los de La Poule au Pot (que eran excelentes).
( Por cierto, los que llevan la comunicación de La Poule au Pot me han contestado muy amablemente a las observaciones , no todas positivas, que hice en el post y en una pequeña encuesta que envían a los clientes, pidiéndome disculpas por la pequeña decepción que tuvimos).
Y justamente nos había decepcionado su babá.
El babá
En Le Train Bleu este postre (enorme ! recomiendo compartirlo entre dos), está perfectamente emborrachado, aunque no llegue evidentemente al nivel del babá del Plaza Athénée o del Clarence , sobre todo por su chantilly, demasiado montada.
En resumen, y a pesar de los altibajos, Le Train Bleu, no merece una visita expresa, pero sí es una buena opción en el caso que se coja un tren en esa Estación de Lyón.
Cuenta para tres.
Precios en consonancia con el marco y el plus de la (pequeña) marca “Rostang”, que esto también se paga…
LE TRAIN BLEU
París
Pfff, vaya estacada la cuenta viendo lo comido…
Para tres…