¡ Rico !
Casa UROLA forma parte desde el año 1956 del panorama gastronómico del casco viejo donostiarra, pero desde hace apenas un año, Pablo Loureiro ha tomado las riendas de este establecimiento.
Y puedo decir que esta visita ha representado una grata sorpresa para mí.
Esta cocina se define en la web como “cocina tradicional actualizada”. Y es exactamente lo que el comensal encuentra en el plato. Un producto inmejorable, bien tocado y perfectamente acompañado. Una cocina seguramente más sencilla que la de Zuberoa pero un poco en esta línea de “cocina de la verdad”.
![]() |
![]() |
Un par o tres de aperitivos, como un bocado de salpicón de bogavante, aceituna rellana de boquerón y sobretodo una cuchara de guisantes lágrimas a penas entibiados, acompañados con su caldo aparte. Placer fugaz pero inolvidable.
Vino luego el chipirón (9 € la pieza) con un caldo de pochas muy sabroso y un tartar de tomate con albahaca. Unas aportaciones de sabores cálidos por una parte y frescos por otra. Un plato sin ninguna presencia visual pero riquísimo. El chipirón de cocción nacarado, tierno, pletórico de sabor.
También en el plato siguiente el producto estaba perfectamente acariciado. Unas “txapelas” de hongos tersos pero perfectamente cocidos a la parrilla, sobre un finísimo puré de patata, jugo de pato, yema de huevo y piñones. La yema se rompe y empieza a repartir su rica grasa por los ingredientes del plato. Bonísimo. Un 10. (La ración entera 19 €)
No se entiende como estos dos platos no se sirven con cucharas. Las pedimos las dos veces para poder disfrutar de todas sus jugosidades. Gran parte del interés de un plato puede perderse por un marcaje inadecuado de cubiertos.
Sólo faltaba, para colmar nuestra satisfacción, el plato de producto icónico del país. Unas considerables kokotxas a la parrilla, justo untadas con un poco de emulsión de aceite y de su gelatina. Impecables (25 €).
De postre, un bizcocho de zanahoria, helado de vainilla y kumquat confitado (7 €). Muy bueno pero parecía que este emplatado se presentaba como la guarnición de una sopa o de una crema que no llegó. ¿Una sopa apenas gelatinizada de cítricos o citronela, por ejemplo, o de calabaza como se anuncia en la carta, pero que resulta imperceptible ?
Me encantó el txacolí rosado que nos recomendaron. 11º.(13,50 €).
Para los amantes de la carne, está la chuleta gallega “Luismi Premium” en la carta…
¡Para volver!
c/ Fermín Calbetón nº 20
943 44 13 71
Martes cerrado.
TWITTER : @PhilippeRegol
Estimado Philippe.
Me has tocado la fibra sensible con este post porque el Urola fue el restaurante de cabecera de mis padres durante mucho tiempo; mis recuerdos de esta fenomenal casa de comidas se anclan en mi niñez. Celebro que Pablo Loureiro le haya dado ese golpe de timón que la casa precisaba.
Gracias de corazón.
Y como siempre, un placer leerte.
Querido Juan Luis, Me alegro de que te haya despertado recuerdos. Yo no recordaba mis anteriores comidas en esta casa. Imagino que fueran “correctas”. Pero esta vez, con el nuevo chef-propietario, creo que se ha dado un paso hacia adelante.
estoy de acuerdo con la importancia de los marcajes de cubiertos, una cuchara en platos de salsa o caldito debería ser algo casi obligado para poder degustar el plato en todo su esplendor
Pingback: Casa Urola. Mirador de Ulia.Ibai.(San Sebastián) | Observación Gastronómica 2