Coure es un buen ejemplo de negocio. Desde que Albert Ventura abrió este pequeño restaurante hace unos ocho años, la cosa ha ido a más y a mejor. Con prudencia pero con determinación, Albert ha sabido avanzar a su ritmo, indiferente a las consignas que le mandaba la Guía Roja sobre la necesidad de hacer tal o tal reforma. La estrella no llegó en el momento que tenía que llegar pero hoy el restaurante está permanentemente lleno. La apertura de la Barra ha dinamizado la entrada del restaurante y generado unos ingresos que han servido para la remodelación del comedor de la planta inferior, con la agradable vista al patio. Mientras tanto, Albert se aseguraba un complemento de ingresos gracias a lo que llamo “asesoramiento de proximidad”, en el Wall 47 de Valldoreix , a unos kilómetros de Barcelona. Han sido una serie de pasos en los que se supo combinar riesgo y prudencia, basados en el trabajo, la constancia y el buen hacer. Hoy Albert se ríe de “michelinmanía”, demostrando que la dichosa estrellita podrá ser muy útil en muchos casos (que no vamos a recordar) pero también totalmente prescindible para los que han sabido crearse una clientela fiel basada en una inmejorable calidad-precio.
A sabiendas de que la Barra está considerada por muchos gourmets de Barcelona como la mejor propuesta de la ciudad, reservé en el comedor de la parte inferior, muy agradable con su amplio ventanal que da al exterior.
Menú degustación a 50 € o a 35 € (todo incluido).
Albert me hizo un mix entre platos de los dos menús y algunos de la barra como el cebiche.
Snacks.
Alcachofas, jamón y migas.
Anchoa, higos y yogur
Cebiche de lubina, aguacate y huevas de trucha. Muy bueno pero el cebiche necesita la presencia picante del chile o del ají. En nuestra cocina moderna seguimos demasiado prudentes con estos sabores.
Sopa de pescado anisada (tipo bullabesa) con moluscos, cigala.
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Terrina de liebre con arándanos, nueces y un buen jugo de caza. Tal vez me sobraba la gelé de arándano.
Farcellet de col y perdiz con puré de garbanzos y llanegas. Toque ahumado de anguila, bastante inesperado en este plato de sabores tradicionales. Brutal.
Macarrones rellenos de pularda con trompetas. Más integración imposible. Jugo y bechamel. Muy goloso.
Lubina con cebolla rehogada, migas, cigala y piñones.
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Pichón con salsifis, nabo y acelgas. De lo mejor del menú. Cocción impecable.
Postres reflexivos, de filosofía y de estética “butroniana” del Pastelero Albert DAVÍ
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Yogur , sorbete de albaricoque, azafrán, pastel de avellana.
Bizcocho de almendras, cremoso de chocolate, sorbete de cereza, espuma de cerveza negra. Tal vez sería interesante emborrachar un poco el bizcocho para darle más melosidad, ya que se trata de una masa tipo tarta de Santiago, que tradicionalmente se empapa (o se acompaña) del vino “meus amores”.
Petits-fours. Macarrón de limón y romero.
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Vinos a la copa propuestos por Janina Rutia, la maitre-sommelier. Vinos tintos, uno fresco y ligero, de estricta temporada (“Le Beaujolais nouveau est arrivé!” se puede leer en las pizarras de todos los bistrós parisinos o de los “bouchons” lioneses) y un elegante borgoña. Ambos con poca graduación alcohólica, como me suelen gustar. Aun no entiendo por que los tintos gallegos (de mencía) no se suelen encontrar en los restaurantes de Cataluña…
(Cuenta “arreglada”. Hubiera costado normalmente unos 65 € por persona, con vino, agua y café)
COURE
Passatge Marimón nº 20
93 200 75 32
Cerrado domingo y lunes.
Vacaciones: día navidad y San Esteban
Philippe, tu extraordinaria exploración de la gastronomía catalana adolece, en mi modesta opinión, de un pequeño punto débil: tu poca consideración por los vinos del país. Aunque todavía abunde la sopa de roble, la melaza pesada en boca y el exceso de extracción, cada vez son más los vinos catalanes que buscan la finura, desde los trepats de la conca a las garnachas jóvenes de l’Empordà. Incluso en el Priorat, quién lo diría, se tiende cada vez más a la elegancia. Esto no lo digo yo, sino alguien tan poco sospechoso de favoritismo en este sentido como Víctor de la Serna. Realmente, en el mundo del vino catalán, aunque el grado de confusión siga siendo importante, las cosas están empezando a cambiar para bien. Espero que en tus próximas aventuras gastronómicas tengas la ocasión de comprobarlo. Saludos.
Hola Carles, Acepto todas las críticas en cuanto al vino. Yo mismo reconozco que me niego a hablar de un tema que no conozco.
Pero suelo insistir en lo que me gusta y lo que no me gusta. Desde hace bastante tiempo abogo por unos vinos (los tintos me gustan más) ligeros, con poca extracción y graduación que se ponen al servicio de la comida y no la anule.
Hace como un mes, publiqué este post donde aplaudo algunos vinos del territorio (sin tener que referirme a Francia o a Galicia) que me convencieron.
http://observaciongastronomica2.wordpress.com/2012/11/01/foc-ca-la-nuri-barcelona/
Gracias por tu comentario!
Suscribo todo lo leído.A Coure no le hacen falta estrellas michelín y dudo que el bueno de Albert las persiga.Es un gustazo ir a la barra y comer allí.
El farcellet de col es para repetirlo hasta que te digan quie no hay más.
Abogo por la reinstauración de el mejor postre que me he comido en Coure,la pera escalivada con toque de trufa.
Saludos.
O el de menta , coco y pasión.
Hola Philippe. He estado buscando, aunque de momento no he encontrado nada, y quería preguntarte si conoces algún buen restaurante en la zona que comprendería el sur de Nápoles y costa amalfitana. Un saludo y buen final de semana
He estado más al sur pero no han sido experiencias inolvidable. Lo mejor La Torre del Saracino De Genaro Esposito. Pero también valen la pena Don Alfonso y La Taberna del Capitano.
Hola, acabo de ver los post de Italia y he visto los de Nápoles. Imagino que más al sur no has estado. Un saludo
El unico restaurante donde podrias ir a comer o a cenar 250 veces al año . No se puede vivir sin el Coure. Asi de simple.
Esto es el mejor de los halagos!