Por no querer hablar siempre de un mismo tipo de restaurantes y para demostrar que a veces me arriesgo a explorar otros territorios, acepté la invitación del departamento FIRE , el nuevo restaurante de brasas de la planta baja del Hotel Vela (Hotel W), donde Carles Abellán ocupa la primera planta con La Barra.
Aquí el proyecto es diferente y depende directamente del hotel. Lo asesora una cocinera italiana, Carlota Delicatto, ganadora en Italia de Hell’s Kitchen 2016. Imagino que esto servirá de referencia para algún tipo de clientela. Pero, por lo que me han dicho, no está presente en todos los servicios, lo que es habitual en este tipo de consulting y lo lleva, en el día a día, otro chef italiano. Carlota apuesta por la tendencia RealFood, es decir cocina directa y sana, con pocos procesos, y nutricionalmente reconfortante. También se pueden ver algunos productos ecológicos en la carta, Y la brasa como herramienta culinaria principal.
Justo antes de la pandemia, ya habíamos degustado unos platos de la carta mientras aun estaba todo en obras. Recuerdos unos platos a base de vegetales a la brasa bastante ricos. Pero esta vez seguí las instrucciones y recomendaciones del camarero, eligiendo platos que no suelo pedir habitualmente (sobre todo el segundo).
Hay que reconocer que la terraza al lado de la piscina tiene mucho encanto para esa clientela que busca un ambiente veraniego con música (demasiado alta)y rodeada con plantas bien iluminadas. Lo del nivel de los decibelios no es algo baladí, ya que obliga al servicio de sala a acercarse exageradamente al comensal que, por razones obvias, suele estar sin mascarilla. En estos momentos tan delicados que vivimos, todos estos detalles tienen su importancia. La situación nos obliga a repensar protocoles de sala y prácticas colaterales del servicio. El servicio de sala debería, como norma general, acercarse 10 segundos al comensal para dejar (y luego recoger sin hablar) el plato en la mesa. Y todas las explicaciones y conversaciones entre camarero y comensal deberían estar a, al menos, 1m50 de distancia.
Evidentemente este tipo de lugares no suele ser mi “hábitat gastronómico» usual, pero este decorado turístico-tropical puede complacer hasta los gustos de un publico lugareño. Gracias a la (casi) ausencia de turismo, se respiraba cierta tranquilidad con las cuatro o cinco mesas ocupadas y convenientemente espaciadas. A pesar, lo repito, de esa música de fiesta playera, adaptada a otros tiempos de bullicio turístico pero que no se corresponde ahora con la nueva realidad.
En cuanto a la comida, hubo algún altibajo sobre todo en la cocción del calamar.
Calamar parrilla
(18€). Demasiado terso y las patas fritas con un rebozado demasiado grueso. También el allioli hubiera podido ser más denso y de sabor más marcado. Pero no estábamos en una taberna catalana, y el sitio invita a este tipo salsa livianas…
Chuleta de carne de Girona
39€
Guarnición y salsa a parte a elegir (7€) .
Elegí una de pimienta verde. Una salsa que no había comido desde hace varios años (una espectacular que acompañaba una panceta, en el Capritx de Terrassa).
Carne de buena calidad. Patatas fritas crujientes y salsa (oportunamente colada) correcta.
De postre:
Cheese-cake con galleta y albaricoque
Textura algo densa y presencia testimonial de la fruta.9€
Para beber a la copa, el camarero me recomendó un pinot noir. Recomendación que aplaudí enseguida, pero luego resultó ser una garnacha tinta del Montsant de 14º, “muy parecida”, según mi simpático camarero.
Petit-fours:
cóctel de mora, macarrones
Muy ricos.
Uno de caramelo salado, si recuerdo bien.
Calculé que me habría costado unos 73€ , sin la bebida.
Estoy convencido de que los platos más vegetales de la carta o el plato de linguini con salsa de tomate a la brasa y ricota ahumada casera, pueden ser mucho más interesante que mi previsible elección carnívora.
FIRE
revisada la carta de vinos en la web, es desproporcionado los precios que le cargan en estos hoteles.
a esos precios que lugareño se atreve a ir???
Hay turistas pobres y lugareños ricos 🙂
Hay turistas «pobres» y lugareños ricos 🙂