Fabio Gambirasi detrás de todo. Siempre discreto.
FABIO GAMBIRASI sigue en su camino hacia una cocina italiana que sale de los tópicos, totalmente reinterpretada y libre , de una delicadeza admirable y sobre todo de una suculencia que conmueve. Hace unos años, le hice una visita cuando su restaurante aun se llamaba «Mala Hierba», pero su evolución ha sido de lo más acertada. Trabajó en Italia con Andrea Berton , en Trussardi alla Scala (restaurante de fine dinning que visité un vez en un cuatro manos), y es ahora, en Barcelona cuando ha encontrado realmente su propia vía.
Me encanta ese nuevo nombre del restaurante. Conecta con este emplazamiento cerca del parque de la Verge del Coll, casi en el límite del Parque Natural de Collserola. Con este nombre, también se insinua un poco la filosofía slow food del cocinero, fiel a los ideales muy propios de gran parte de la gastronomía italiana.
Su último menú está practicamente perfecto desde los primeros aperitivos hasta su sorbete de menta con crumble de almendras y crema de regaliz. Una cocina llena de territorio, a caballo entre el de su memoria y el de la tierra de acogida, pero también abierta a un producto excelso como el cerdo ibérico extremeño, también a toques franceses (bearnesas). Una vía de cocina abierta y personal que no busca en ningún momento sorprender por sorprender, sino complacer al comensal, con platos de una lectura fácil y amable, pero que dejan huella. «Finezza e forza» en el plato. Una dificil cuadratura del círculo que Fabio consigue plasmar en sus platos.
Sus cocochas con guisantes lágrimas y su fina «sábana» de pasta nos remite a un mítico «raviolo aperto» de Gualtiero Marchesi , el padre de la cocina italiana moderna , mientras su mar y montaña de colmenillas a la crema, rellenas de butifarra de perol de Cal Rovira , con gambas, habitas y finos tallarines rebosan de sabores de nuestro propio territorio.
Magnífica la col asada con demiglace y un delicioso embutido italiano, y preciosa idea la de tratar la presa ibérica de bellota como una milanesa , con la aportación siempre golosa de una sutil bearnesa.
Excelente y profesional el servicio de sala, (son casi todos políglotas), capitaneado por una Roser siempre afable y sonriente.
Subir a Agreste es una auténtica y agradable excursión dentro de la misma Barcelona , totalmente fuera de los circuitos gastronómicos habituales, aunque el día de mi visita, había al menos un par de mesas de extranjeros. Una clientela que consigue, más frecuentemente de lo que se podría pensar, llegar hasta allí, como me lo confirma uno de los camareros.
Visita obligada. Espero que Michelin al menos lo recomiende en su próxima edición y le haga un seguimiento. El ambiente es un poco de taberna ( piensan reformar lo de la acústica de la sala príncipal), pero la cocina es claramente de ⭐️, ya que merece, de sobra, la excursión. O al menos es mi humilde opinión…
El Menú (90€)
El pan de Galette et Pastim tiene una acidez de levadura madre excepcional y textura perfecta. De los mejores panes que he comido últimamente (como mínimo del nivel de los panes de Triticum, Forn de Sant Josep, La Fabrique o Pa de Kilo…). Mantequilla ahumada. Empezar así es ya una buena señal.
Gilda
Panizza, limón salado, romero y papada
Una masa de Liguria, como una textura de financier, pero en salado y con harina de garbanzos.
Focaccia di Recco con queso stracchino y espárragos verdes
Masa como de coca crujiente.
Espárragos con holandesa, perrechicos, apio y «caixetes»
Tal vez quedaría mejor con algún molusco menos gomoso que las caixetes, molusco que se encuentra en el sud de Cataluña y Valencia. Berberechos, mejillones de roca…
Lasaña abierta, cocochas de merluza, guisantes lágrima
Los guisantes comparten aquí protagonismo con la pasta, la cocacha y la salsa untuosa.
Col con zanahorias, jugo de carne, hojas de alcaparra encurtida y ciauscolo
Otro grandísmo plato que invita a mojar la miga de pan.
Taglarini artesanos al huevo,colmenillas rellenas de butifarra de perol, gambas y habitas
De tanto sabor, casi sobraban las gambas, pero pedimos más pasta. Suculencia por todas parte, con las habitas crocantes, evidentemente sin repelar, que aportan ese ligero matiz de amargor equilibrador.
Raviolis de pasta fresca artesana, parmesano y salvia
Cuarto plato sobresaliente, esta vez desde la sencillez. Un plato digno de Nadia Santini de Dal Pescatore…La perfección. Y la prueba de que «pasta al dente» no quiere decir «pasta cruda».
Presa ibérica Arturo Sánchez a la milanesa, bearnesa y kalete
Aun mejor que la versión de la milanesa que degusté el verano pasado en el restaurante del Hotel Bulgari de Paris (que asesora Niko Romito).(Ver post) Magnífico final salado.
Cremoso de regaliz, granizado de menta y crumble de almendras
Me gustan estos postres que no sobreactuan pero que dejan su huella en la memoria.
Brioche alsaciano de pastelería Morreig , Grand Marnier, confitura de naranja amarga, Chantilly
Un postre muy goloso, tal vez con menos confitura se apreciaría mejor ese «borracho» realmente delicioso.
AGRESTE
Parece interesante. Me gustaría probarlo, y más fuera de los circuitos habituales.
Por favor puedes aclarar por cuánto sale la experiencia?
Hablas de un menú de 90€, aparece un tiquet de 80 y detrás otro de 68,5€.
Entiendo que los amigos tienen un precio “especial”, y que haces estas revisiones “amateur”, pero las cosas están como están y la economía es la que hay, puedo asumir que el precio “para mi” con un vino digamos “standard” para dos no bajará de unos 110€ por persona?
Gracias
Han querido hacerme un descuento,pero dejé propina y pagué 80.El menú vale 90.Con una copa, no bajaría de 100.Tienes la solución de la carta.Pero no sé si sale a cuenta.
Para mi uno de las mejores experiencias de este año.
Platos de altura muy bien ejecutados; servicio amable y cercano y buena selección de vinos naturales.
Volveré pronto.