Siempre es un placer visitar FREIXA Tradició. Ver a Josep María Freixa y a Dorita Riera (“Dori”) al pie del cañón con esta energía después de tantos años de oficio (¡Josep María cincuenta en cocina!) merece nuestros pequeños homenajes , al menos en formas de regulares visitas. Un sábado a la tarde, después de una pequeña sobremesa, Josep María se levanta para volver a su cocina. La faena le espera para el servicio de la noche. Encomiable.
En medio de tanto bullicio gastronómico barcelonés: nuevas aperturas constantes, cambios en los equipos de cocina y de sala, cierre de negocios (de los cuales hablamos poco), es tranquilizador saber que “Can Freixa” sigue en su puesto.
Tengo muchos recuerdos de esta casa del final de los años 80, cuando no era tan fácil como ahora comer bien en Barcelona. Un día recuerdo que le comenté a Josep María que le faltaba menta a la salsa de su cordero a la menta. Le gustó la crítica. Para él fue un signo, dijo ese día, de que yo tenía paladar (tampoco era para tanto…). Y a mí me demostró que él sabía escuchar al cliente.
A esta casa no se va a consumir novedad, se va, para recordar y para comprobar que todo está en su sitio, como lo acabo de mencionar hace un rato.
No debería ni comentar los platos, pero sé que lo que diga nunca será recibido como una falta de respeto. Creo que al contario.
Para empezar, hay que recordar que Josep María se encarga, entre otras cosas , y esto desde hace muchos años, de elaborar todos los panes de la casa. Son de varios tipos y es imposible probarlos todos.
Y , por si fuera poco, produce para el dos estrellas madrileño de su hijo Ramón en Madrid…
Dori acepta hacernos algunas medias raciones .
Se empieza siempre con un pan con tomate “comme il faut” (o mejor dicho “com cal…”) y una buena “secallona” artesana.
La terrina de foie-gras, tipo mi-cuit con su gelatina de Sauternes y su guarnición tal vez excesivamente “frutal” (ciruelas pasas pochadas). Momento vintage.
Pedimos la bisque (pronunciar “bisc”) de marisco (15,50€ la ración entera) . Me gustan estos platos eternos. Sobre todo cuando están bien ejecutados. Pues ¡ “visca” la bisque de Freixa! Muy sabrosa y untuosa.
Desde la cocina clásica de la sopa pasamos pasamos a la más casera con los macarrones “a la barcelonina” (13,55€ la ración entera). Pasados de cocción, como debe ser en una pasta hecha como en casa de la madre o de la abuela. Pero muchas madres y abuelas de hoy quieren tener actividades más divertidas que cocinar para sus hijos o nietos. Justamente está Freixa, Gaig o Jordi Vilà en su Vivanda (entre otros, claro) para cocinárnoslos.
Muy sabroso el guiso de las albóndigas con langostinos. Gran momento para mojar pan. (22,80€ la ración entera).
Civet de liebre (fuera de carta). Un poco seca y tiesa la espaldita. Creo que estaría mejor servir la liebre más troceada (o desmenuzada) en una cazuelita con su propia salsa, que aquí se sirvió a parte y que era realmente potente y deliciosa. Muy bien con los boletus de guarnición pero me sobraron los acompañamientos dulces (orejones, ciruelas pasas, confitura que me pareció de calabaza). Nos conviene abordar el momento de los postres sin tanto azúcar en el paladar…
Y qué mejor que un buen flan. Otra vez ese momento del flan “como en casa” , pero aquí sin los agujeros habituales de este postre cuando es “casero”.
Sé que estoy predicando en el desierto, pero sigo manteniendo que el exceso de presencia dulce en la cocina salada es una lacra que entorpece el real disfrute de la comida y que impide apreciar como debiera su auténtico momento dulce que son los postres.
Y esto , dicho solo desde un punto de vista estrictamente gastronómico, y sin tener en cuenta , a pesar de su enorme importancia, las consecuencias nutricionales y saludables del asunto.
Petits-fours
FREIXA Tradició
c/ Sant Elíes nº22
Cierra domingo noche y lunes
Ver en la WEB los menús para Navidad.
93 209 75 59
No soy de hacer listas ni similares, pero creo que FT se acerca bastante a lo que sería un restaurante favorito. Lo tiene todo. ¡Y jamás comí por debajo del notable!
Frederic.
Durante muchos años fue uno de mis restaurantes favoritos, en su faceta creativa con Ramon y después con Josep María. Un lugar en el que pasar horas y disfrutar de grandes platos, del calor de un restaurante en el que te sientes como en la mejor de las casas, en la que sirven unos platos de los que nunca te cansarías. Eso sí, mis dos últimas cenas fueron sonoros fracasos (un pescado impropio, una carne seca) y desde entonces no he regresado. Estoy seguro que el nivel sigue altísimo y que aquello fueron dos malos días. Les deseo muchos éxitos y muchos más años de tradición. Entre tanto humo y ruido, que los clientes sabios le conserven la salud al Freixa Tradició.
Hay efectivamente pequeños problemas con algunos platos. Lo señalo en el post.