8 comentarios el “POLÉMICA EN ITALIA

  1. Aunque es la primera vez que entro en tu blog y por supuesto que comento, estoy muy de acuerdo con casi todo lo que dices en este post. Lo único que no entiendo es porqué ha de tener una connotación despectiva el calificativo «molecular» aplicado a la cocina. Yo soy Bióloga Molecular y la gente de la calle cuando lo oye siempre le parece fascinante (aunque no tengan idea de lo que se habla realmente)…porque no iba a parecer fascinante aplicado a la cocina?? A mi me parece increible esta fusión entre cocinas y laboratorios, esa experimentación y búsqueda a través de instrumentos que son tan ajenos a un cocinero y que nos resultan tan familiares a los científicos. Hay que tener muchas ganas de innovar para meterse en esos terrenos desconocidos y presuntamente difíciles. Y por eso los cocineros de vanguardia son diferentes, porque solo unos pocos se atreven a hacerlo. En cuanto al debate de si es o no es peligrosa esa cocina…yo personalmente pienso que no hay un riesgo intrínseco en poner agar-agar en lo que te comes, ya que es una sustancia extraida de un alga. Y aunque fuera artificial,los colorantes y conservantes que contiene una coca-cola son artificiales y nadie duda en tomarse una para alcanzar la felicidad. Que nada estropee esta iniciativa innovadora aplicada a un campo en el que creíamos que ya estaba todo inventado.
    Enhorabuena por tu blog! ya lo he incorporado a mis favoritos.
    Ana

  2. Como dices, Italia es el pais, si es que hay alguno, capaz de ensamblar esas dos ideas aparentemente contrapuestas sin fricciones.

    Por otro lado, el Striccia es una especie de Caiga Quien Caiga pero más amarillista, así que no creo que deba dársele más importancia.

  3. Gracias por tus comentarios.
    Es cierto que este etiquetaje no convence mucho. Una cosa es aceptar la colaboración de la ciencia en el campo de la cocina, como ha existido siempre(al menos desde hace un par de siglos) y otra cosa es calificarla de «molecular». Todo es molecular hasta un simple asado. Y calificarlo de «tecnoemocional», peor aun ya que cualquier tipo de cocina requieres recursos técnicos para su elaboración. En cuanto a la » emoción» no puede ser el privelegio de sólo un tipo de cocina. Solo el hecho de sentarse en una mesa mobiliza en nosotros expectativas «emocionales». Ver en este mismo blog el post «Genoma y tecnoemoción».

  4. Hola a todos,

    como italiana y como joven gastronoma, tengo que explicaros mi opinion. Claramente se trata de un periodismo superficial y grosero que no tiene la intencion de informar sino la de «divertir» y obedir al la ley de panem et circenses -el gran exito de Berlusconi para emborrachar los ciudadanos. En mi Pais el problema no son tanto las palabras en si mismas, sino el echo que la gente ya no se informa y no tenemos una informacion ni un periodismo de calidad. Es un problema social y politico, que claramente tiene implicaciones en todos los sectores, desde el arte hasta los derechos humanos. Dado que todas las polemicas que han nacido como conseguencias, tanto en los blogs, como en la tele, no han llevado hacia nada contructivo, yo he hostado en mi blog el intervento de Bob Noto (http://www.apicius.es/elblogde.php?id=10&mes=04), que me ha parecido la forma mas inteligente para responder a todo esto, dado que solo quien quiere entender, entiende.

  5. Para los que somos de ciencias y manejamos algo de bioquímica y biología molecular no puede menos que parecernos apasionante la aplicación de conceptos científicos a la gastronomía y el uso de cacharros de nuestros laboratorios en la cocina. Pero la gente de la calle, ajena y no familiarizada con estos conceptos tiende a rechazar las «moléculas». Así que amiga Ana (¿no serás la bióloga Ana Obregón?), no te extrañe que lo que a nosotros nos resulta tan interesante a muchos le suene a no menos que brujería.
    La quimifobia siempre ha atacado al sector alimetario, a veces con razón. No sé porqué no hay tanta sensibilidad por ejemplo con el mundo de la cosmética y el maquillaje. ¿Sabe alguien de que están hechos los perfumes, el rimel o las barras labiales? Pero igual la gente se los echa al cuerpo.
    Lo lamentable es que esta quimifobia oscurantista sea arma usada por amarillistas para orientar a las masas en contra de las nuevas tendencias, masas que por otra parte probablemente nunca pisen los locales de Bottura, Cracco o Adriá.
    Y mal rayo le parta el esfínter al Zipprick con sus reportajes manipulados. A éste le ponía yo una cámara oculta para ver su menú semanal, su lista de la compra y lo que guarda en su despensa.

  6. Es cierto que hay un interés desmedido en hacer «prensa amarilla» con esta estéril disputa, aquel que viese los documentales de las 2 sobre el mundo bulli hay poco de aditivos en toda repito TODA la historia de Adrià, el libro del alemán es un autentico panfleto que mas allá de revelar algún detalle interesante peca de circense. Por otro lado tengo que decir que es triste corroborar la falta de interés de muchos cocineros por entender la ciencia y los procesos que ocurren en su cocina y estar únicamente apegados al último fuego artificial para salir en los papeles y ganar un poco mas.

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