Observación Gastronómica 2

Bar Torpedo

«by Rafa Peña» (esto lo dirían los modernos…)

 

La alta cocina está en crisis? La salvación está en la hamburguesa?

Solamente recordaré que en el 92 en París nació el concepto de “bistronomía” : unos cocineros que venían de los Palaces, como Yves Camdeborde, abrían restaurantes como La Régalade para agasajar con platos de alta cocina a gourmets ligeramente empobrecidos por la crisis del Golfo y sobre todo hartos de pagar cuentas estratosféricas. En 2004 Sébastien Démorand le pondría el nombre a este concepto (casi sin querer la cosa) y la formula se extendió , al menos por parte de Europa. Es decir que esta “revolución” gastronómica de la socialización de la alta cocina , lleva existiendo desde hace 25 años. Y no precisamente a base de hamburguesas ni de carnes a la brasa. Sino de cocina y de la buena.

Y en Barcelona conocemos bien este fenómeno ya que Rafa Peña, aunque fuera un poco a su pesar, ha sido un representante ilustre de este movimiento. Su Gresca, abierto hace 12 años, se daba (y se da) como ejemplo de alta cocina en un marco informal. Pero como si la “socialización” de la excelencia no hubiera llegado lo suficiente lejos, este cocinero abrió hace un poco más de un años su Gresca Bar. Más sencillo aun, más gamberro, más bistró. Sin alejarse de la excelencia.

Y faltaba un último peldaño hacia lo humilde : un bar de bocatas. Humildad hasta en el nombre : Bar TORPEDO.

Rafa Peña, a quien Michelin niega el reconocimiento estelar, se resigna a crecer hacia la franja de la «baja cocina». Un bar de copas (y no de cócteles ya que tiene como vecinos al ínclito Dry Martini y a la coctelería Solange), y bocatas guays. O bien bocatas “de lujo” con copas. Copas de vinos naturales (su pasión), de cervezas o de combinados.

La cuestión es que la fiesta empiece a las 7 de la tarde y termine a las 3 de la madrugada! Después de la calidad del producto, de la originalidad de estos bocatas (hasta de albóndigas y queso!), el gran interés es que los barceloneses puedan meterse un par de bocatas entre pecho y espalda después del cine o de un concierto.

Poca luz, posters de los años 80 (aun no han llegado), banquetas de piel (ese toque bistró que le gusta a Rafa) y barrullo (tal vez demasiada reverberación acústica).

Probamos media carta para contároslo. Primer puntazo: Panes del Forn Sant Josep y Triticum .

Croquetas de “rustit” y de gambas

Buenas.

Las bravas

Correctas.

Sandwich de ensaladilla

Kentucky Fried “Guatlles”

( excelentes codornices rebozadas jugosísimas)

Bocata de soft crab

Se mantiene el crujiente y buen picantito que se puede subir aun más sin miedo.

El bocata de albóndigas

como un millenial, al volver de marcha , se lo haría en su casa con las sobras de la nevera. En mucho mejor, claro!

Super “burger”

que salva de los pecados del mundo! Que nos redime por haber creído demasiado tiempo en la malvada y elitista alta cocina.

Último puntazo: el único postre de este bar Torpedo (casi lo mejor de todo) es ese chute de azúcar goloso a no poder del

Crack Pie

que Rafa confiesa sin pudor haber robado a Momofuku : una especie de brisa de mantequilla salada con fudge y miso. El dulce también mola, pero en el momento justo … #AsíSí

Pronto mesas en la terraza…

Me ha gustado la etiqueta más que el brebaje…

Cuenta para dos.

Nada más y nada menos. Es lo que os quería contar y no cabía en un tuit…

BAR TORPEDO
c/Aribau nº 143