Caballa Canalla lleva un par de meses abierto. Este restaurante de tapas (uno más) de la Barceloneta ocupa el emplazamiento del antiguo Lluçanés ( ¿ os acordáis de aquel restaurante con estrella michelín cuyo cocinero era Ángel Pascual? Creo que se ha marchado al extranjero…)
Se encuentra dentro del mercado de la Barceloneta, dando a la plaza con una agradable terraza. A 20 metros del famoso Forn del Baluard y a 50 metros de la icónica Cova Fumada donde se come la mejor bomba de Barcelona.
Este importante espacio agradablemente reformado y acondicionado con cálidas mesas de madera, ofrece la típica carta de cocina “informal” de ensaladilla, croquetas, buñuelos de bacalao, bombas etc, con algunas ideas originales como una simpática papillote de mejillones.
Me gusta mucho sentarme en los restaurantes nuevos, sin invitación de la agencia de comunicación, sin oír explicaciones sobre quién está detrás del negocio, sin las atenciones de los propietarios y del servicio de sala. Algunos diréis que sólo de esta manera se consigue llegar a conocer la realidad. Digamos que es otra manera de aproximarse a un restaurante.
Basta de circunloquios. Diré que mi experiencia de este jueves pasado no ha sido de las mejores, por culpa de la cocina pero también en gran parte por el servicio muy poco atento y despistado. Sólo algunos ejemplos: después de esperar interminablemente el último plato, unas albóndigas con sepia, se nos dice que ya no quedaban. En tema postres lo mismo: se toma nota de la crema catalana de mango (muy poco catalana…) y del cheese cake. Pero sólo llega la crema. El otro postre se había terminado. Compruebo de casualidad, desgraciadamente ya en mi casa, que este postre NO se sirvió, pero SÍ se cobró.
Cuchara sucia para el postre. Reclamo que se me la cambie, pero aun estoy esperando la mínima petición de disculpa.
Ni se nos preguntó si queríamos cafés.
Creo que son muchos despistes ya . Un día en el que había poca gente. Qué será cuando se llena…
En cuanto a la cocina:
buñuelos de bacalao blandengues y aceitosos con un alioli de membrillo insoportablemente dulce. Croquetas de jamón correctas pero también aceitosas. Pinchos de mini langostinos muy pasados de cocción y sosos, tanto como el romesco que los acompañaba.
Correctos, aunque demasiado pequeñas, las bombas. Pero después de probar las de la vecina Cova Fumada…
Muy rica la guarnición aromática de los mejillones (romero, tomillo, cebolla, tomate frito) pero también pasados de cocción. Lo mejor el caldo resultante de la sobre cocción : para tomarlo a cucharada. Pero es lo que se suele quedar en el fondo del plato.
Tuvimos que sustituir precipitadamente, como conté más arriba, las albóndigas. Se nos recomendó un cochifrito con un puré cremoso de patata . Resultó ser lo mejor de toda la comida. Realmente excelente. Un oasis gastronómico en medio del resto de los platos. Ahí el camarero estuvo acertado en su insistente recomendación.
Crema catalana de mango: una pena, como (casi) siempre esta capa (muy) gruesa de azúcar quemado…que anulaba totalmente la crema.
Habría que volver y dar una segunda oportunidad, pero a veces una primera mala impresión es difícil de superar…
CABALLA CANALLA
Bienvnido al mundo real… 🙂
Tiene sus ventajas ,,, Por ejemplo «no tener que escuchar el rollo de quién está detrás del negocio»… però también tiene sus inconvenientes. Yo los sufrí en Carmelitas, por citar un ejemplo reciente i tu bién que los comentes en este post.
Pero puestos a elegir, me quedo con las ventajas… 🙂
Saludos!
Sabía que mi comentario te gustaría je je.
Mis visitas siguientes al Carmelitas no fueron tan buenas como las primeras. No se trataba de hacer un segundo post, pero…
Tu sabes que te valoro y respeto…. 🙂
I és lógico que pensaras que tu comentario me gustaria…. Mi lógica matemática és simple y no es dificil de adivinar.
Saludos!
Respeto mutuo. Saludos!
http://www.timeout.es/barcelona/es/comer-y-beber/quim-de-la-boqueria-boqueria-hong-kong
Me gusta mucho sentarme en los restaurantes nuevos, sin invitación de la agencia de comunicación, sin oír explicaciones sobre quién está detrás del negocio, sin las atenciones de los propietarios y del servicio de sala. Algunos diréis que sólo de esta manera se consigue llegar a conocer la realidad. Digamos que es otra manera de aproximarse a un restaurante.
Digamos que es la única donde la experiencia es honesta.
Digamos que se debe pagar la cuenta.
Por cierto las albondigas también te las cobraron ;((
Los lectores saben que pagar o no pagar no es un problema para mi. Y no hago ninguna diferencia. Ya he hablado de esto en varios momentos. Me he gastado sólo en restaurantes viajes gastronómicos y eventos más que la mitad de los blogueros de Barcelona juntos…
Las albóndigas se han cobrado en lugar del cochinillo.
No dudo de su capacidad financiera… Era por que por norma, cuando uno encima paga por comer mal la percepción es mas intensa.
Comer mal me entristece, pagando o sin pagar.
Philippe el nivel gastronómico de la Barceloneta y el Born baja a la misma velocidad a la que aumentan los visitantes. Vivo en el barrio y aún no he descubierto un restaurante digno (lejos queda la excelencia) para cena sin pretensiones o uno excelente para la cena excepcional. Un drama.
La Mar Salada se salva, no?
Sagás para un bocata digno.
La Mar Salada aprueba aunque el último arroz que comí allí estaba pasado punto y medio. Sagás tiene algunos bocatas dignos (y caros) pero las novedades de su carta son, casi todas, puro despropósito (en especial su bocadillo de calamares).
Los arroces no son los mejores de la Mar Salada. Me queda por probar el del Sheriff.