Segundo paseo por Tast a la Rambla, pero no está vez desde la terraza “Vip” del Centro de Artes Santa Mónica , sino a pie de calle, comprando mis tickets (4,5 € la tapa) y eligiendo las tapas que más me apetecía probar. Algunas de las de ayer dejaban mucho que desear…
Lo insinué en mi pequeña crónica de ayer. En este tipo de ferias gastronómicas, es fundamental saber escoger las propuestas. Codeándose con la excelencia, existe también mucho intrusismo de la mediocridad. Restaurantes que se van colando y que pueden distorsionar la buena imagen de este tipo de escaparate. No diré nombres pero sólo había que ver ciertos casetas vacías de público y otras más animadas como para entender que el boca a oído funciona.
Éste ha sido el menú que me confeccioné, que disfruté y que me costó unos 30 €.
Macarrones rellenos de pato con puré y juliana de manzana. Rico pero excesivamente dulzón. A ver si planteamos ya de una vez los platos de pato con otros acompañamientos y aliños que los que pertenecen al mundo dulce.
El brioche (pan abriochado) de panceta de Tickets (Albert Adrià/ Fran Agudo). Una tapa generosa y rica, con su punto de picante.
Los calamares con patatas de Freixa Tradición. Me gustan también estos platos de la cocina popular en el que el producto se sacrifica para regalar su sustancia sápida al conjunto. Aquí el calamar y la patata son meras texturas que soportan esta salsa suculenta y potente, la auténtica protagonista del plato.
Buen detalle, este guiso de mojar pan estaba acompañado por unas lascas del excelente pan que elabora el mismo Josep María Freixa, un veterano de la cocina popular catalana, activo como nunca.
Me encantó saludar a Dorita Freixa.
Lo reconozco, me apetecían guisos tradicionales. La parte tradicional estaba separada del resto de los restaurantes, aunque esta división no deja de ser algo artificial en ciertos casos. ¿“Moderno” el bocadillo de panceta y “tradicional” el goloso Mc Foie Burguer de Tapas 24 ?
Este último, realmente rico con su pan bien crujiente que encerraba una hamburguesa de vaca y foie.
De postre, después de tanta contundencia apetecía una primera degustación a la altura. Es decir apetecible en su función refrescante pero desde la más grande y eficiente sencillez: la piña con ralladura de lima y miel de caña de la Bodega 1900 . Muy buena elección por parte de la Bodega de Albert Adrià. Y otra vez, y no es baladí recalcarlo ya que el público de la calle lo sabe apreciar, una muy buena tajada.
Para culminar este pequeño ágape de comida callejero (perdón: de Street Food) , la “tarta” de Oriol Balaguer. Base de bizcocho de chocolate, bavarois cremoso de chocolate blanco y haba tonka, gelatina de albaricoque (oportuno toque ácido) y un poco de streusel con ligera pizca de sal. Perfecta. El chico que me la sirve , del CETT como todos los que están ayudando con entrega estos días en esta jornadas, me da todas las explicaciones pertinentes y me recalca la importante presencia de la acidez de la gelatina para el equilibrio del postre en su conjunto. Olé!
Tenéis hasta mañana para visitar este paseo gastronómico por la Rambla.
Seguimos en tuiter: @PhilippeRegol
¿Están la mayoría de cocineros dándose una vuelta por ahí?
Sería bueno ver algunas fotos más del ambiente, pues en estos casos, quizá más que el plato en sí (que ya conocemos de otras visitas tuyas a los restaurantes), lo que interesa es ver al personal que pulula por las casetas, cuáles se llenan y cuáles no, cómo se sirve a pie de calle…
No vi a muchos cocineros por las casetas. En muchos sitios eran gente de sus equipos y estudiantes del CETT.